Jueves 27 de septiembre, 2012
Mario Pachajoa Burbano
Amigos:
Antonio Nariño y Álvarez fue el precursor de la independencia de
la Nueva Granada por la difusión del folleto que contenía la "Declaración
de los Derechos Humanos" franceses. El Capitán Ramírez, de la Guardia del
Virrey, le dio a Nariño en préstamo la obra la “Historia de la Asamblea
Constitucional de Francia" y Nariño tradujo de ella los Derechos y los
imprimió en una imprenta de su propiedad, que manejaba Antonio Espinosa.
El 20 de agosto de 1794 se presentó el español Francisco Carrasco
denunciando este hecho al Virrey. Dióse de conocimiento a la Audiencia, la que
inició un sumario dividido en tres partes: uno por conatos de sedición, otro
por pasquines y libelos y el tercero por impresión de los Derechos, que
correspondía a Nariño, quien resultó ser el responsable.
Tocó esta causa al Oidor Joaquín Mosquera y Figueroa, y él se
trasladó en persona a la casa de Nariño, que se dio preso en sus manos.
Siguióse la causa y fue sentenciada, condenado a presidio y extrañamiento a
Nariño, a su cuñado el abogado José Antonio Ricaurte, que había dado su firma
para el escrito de defensa, y al impresor, Antonio Espinosa. Nariño fue
sentenciado a diez años de prisión en África, al exilio perpetuo y a la
confiscación de todos sus haberes.
Nariño aprendió por si solo algunas lenguas vivas y muchas artes
liberales; regeneró las malas ideas literarias recibidas en el colegio; estudió
agricultura aplicada a las condiciones de su suelo nativo y en medicina
sobresalió tanto, que recetaba con éxito notable, y se conservan todavía en las
familias de sus contemporáneos ciertas fórmulas de recetas que llevan su
nombre.
El historiador José María Vergara describe a Nariño como de
fisonomía hermosa y distinguida: labios y nariz borbónicos y ojos de mirada
penetrante y dulcísima. El timbre de su voz era gratísimo y hablaba con mucha
afluencia y en términos muy escogidos: como era hijo de un español, había
aprendido a la viva voz el buen acento castellano, el que combinado con el
acento nativo, dulce y lánguido, hacía más encantadora su voz.
Era activo, insinuante, emprendedor y su carácter era tanto más
dominante cuanto que no lo dejaba conocer a los mismos que dominaba por medio
de la fascinación que ejercía. Tal era el hombre que, el primero, habló de
libertad e independencia; el que recogió mas laureles y mas espinas entre
nosotros; el que hubiera ocupado el lugar de Simón Bolívar en la historia al no
haberle perseguido constantemente un hado inexorable. Sus amigos lo amaron
hasta el fanatismo, y no reconocieron nunca ni el menor defecto en aquel su
semi-dios; y sus enemigos lo odiaron como no ha sido odiado ningún otro hombre
entre nosotros. Sus aventuras llegaban hasta la novela, y el rigor de su
fortuna solamente se iguala a la de aquellos hombres que en la historia antigua
se inmortalizaron por desgraciados. Figuraron entre sus amigos los dos virreyes
José Manuel de Ezpeleta y Jerónimo de Mendinueta y muchos de nombres eminentes.
Antonio Nariño agobiado por la ingratitud, murió en Villa de Leyva
el 13 de diciembre de 1823. Cercano su fallecimiento dijo: "Pónganme este
epitafio, no quiero nada más y nada menos: ¡AMÉ Á MI PATRIA: CUÁNTO FUE ESTE
AMOR LO DIRÁ ALGÚN DÍA LA HISTORIA. No tengo qué dejar á mis hijos sino mi
recuerdo... á mi Patria le dejo mis cenizas!"
Cordialmente,
Referencia: José María Vergara y Vergara. Historia de la
Literatura en Nueva Granada. Bogotá. 1867. Biblioteca del Congreso CN. PQ8161
V3 1867
**
No hay comentarios:
Publicar un comentario