miércoles, 3 de octubre de 2012

Traslado de custodia


De: Mario Pachajoa Burbano
Amigos:

Gustavo Arboleda (1881-1938), en "Historia contemporánea de Colombia" relata las dificultades que tuvo el traslado de la custodia confiscada a los jesuitas al tiempo de su expulsión, a mediados del siglo XVII, de la iglesia de La Enseñanza de Bogotá a la Tesorería de la Provincia, en la cual intervinieron:

Pedro Alcántara Herrán Martínez de Zaldúa, Presidente de Nueva Granada de 1841 a 1855 y casado con Amelia Mosquera Arboleda hija del Gran General Tomás Cipriano de Mosquera, su hermano Monseñor Antonio Herrán Zaldúa, el Arzobispo de Bogotá Monseñor Manuel José Mosquera, hermano del Gran General Tomás Cipriano de Mosquera y por supuesto el Presidente de la Nueva Granada, en la fecha de los sucesos, el General Francisco de Paula Santander.

El historiador payanés José María Cordovez Moure (1836-1918), en su obra "Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá" citando varios colegas, describe al célebre doctor Juan Francisco Arganil, que se encontraba en Bogotá en los tiempos de esta historia, como una persona cuya procedencia fue un misterio, que era un fraile portugués apóstata; otro lo describe como un revolucionario francés ubicado en Marsella; un vejete pequeño, cabellos blondos, cutis sonrosado, ojos azules vivísimos, de andar reposado y el historiador Joaquín Posada Gutiérrez en sus "Memorias" insinúa la idea de que Arganil fue quien condujo, clavada en una pica la cabeza de la princesa de Lamballe. Juan Francisco pertenecía al selecto grupo de la primera mujer escritora de la época Republicana, Josefa Acevedo de Gómez.

Arboleda inicia su relato informando sobre una gran alarma de los bogotanos por el traslado de la custodia de la iglesia de La Enseñanza a la tesorería de hacienda debido a que el doctor Juan Francisco Arganil, mediante el pago de cierta suma de dinero en documentos de deuda consolidada, de acuerdo con un decreto del Libertador Simón Bolívar, pidió que se le adjudicase la valiosísima custodia que había pertenecido a los jesuitas y que Arganil alegaba corresponder al ramo de temporalidades.

La custodia estaba construida con más de mil quinientas piedras preciosas.

El gobierno dispuso que, mientras se determinaba la propiedad de la custodia, esta fuera depositada en la Tesorería.

El arzobispo Manuel José Mosquera dio la orden de que la custodia se entregase. Cuando el capellán de la Iglesia se dispuso a hacerlo, las mujeres presentes empezaron a agruparse y a gritar evitando que la custodia saliera del templo. En vista de que el tumulto crecía, el capellán y el tesorero se hicieron acompañar de monseñor Mosquera, pero sus llamados resultaron infructuosos y la custodia regresó a su lugar habitual.

El presidente General Santander recurrió entonces a sus amigos el general Herrán y al hermano de este, monseñor Herrán pero ellos, no pudieron calmar a los enojados presentes. A las siete de la noche el tumulto obstruía las calles vecinas y pronunciaban palabras destempladas.

El gobernador de la provincia, Florentino González, reunió en la plaza todas las tropas de la guarnición ordenando a los amotinados desocupar inmediatamente las zonas ocupadas. A las once de la noche todo estaba tranquilo.

El lunes la custodia se trasladó, sin oposición, a la tesorería y el cura de la catedral Domingo Antonio Riaño ocurrió al juez del asunto y el pleito fue fallado el 17 de mayo de 1839, perdiéndola Arganil, pues la custodia fue restituida al templo.

Cordialmente,

No hay comentarios:

Publicar un comentario