FABIO ARÉVALO ROSERO MD*
Políticos y gobernantes no demuestran apego especial por la
calidad y la excelencia, optan convivir con imperfección por facilismo y
populismo. Esa preocupación ronda alrededor de la organización de los Juegos
Deportivos Nacionales donde algunos, en medio de su incompetencia siguen
convencidos de una gestión gris, de bajo impacto en la comunidad. La obligación
natural en una nueva edición es ser superior a la anterior, que sea la mejor,
pero en esta oportunidad, estamos lejos de ello.
La falta de personas genuinas, comprometidas y expertos en el tema
afecta este certamen que no es cualquier cosa. No fue nada fácil conseguir esta
sede para la región. En el 2003 con el apoyo del Dr. Carlos Cruz presentamos la
propuesta al Presidente, quien en su momento mostró su compromiso con San
Andrés y nos ofreció la posibilidad para 2012. El 31 de marzo de 2008 volvimos
a presentar la postulación con todas las de la ley, cumpliéndose posteriormente
la directiva gubernamental de otorgar la sede a las regiones que nunca habían
hecho Juegos.
Cuando la sede es un hecho se cuelan oportunistas mediocres, que
hacen daño al proyecto. Llevamos cuatro años de tenerla y estamos menos que a
medias. La idea original proponía aprovechar semejante coyuntura para generar
desarrollo en la región, recuperar la identidad, posicionar una marca,
implementar un programa de cultura ciudadana, ofrecer opciones de convivencia y
dejar un legado regional. Para ello se requería iniciativa, creatividad e
innovación, fundamentada en la calidad. Pero nuestro problema es que algunas
personas no están acostumbradas a un entorno en el que se espera la excelencia.
La calidad nunca es un accidente; es el resultado de un esfuerzo de
la inteligencia. Pero además se afecta cuando hay intereses particulares. ¿Qué
otra cosa puede deducirse con la decisión de hacer los escenarios en los
extramuros? Los pasados olímpicos en Londres confirmaron nuestra propuesta, en
todo orden. Los escenarios tendrían que haber estado cerca de la mayoría de
usuarios (había opciones alternativas). A menos de dos meses es lamentable que
haya bajo reconocimiento e identidad por este certamen en la comunidad.
Los juegos se cumplirán, los escenarios se habilitarán al menos
para competir sin problemas. Pero serán solo de trámite, nada impactante,
porque quienes los viciaron, le han impreso un sello de pequeñez. Impotentes
vemos cómo se pierde esa gran oportunidad de crecer como los concebimos. Lo
único que puede salvarlos es que se supere la actuación de hace 20 años cuando
de la mano de Miguel Eduardo Muñoz el Cauca acanzó 28 medallas, con ocho de
oro. La meta mínima con la ventaja de ser sede es que Cauca logre 10 preseas de
oro y 30 en total. Menos de allí estaríamos en regresión, fracasamos.
Apostilla:
Londres olímpico le apostó a un proyecto de movilidad y educación ciudadana. Su
alcalde es uno de los mejores del mundo, vendrá pronto a Colombia. En Popayán
la movilidad peatonal no tiene garantías y el transporte público es caótico. En
un evento internacional recibí de sus gestores este precioso documento sobre
una ciudad de ciclistas. Nadie porta casco, salvo excepciones, explicaré luego
por qué. Invito a disfrutarlo.
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