Rodrigo
Valencia Q
Especial para Proclama del Cauca
(De
mi libro El Instante Abandonado)
Ilustración:
Carnaval de Venecia, imagen de internet
¿Quién llama? ¿Quién abre y
cierra la túnica? ¿Te escondes, vienes a mí? ¿Estás bajo el velo, mirada de
gato? Máscara somos; el castillo está en fiesta mientras el corazón espía.
Antifaz dorado, Venecia grita. Te busco en la taberna, la lámpara gotea vino;
el altar lo adorna una garza, en la pila del centro firmamos el día. Sábanas
crujen, hay voces de bosque; un gato aruña los sueños, halcones trazan caminos
mientras tocamos las ánforas.
Oigo tus pies, caen nubes y
plumas al lecho. El día crece, la tarde lo besa. Lágrimas no hay en esta noche
de idilio; los cuerpos se brindan, desnudos tocan la fuente en la montaña de
mimos. ¿Te has dado cuenta? La ortiga no llora, una danza acaricia mi libro; lo
dejo al arbitrio del viento y el mar, prefiero ir contigo hasta Troya.
Un ave amarilla ilumina el
cuarto, la cortina amanece. Despiertan, renuevan los besos. “Ven; mi máscara
tiene sabor, tus besos alumbran; labrados tengo el rostro y el pecho. Tu mano
de cobre brilla de amor, yo soy un guante de seda. Hagamos un monte, venga tu
toque, labios negros. Deja a un lado tu manto; recogeré tus dedos y el grito;
nadie he conocido como tú en esta existencia. Come, guarda mi rostro; magia hay
en mi armario cerrado; allí dejaré mi enjambre de nada. Cuídalo hasta desaparecer;
es mi única herencia porque mi disfraz lo incinero. Volveré a tus días de
fiesta; el cielo me expulsa cada que llaman tus ojos, cada que tu máscara
invita y renueva las risas. No lo dudes, yo volveré; mi góndola espera”.
El castillo muere en brazos del
sueño, un roble recita la canción del olvido.
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