sábado, 6 de octubre de 2012

Cristian David Illo Perdomo: “El fútbol es la única religión que no tiene ateos, pero le falta patrocinio”.


Por: Luis Barrera
Editor Proclama del Cauca

El fútbol es un juego de once contra once y siempre gana no el mejor sino el que hace los goles. Cristian David Illo Perdomo, conocido popularmente como “Caloto” llegó procedente de la Ciudad Confederada hace 33 años, se casó con la docente Alicia Díaz Mezú en cuyo hogar crecieron 4 hijos.

Los talentos futboleros no crecen en los árboles ni los venden en las tiendas. Tienen que ser descubiertos y cultivados. Siempre debemos tener presente, afirma Illo Perdomo, que "no sucederá nada hasta que no corra la pelota".


“Caloto”, que también le jala al perifoneo móvil, especialmente para anuncios obituarios, para invitar a las exequias de un difunto, y en época electoral se le alborota la “godarria” y no deja de vitorear a su glorioso Partido Conservador. Siempre ha querido ser concejal de Puerto Tejada, para desde ese escenario democrático apoyar el deporte y buscar patrocinio para los distintos clubes y escuelas de futboleras.

Convencido de que “el fútbol es la única religión que no tiene ateos, pero le falta patrocinio” con su Escuela de fútbol “Futuros Campeones” ha venido organizando la infraestructura de un club con varias categorías infantiles desde teteros hasta gorriones, porque los cazatalentos como él siempre acuden a diferentes partidos para observar detalladamente la actuación del jugador en la mira.

Su ojo y olfato para rastrear los futuros buenos jugadores en las prácticas los observa en varias ocasiones más hasta cerciorarse de que sus actuaciones no fueron excepcionales sólo en un día. Para ello le toca compartir su sueldo de Indeportes como monitor de fútbol con sus tres ayudantes y preparadores físicos.


“Caloto” es de aquellos entrenadores de fútbol cuya su recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Quizá porque sabe que en esta disciplina deportiva el esfuerzo total es una victoria completa. Esto lo aprendió de Eduardo de Angulo, quien desde la Fundación Propal lo apoyó, a nombre del sector privado de la región, pero que ahora no cuenta por recortes presupuestales.

El profesor Illo Perdomo asegura que “el fútbol moderno exige que todos los jugadores dispongan de una amplia gama de técnicas. Los altos y fornidos defensores centrales estereotipados son reliquias de una era pasada. El futbolista moderno debe disponer de un alto nivel técnico y ser capaz de actuar con desenvoltura tanto en el ataque como en la defensa”.

“Caloto” ha sido toda su vida un educador de fútbol. Con su humildad y sencillez demuestra con su equipo de colaboradores la persona que conoce, que sabe... y como dicen el en el Puerto es un “sabedor”. Es cierto que no lo conoce todo, incluso dentro de su área deportiva, pero sabe perfectamente lo que quiere transmitir. Tal como lo viene demostrando en el campeonato de la liga del Valle en el cual participa gracias a los aportes del mecenas Hernando Ángel, quien siempre ha creído en su trabajo deportivo.


No en vano sostiene a PROCLAMA que “las victorias y las derrotas no significan nada comparadas con lo que el fútbol puede transmitir en cuanto a valores humanos y sociales, que ayudarán a la formación del futuro ciudadano, así como a su inserción en la sociedad. El fútbol puede ser una herramienta maravillosa para transmitir valores como el respeto, la solidaridad, la ayuda mutua, el compartir y la convivencia ciudadana”.

Este dichacharachero amante y formador del balompié aficionado, sabe como el que más, que con sacrificio puede ser que se logre poco, pero sin sacrificio es seguro que no se logre nada.

Las autoridades deportivas y las comunidad de Puerto Tejada, especialmente, le deben un gran homenaje de reconocimiento a “Caloto”, quien ha sido capaz de incursionar en el proceso de las escuelas deportivas, demostrando poseer una teoría pedagógica muy particular, a su estilo, que ha respaldado su quehacer y no se limita únicamente a la técnica y a la táctica deportiva: reglamentos, fundamentos, sistemas de juego y destrezas, tal como lo aprendió del diplomado en formación deportiva que cursó en la Universidad del Valle.

Por el contrario, siempre ha tenido la certeza que una necesidad apremiante es el componente formativo integral, hecho que implica en primera instancia definir una clara concepción de la educación, que permita consecuentemente con la misma, establecer, igualmente, una clara concepción de escuelas deportivas de fútbol y dentro de ésta, el papel que juega el deporte como estrategia de formación.


“Nuestra propuesta no se fundamenta en el concepto tecnicista de la práctica, si no que trasciende, permitiéndole al niño y al joven sentirse personas que actúan, piensan, reflexionan y construyen, donde el deporte no es el fin fundamental si no que se convierte en un medio eficaz para el logro de la formación como una persona que puede servirle a la sociedad con valores y principios” asegura el profesor Cristian David  Illo Perdomo tras, aducir que le gusta acoger, sin espíritu selectivo, a todos los jóvenes jugadores,  a partir de 6 años de edad, transmitirles desde la más temprana edad una educación deportiva sobre la base del respeto ,el juego limpio y desarrollar en ellos una mentalidad basada en el placer de jugar y la voluntad de progresar.

Es por ello quizá que a este formador deportivo del Cauca, dicha concepción le ha permitido comprender, explicar y orientar lo que ocurre en la práctica deportiva en relación con lo que pasa en el complejo entorno social portejadeño al que pertenece su inspirada práctica deportiva, labor que indudablemente requiere de un enfoque integral e interdisciplinario del fenómeno deportivo.


De otro lado, Illo Perdomo señaló que “la habilidad de pasar y controlar la pelota son los requisitos básicos de un buen jugador. Si un jugador no está en condición de pasar y recibir el balón con precisión, estará formando parte del juego, pero no estará participando efectivamente”.

Lo anterior, para destacar las condiciones excelsas de nuestros futbolistas nortecaucanos y cuya capacidad de correr es muy importante para un futbolista. La velocidad es frecuentemente inherente y los jugadores veloces han nacido con esa fibra talentosa casi innata como se admira en poblaciones como Padilla, Guachené, Puerto Tejada, Santander de Quilichao y Villarrica.

“La velocidad de pensamiento es asimismo importante y es el factor que hace la diferencia entre dos jugadores. El hecho de visualizar las situaciones del partido y reaccionar rápidamente ante las mismas constituye la diferencia”, sostiene el profesor Illo Perdomo.

“Caloto” se lamenta de que a veces el fútbol no sea ya un deporte, sino un espectáculo. Pero incluso si nos fijamos en lo que sí es deporte, en ese fútbol que practican miles de niños, jóvenes y no tan jóvenes, sin distingos de clases también existe una filosofía de la vida en la que “el que no hace los goles, los ve hacer”.

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