SHOW EN EL DÍA PORQUE EROS
ESPERÓ LA NOCHE
Las poetas invocan a Erato al caer la tarde
a la entrada del Museo del oro
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
…
Pienso en la fruta morada,
sabrosa como agua de hibiscos.
Agua de Jamaica, de Jaramillo.
Tengo la lengua afilada como un estilete.
Un ojo que ve y otro que no.
Y la boca del volcán sujeta a mis palabras.
En
el Poema Agua de Jamaica. Melisa
Machado. Uruguaya*
En
Filandia las mujeres amanecieron de sandalias y vestidos de colores. Es
miércoles un día de paseo para que la poesía baile sus ojos por Salento,
Circasia, Montenegro y pruebe el sabor y olor del café suave de Colombia en el
Parque Nacional del Café, Panaca. John Jairo abrió las puertas del bus a sus 33
viajeras de las nubes y los cafetales verdes con aretes rojos.
Al
llegar la comitiva recibió de manos de José Fernando Ramírez una credencial
llena de la decena de diversiones que pueden disfrutar. Podían ahora montar en
el tren de la alegría, la montaña rusa que acelere sus emociones, en el
teleférico que las lleve por los aires besando a las nubes blancas que anidan
sobre los guaduales, robledales y guayabos. Podían sentarse y conversar,
descansar de tanto echar versos en cometas y planear la jornada de la noche.
Entraron
a la sala oscura donde unas gafas especiales permitían ver en un video la
historia de la industria del café. En la antesala se exhibían las muestras de
los primeros molinos, las grecas con elefante o águilas y las cafeteras en que
se empezó a servir en aeropuertos y supermercados el café hasta convertirlo en
bebida de exportación.
Después
de almorzar en la Plazoleta del Café sancocho y carne de res con sirope,
regresamos ansiosos a admirar el espectáculo del Show musical. Un grupo
autóctono de jóvenes con atuendo típico iba escenificando cada etapa de la
evolución y comercialización del café con danza y música colombiana. Cada
sketch parecía mejor y los aplausos eran más sonoros para las bailarinas y bailarines
de academia. La contradanza, el pasillo, el bambuco, el rajaleña, el joropo, el
currulao, la cumbia fueron señalando las etapas y regiones donde se cosecha el
aroma y donde se toma al desayuno, a la media mañana, en la oficina o el hogar.
Al
regreso a Armenia, la cantautora y poeta Martha Elena Hoyos había preparado con
el Director del área cultural de Banco de la República una visita guiada al
Museo del oro. Y luego vino el plato fuerte en el auditorio a las 8:00 p.m.
Correspondía la fecha del “Café literario trilingüe” que cada mes convoca el
Banco y la Alianza Francesa a literatos a debatir y dar lugar a la conversación
y el disfrute del diálogo culto.
El
Primer Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el país de las Nubes estaba
preparado para una sesión de poesía erótica para lo cual su Directora había
inscrito a 15 participantes. Xiomara Rodríguez, María Rosa Rzepka, María Clara
González, Athena Ramírez, Ana Patricia Collazos, Beatriz Eugenia Gallego, Margarita
Laso, Bibiana Bernal, Gloria María Bustamante*, Yahaira Pinilla, Catalina
Vargas, Eliana Pulquillanca, Esperanza Jaramillo, Gloria María Medina, Rosario
Ramírez y Marga López Díaz*. Cada una aportó
un pedacito de cuerpo en llamas.
Y
remató la excelente cátedra erótica la joven poeta Paula Gallo* de Uruguay. En un
resumen de diez minutos de su ensayo Voz
en la Carne, nos reseñó el trabajo con que Laura Alonso, Melisa Machado y
Mariella Nigro poetas jóvenes de su país, están desordenando el concepto de
erotismo con su poesía transgresora y búsqueda de definiciones más allá del
onirismo y lo convencional. Imágenes como bestias andróginas, plantas
carnívoras, cuerpo material, vagina vegetal son algunas que refrescan el prado
del erotismo uruguayo.
Para
terminar el día el trío mendocino* de Paula Neder, primera voz, Walter Ulloa en
la guitarra y Sebastián Garay, segunda voz, hicieron cantar a la noche con
ellos en el teatrino al aire libre del BanRepública. Como si hubiera vino, al
trío se unió Martha Elena con el bombo y al compás de sambas cuyanas todo el
mundo cantó y en ronda alzaron sus pies y batieron palmas. Al filo de las doce
horas la Luna nos invitó a dormir con ella con una almohada de metáforas y
caras aplanadas de contentura en las camas que brindaron hospitalarias familias
filandesas.
09-09-12 7:12
p.m.
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