sábado, 6 de octubre de 2012

ANTONIO NARIÑO Y LOS DERECHOS HUMANOS


Jueves 27 de septiembre, 2012
Mario Pachajoa Burbano

Amigos:


Antonio Nariño y Álvarez fue el precursor de la independencia de la Nueva Granada por la difusión del folleto que contenía la "Declaración de los Derechos Humanos" franceses. El Capitán Ramírez, de la Guardia del Virrey, le dio a Nariño en préstamo la obra la “Historia de la Asamblea Constitucional de Francia" y Nariño tradujo de ella los Derechos y los imprimió en una imprenta de su propiedad, que manejaba Antonio Espinosa.

El 20 de agosto de 1794 se presentó el español Francisco Carrasco denunciando este hecho al Virrey. Dióse de conocimiento a la Audiencia, la que inició un sumario dividido en tres partes: uno por conatos de sedición, otro por pasquines y libelos y el tercero por impresión de los Derechos, que correspondía a Nariño, quien resultó ser el responsable.

Tocó esta causa al Oidor Joaquín Mosquera y Figueroa, y él se trasladó en persona a la casa de Nariño, que se dio preso en sus manos. Siguióse la causa y fue sentenciada, condenado a presidio y extrañamiento a Nariño, a su cuñado el abogado José Antonio Ricaurte, que había dado su firma para el escrito de defensa, y al impresor, Antonio Espinosa. Nariño fue sentenciado a diez años de prisión en África, al exilio perpetuo y a la confiscación de todos sus haberes.

Nariño aprendió por si solo algunas lenguas vivas y muchas artes liberales; regeneró las malas ideas literarias recibidas en el colegio; estudió agricultura aplicada a las condiciones de su suelo nativo y en medicina sobresalió tanto, que recetaba con éxito notable, y se conservan todavía en las familias de sus contemporáneos ciertas fórmulas de recetas que llevan su nombre.

El historiador José María Vergara describe a Nariño como de fisonomía hermosa y distinguida: labios y nariz borbónicos y ojos de mirada penetrante y dulcísima. El timbre de su voz era gratísimo y hablaba con mucha afluencia y en términos muy escogidos: como era hijo de un español, había aprendido a la viva voz el buen acento castellano, el que combinado con el acento nativo, dulce y lánguido, hacía más encantadora su voz.

Era activo, insinuante, emprendedor y su carácter era tanto más dominante cuanto que no lo dejaba conocer a los mismos que dominaba por medio de la fascinación que ejercía. Tal era el hombre que, el primero, habló de libertad e independencia; el que recogió mas laureles y mas espinas entre nosotros; el que hubiera ocupado el lugar de Simón Bolívar en la historia al no haberle perseguido constantemente un hado inexorable. Sus amigos lo amaron hasta el fanatismo, y no reconocieron nunca ni el menor defecto en aquel su semi-dios; y sus enemigos lo odiaron como no ha sido odiado ningún otro hombre entre nosotros. Sus aventuras llegaban hasta la novela, y el rigor de su fortuna solamente se iguala a la de aquellos hombres que en la historia antigua se inmortalizaron por desgraciados. Figuraron entre sus amigos los dos virreyes José Manuel de Ezpeleta y Jerónimo de Mendinueta y muchos de nombres eminentes.

Antonio Nariño agobiado por la ingratitud, murió en Villa de Leyva el 13 de diciembre de 1823. Cercano su fallecimiento dijo: "Pónganme este epitafio, no quiero nada más y nada menos: ¡AMÉ Á MI PATRIA: CUÁNTO FUE ESTE AMOR LO DIRÁ ALGÚN DÍA LA HISTORIA. No tengo qué dejar á mis hijos sino mi recuerdo... á mi Patria le dejo mis cenizas!"

Cordialmente,

Referencia: José María Vergara y Vergara. Historia de la Literatura en Nueva Granada. Bogotá. 1867. Biblioteca del Congreso CN. PQ8161 V3 1867
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