Jeison Stiven Molina
Si comparamos lo hecho por la selección hoy frente a los uruguayos con aquellos partidos que le vimos frente a Perú y Ecuador en las fechas anteriores de la eliminatoria, nos encontramos un equipo de lejos mucho mejor, toque de primera intención, asociación, circuitos de juego y bloques en las fases ofensiva y defensiva, lo cual veníamos pidiendo hace ya algún tiempo. El profesor Pekerman ha puesto en cancha un equipo juguetón con muy buen pie para dominar la pelota pero un poco corto en materia de marca, esto último pasa casi que inadvertido producto del resultado y el brillante juego realizado.
Habíamos advertido que Uruguay se preparó bien para este partido desde lo físico y que el clima podía no ser un aliado en el juego, pero al clima, que sí hizo mella, debemos sumarle las anotaciones ‘quirúrgicas’ producidas, primero por nuestro único jugador hoy de clase mundial, Radamel Falcao, quien a los dos minutos anota un gol después de un centro desde la derecha que pifia Abel Aguilar y le queda al Tigre, quien anda bendito por estos días y lo que agarra lo mete. Ese gol de camerino le da al juego otra dinámica, le quita a Falcao un peso de encima y al equipo le disminuye la presión con respecto a la hinchada, a la prensa, a la táctica uruguaya y al tiempo de juego. Después de eso Colombia tomó la pelota, creció en lo colectivo, cosa solicitada desde distintos frentes del entorno futbolístico, desapareció el egoísmo y hubo conjunto.
El segundo tiempo trae consigo otra intervención quirúrgica, una jugada concebida entre Macnelli y James que deriva en un gran pase de este último para Teófilo Gutiérrez quien le marcó la diagonal precisa a su compañero y termina definiendo entre las piernas del arquero Muslera, quien no tuvo una buena tarde.
Ese segundo gol le permite al equipo colombiano romper sicológicamente a los charrúas y termina por dejar el camino mas expedito de cara al resto del juego, porque al estar anímicamente golpeado y físicamente deteriorado no quedan muchos argumentos para salir a buscar un resultado y si a eso le sumamos un tercer gol al minuto nueve, donde Armero recupera la pelota en salida de Uruguay, lo cual permite agarrarlos mal parados, le queda el esférico a James quien conduce y tira centro, Falcao ataca el primer palo arrastrando consigo la marca de Lugano para que ingrese Teo desde atrás y termine de pulverizar con esa definición certera al seleccionado uruguayo.
El resto del juego es una demostración de buen futbol por ratos largos del equipo cafetero pero donde deja ver que una cosa es Colombia con la pelota y otra sin ella, el equipo sin la pelota es largo no tiene suficientes hombres para marcar defiende con un 4-2 y en pocas ocasiones bajan a respaldar los hombres de arriba y eso hay que tenerlo en cuenta además de revisarlo; ya con el partido casi terminado cierra el combinado nacional con otro gran gol ejecutado por Camilo Zúñiga, una vez más ejecutado entre las piernas del arquero rival, después de una sucesión de toques y una concepción futbolística propia del ADN de nuestro futbol, es decir, con pelota pegada al piso y cambios de ritmo aprovechando la capacidad técnica de nuestros futbolistas.
En definitiva, le quitamos a Uruguay 19 fechas de invicto jugando muy bien al futbol y con picos muy altos desde lo individual, en la mitad de la cancha funcionó la pareja de volantes recuperadores de Edwin Valencia-Abel Aguilar, James supo entenderse con Macnelly, Teófilo y Falcao, lo cual nos dio grandes resultados desde lo futbolístico y por supuesto en el marcador.
Pero atención con los defectos y grietas defensivas; vamos a Chile y hay que plantear otra cosa para evitarnos mayores sobresaltos con el equipo de la estrella solitaria de los cuales ya sabemos son muy ofensivos y dinámicos en casa.
Buen triunfo, buen juego y nos paramos mejor en la tabla, razones que ilusionan a toda una nación con volver al mundial así todavía falte mucho camino por recorrer.
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