jueves, 6 de septiembre de 2012

‘Sangre Negra’, el bandolero que violó la mujer del Alcalde


Por: Luis Barrera
Editor Proclama del Cauca

En el Cairo, el municipio más godo del Valle, cuentan que un conocido abastecedor cuando estaba borracho le daba por ir con revólver en mano a desafiar la supuesta tumba de ‘Sangre Negra’, el más cruel de los bandoleros de la violencia colombiana y solía gritarle: ¡A ver Sangre-negra, si sos muy hombre y valiente salí, haber Sangre-negra, salí…!

Hasta que un día el sepulturero, aburrido con el borrachito desafiante, se escondió y detrás de la tumba le rastrilló un machete. El sorprendido borracho salió despavorido y al llegar corriendo a pocas cuadras a una cantina, le preguntaron. ¿Qué le pasó señor, quién lo viene persiguiendo, en qué le podemos  ayudar? El hombre bastante nervioso respondió: “Esa es mucha irresponsabilidad del Gobierno, enterrar vivo a un tipo tan peligroso como Sangre-negra, y todavía armado…”

Jacinto Cruz Usma fue un joven campesino tolimense que sufrió en carne propia la violencia política por la lucha fratricida entre los partidos Liberal y Conservador por allá entre 1948 y 1958 y entonces decidió cruzar el río para irse a la otra orilla, enrolarse en las guerrillas como bandolero y con el tiempo convertirse en el temible Sangre Negra que sembró de muerte y desolación vastas zonas de los departamento de Tolima, Caldas, Huila y Valle.

Pero no fue él solo, varios jóvenes de esa época tomaron las armas y crearon la guerrilla liberal para luchar contra los “Chulavitas” y “Pájaros”, como se hacían llamar o llamaban a sus adversarios conservadores. Hay que recordar también a “Dumar Aljure”, Guadalupe Salcedo, “Desquite” “El capitán Ceniza”, por mencionar algunos. El remoquete le caía como anillo al dedo a Jacinto Cruz Usma, eso de Sangre Negra no era exageración, la crueldad, la sed de muerte y de venganza contra la policía política y la guerrilla comunista lo llevaron a idearse una figura con sello propio que denominada “corte de franela”.

Las generaciones actuales desconocen esta historia y seguramente se preguntarán “¿eso con qué se come?” Pues bien, Colombia es un país rico en historias truculentas, sangrientas, de asesinatos masivos, de odios políticos, de personajes funestos y de épocas violentas.

El ‘corte franela’ era la perversa forma de “vengarse de los muertos” consistía en cortarle el cuello a la víctima y por la herida sacarle la lengua que quedaba expuesta y colgando imitando una pequeña corbata. Era tan real que cuando alguien encontraba un cadáver en estas condiciones lo primero que pensaba o decía era “por aquí paso Sangre-negra”. En ese tiempo los guerrilleros utilizaban fusiles, escopetas y afilados machetes para la lucha cuerpo a cuerpo dejando caminos y senderos saturados de muerte.

En el desaparecido Armero, del norte tolimense, se vivió con rigor esa violencia y sobre todo, la influencia criminal de Sangre-negra y Desquite, quienes no se querían mucho que digamos.

El párroco de esa población por allá en los años 58 - 60 era el padre Chucho Fernández, un sacerdote de armas tomar quien se propuso reconciliarlos y luego convencerlos de que se entregaran porque su lucha ya era infructuosa y no había motivos para continuar esa guerra fratricida.

El padre Fernández logró ese propósito, pero por razones del destino la entrega no se pudo realizar, porque en una emboscada y cuando Sangre-negra iba camino al sitio convenido, la Policía lo dio de baja en un fuerte combate ocurrido en zona rural del municipio vallecaucano de El Cairo.


Felipe Cruz Usma y su hermano Jacinto tenían las peores relaciones por la divergencia de criterios, de formas de formas de actuar, y Sangre-negra había jurado matarlo cuando regresara al pueblo. Puede decirse que eran enemigos y fue precisamente Felipe, haciendo el papel de Judas Iscariote, quien vendió a su hermano “por unas monedas”, algo así como 20 mil pesos de ese entonces, con lo que pagó una deuda en la Caja Agraria.

Se dice que prácticamente se lo entregó a la Policía porque el alcalde militar de la época de El Cairo, el sargento William Moreno Ramos con quien había convenido y planeado todo, quería cobrar venganza por haberle violado a su mujer.


De ascendencia conservadora, dio muerte al hijo de un conocido jefe conservador, por lo que tuvo que cambiar de partido, identificándose con muchos campesinos liberales, siendo reconocido como guerrillero. Sólo se le calificó de bandolero, cuando rechazó la entrega de armas en la primera amnistía ofrecida en 1953 por el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla no sin antes haber confesado que tenía un pacto con el diablo.

El cadáver del bandolero fue llevado a las instalaciones del Batallón Vencedores de Cartago y se dice que ya se encontraba en estado de descomposición. Sangre-negra murió el domingo 26 de agosto de 1964 en el Cerro Paraguas del municipio de El Cairo al norte del Valle.


Sangre-negra había nacido el 1 de julio de 1932 en Santa Isabel, Tolima, medía 1.75 mts. y tez blanca. Su cédula de ciudadanía le fue expedida el 21 de abril de 1956 cuando contaba con 24 años de edad.

En el 2007 en Piendamó, en momentos en que recibía dinero supuestamente de extorsiones fue capturado por el Ejército un guerrillero identificado como Bercelio Castro, alias "Águila Negra", jefe del frente 61 de las FARC, se le señala como el único hijo heredero del legendario y cruel Sangre-negra.

Según informes de las autoridades judiciales, el subversivo recluido en la penitenciaría San Isidro en Popayán por orden del secretariado siempre mantuvo un bajo perfil, para poder movilizarse sin problemas.

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