Polan Lacki
En la economía las soluciones rinden más que los
problemas; en la política, los problemas valen mucho más que las soluciones - Nikolai
Bukharin (1888-1938) - economista y político soviético.
En base a esta reflexión de Bukharin, pareciera que en la agricultura
latinoamericana deberíamos dedicarnos mucho más a la economía que a la
política. Deberíamos descartar de plano aquellas seudo-soluciones utópicas que
apenas contribuyen a confundir a los agricultores y a perpetuar los problemas del agro. Porque el agobiado
sector rural está exigiendo soluciones
de verdad y que sean más perdurables en el tiempo; es decir aquellas
que, gracias a su factibilidad y realismo, puedan efectivamente ser llevadas a
la práctica, por más adversas que sean las actuales condiciones de los
productores rurales y de sus respectivos gobiernos. De poco sirve seguir
afirmando a los agricultores que sus dificultades deberán ser resueltas por el
estado a través de créditos abundantes y baratos, de la adquisición,
refinanciación o condonación de sus deudas, de la concesión de subsidios
internos, del aumento del valor del dólar, de la reducción de los impuestos y
de los peajes, de la protección contra la importación de alimentos, etc.; y que
además nuestros gobiernos deberán exigir la eliminación de las barreras
externas y de los subsidios con los cuales los países ricos protegen a sus
agricultores.
Por más deseadas y atractivas que sean, en el corto y mediano plazo estas
propuestas no serán llevadas a la práctica; entre otras razones porque los
endeudados y debilitados gobiernos de los países latinoamericanos, aunque
quisiesen no reunirían las condiciones económicas ni políticas para adoptarlas.
En el plano interno, por insuficiencia de recursos para mantener en el tiempo estos mecanismos “perpetuadores” de
dependencias; y en plano externo por no tener la fortaleza política para
impedir que los países desarrollados continúen subsidiando y protegiendo a sus
agricultores. La adopción de estas medidas es tan improbable que no vale la
pena perder tiempo con utopías que suelen ser inspiradas en la ingenuidad o,
peor aún, en repudiables propósitos demagógico-electorales. Además de lo
anterior, no es esta la principal causa de la crisis del sector agropecuario,
sino que las distorsiones descritas a continuación, las que con humildad
deberemos reconocer y con competencia deberemos eliminar.
Las ineficiencias del negocio agrícola:
¿contrarrestar sus consecuencias
o eliminar sus causas?
En América Latina, el camino cómodo y simplista de querer contrarrestar las consecuencias de una
agricultura ineficiente, a través de artificialismos compensatorios está
agotado. Ante esta situación sólo nos queda la alternativa realista de eliminar las causas más profundas de la
falta de rentabilidad y de competitividad; y a través de esta medida prescindir
de los subsidios que, de antemano sabemos, no serán otorgados por nuestros
gobiernos. Entre estas causas, “eliminables”
por los propios agricultores, con la
única condición de que estén capacitados y organizados, están las siguientes
distorsiones e ineficiencias que ocurren en las fincas y comunidades rurales:
1ª Ineficiencia - Bajísimos rendimientos
por unidad de tierra y de animal, causados muchísimo más por la falta de
conocimientos adecuados que de políticas agrícolas generosas. En América Latina
los rendimientos promedio en kilogramos por hectárea son los siguientes: arroz:
3189; fríjol: 712; maíz: 3288; papas: 13561; soya: 2472; trigo: 2090. En la
ganadería vacuna: 4 litros
de leche/vaca/día; primer parto a los 42 meses pudiendo ocurrir antes de los 28
meses; intervalo entre pariciones de 22 meses pudiendo ser de 13 meses; tasa de
extracción o saca en la bovinocultura de 19%; edad de faena de los novillos
superior a los 4 años; producción de 60 kilogramos de carne vacuna por hectárea
y por año.
Estos bajísimos rendimientos son el claro reflejo de la ocurrencia de
errores, a veces primarios, que ocurren en el proceso productivo. Para corregir
muchos de ellos se requiere apenas adoptar, en forma correcta y “gradualizada”,
tecnologías sencillas que requieren mucho más de conocimientos adecuados que de
créditos abundantes, porque dependen mucho más del "cómo hacer" que
de "con qué hacer". En el caso del fríjol, al dividir los 712.000
gramos por las 225.000 matas que debería tener una hectárea, se concluye que
cada mata de fríjol produce aproximadamente 3 gramos lo que corresponde a una
vaina con 8 o 12 granitos. Lo anterior suele ser consecuencia de que la mayoría
de los plantadores de porotos utilizan semillas genéticamente erosionadas y
contaminadas con patógenos, no hacen test de germinación ni regulan la
sembradora, no siembran en la época adecuada y con densidad y profundidad
correctas, no eliminan las malezas en el momento oportuno, no hacen rotación de cultivos y tienen importantes
pérdidas antes y durante la cosecha. En este caso, a excepción de las semillas,
todas las demás correcciones dependen apenas de que los productores sean
concientizados y capacitados; es decir las correcciones dependen mucho más de insumos
intelectuales que de insumos materiales. En este rubro no se puede atribuir la
culpa a los subsidios otorgados por los países ricos porque ellos no exportan
frijoles subsidiados; tampoco en el caso del café, del cacao, de la yuca y de
otros productos que no sufren la competencia de las tesorerías de los países ricos,
y sin embargo, en ellos también tenemos problemas de falta de rentabilidad.
Si no podemos aumentar los precios de venta tendremos que
disminuir los costos de
producción y transacción
No estamos desconociendo que varios países desarrollados con los cuales
tenemos que competir subsidian a sus productores, pero tampoco podemos ignorar
que otra causa importantísima de nuestra falta de competitividad es que las vacas
de ellos, producen en promedio nacional,
más de 20litros de leche al día, que cada hectárea de sus tierras rinde casi
8.000 kilos de trigo, 10.000kg de maíz y hasta 49.000kg de papas. Mientras
nuestros gobiernos no puedan otorgar subsidios ni impedir que los países ricos
sigan haciéndolo, sólo nos queda el camino realista de corregir nuestras
propias ineficiencias; si lo hacemos, nos volveremos menos dependientes de
los inexistentes subsidios internos y menos
vulnerables a los excesivos
subsidios externos. Es con este espíritu de objetividad y de pragmatismo que
los agricultores eficientes y exitosos están sobreviviendo en el marco de la
globalización y hasta sacando ventajas de las oportunidades que ella ofrece.
Ellos "están prendiendo la lamparita en vez de seguir maldiciendo la
oscuridad".
2ª Ineficiencia - Las formas
distorsionadas cómo los agricultores adquieren los insumos y cómo venden sus
excedentes. En ambas etapas los productores hacen exactamente lo contrario de lo que les convendría hacer; porque
compran los insumos al por menor, con alto valor agregado y
del último eslabón de
intermediación; pero cuando venden sus cosechas ocurre un giro de 180 grados y
lo hacen al por mayor, sin valor agregado y al primer eslabón de la cadena. Ambas
distorsiones son “eliminables” mediante la capacitación y organización de los
productores con propósitos empresariales;
y no necesariamente a través de nostálgicos e ineficientes intervencionismos
estatales en la comercialización.
La finca diversificada puede ser la
"agencia de desarrollo" de la familia rural
3ª Ineficiencia - La falta de
diversificación productiva la que además de volver a los agricultores muy
dependientes del crédito, los expone a innecesarios riesgos y vulnerabilidades
de clima, enfermedades y mercado. Para diversificar la producción agropecuaria
se requiere mucho más de capacitación que de complejos mecanismos de
intervención estatal, cuyas frondosas burocracias suelen consumir los escasos
recursos destinados a la operación de tales mecanismos. Si los gobiernos no
están en condiciones de ofrecer crédito rural, seguro agrícola e insumos a
todos los productores, la eficiente diversificación y verticalización de la
actividad agropecuaria debería ser el "seguro agrícola" del
productor, su "agencia de crédito", su "fábrica de algunos
insumos", su "supermercado", su "agroindustria" y la
"agencia de empleos" para todos los miembros de la familia durante
los 365 días del año. La diversificación y la gradualidad tecnológica, ya sea
horizontal o vertical, son medidas endógenas que liberan a las familias rurales
de la dependencia de varias soluciones exógenas y generalmente inaccesibles;
muy especialmente del crédito rural cada vez más caro y más inaccesible.
4ª Ineficiencia - La ocurrencia de
sobredimensionamientos y ociosidades en inversiones que, en las actuales
circunstancias de alto endeudamiento y baja rentabilidad, económicamente no se
justifica realizarlas en forma individual o mantenerlas subutilizadas, como por
ejemplo: tractores e implementos que trabajan pocas horas al año, tierras
ociosas o con bajísima productividad, costosos equipos e inversiones en riego
que no se traducen en altos rendimientos en virtud de graves errores
tecnológicos en la conducción de los cultivos y en las técnicas de irrigación,
juntas de bueyes que comen el año entero pero que pasan mucho más días
descansando que trabajando, animales de elevado potencial genético cuyos bajos
rendimientos son provocados principalmente
por la falta de alimentos que podrían ser producidos en las propias fincas,
inadecuada relación sementales/hembras, etc. Hipotéticamente, si en una
comunidad existen 10 productores con 5 vacas de leche cada uno no se justifica
económicamente tener 10 sementales,10 establos, 10 máquinas de ordeño,10
picadoras de forraje,10 enfardadoras y 10 enfriadores de leche; los bajos
precios de la leche difícilmente podrán remunerar estas altas inversiones si
ellas son hechas en forma individual. El asociativismo para lograr economía de
escala, reducir costos, incorporar valor a las cosechas, comprar y vender con
menor intermediación es el camino más realista cuando los gobiernos no están en
condiciones de otorgar subsidios. Si en los últimos tiempos hasta los gigantes
de la banca, de las comunicaciones telefónicas, de la industria
químico-farmacéutica y agro-química están promoviendo fusiones y formando
gigantescos conglomerados, como estrategia para poder sobrevivir en el mercado,
con mayor razón deberán hacerlo los minúsculos y frágiles productores rurales.
5ª Ineficiencia - Los agricultores
pobres suelen producir rubros que coincidentemente son adquiridos por los
consumidores pobres de las ciudades (yuca, papas, maíz, habas, fríjol, zapallo,
arroz, camote, etc.). Si además de producir pequeñas cantidades de estos rubros
poco rentables, son afectados por las distorsiones descritas en los 4 ítems
anteriores, si hacen excesivas aplicaciones de pesticidas y sufren innecesarias
pérdidas poscosecha, es evidente que no pueden volverse económicamente viables.
Hacer un cambio progresivo hacia rubros de mayor densidad económica depende
mucho más de conocimientos técnico-gerenciales que de sofisticados diseños de
políticas agrícolas
Diagnósticos equivocados y
terapéuticas demagógicas están paralizando el agro
Luego de hacer esta descarnada descripción de las distorsiones que, con
excepciones, desgraciadamente están generalizadas en América Latina, se imponen
algunas preguntas:
¿serán los agricultores los culpables de tan graves ineficiencias? o ¿será
nuestro disfuncional sistema educativo rural que no ha desarrollado en ellos la
auto-confianza, la creatividad y la
capacidad de corregir sus ineficiencias y de solucionar sus propios problemas?
¿será que es la falta de las políticas (crediticias, arancelarias,
tributarias, cambiarias, etc.) descritas en el primer párrafo, la principal
culpable de que no logremos superar ese arcaísmo tecnológico, gerencial y
organizativo? o ¿será que falta a las familias rurales una adecuada formación
“valórica” y unos conocimientos más funcionales e instrumentales, que ellos
puedan aplicar y utilizar en la
formulación de soluciones más autogestionarias y consecuentemente volverse menos dependientes de dichas políticas?
¿será que deberemos seguir priorizando infructuosas reivindicaciones
dirigidas al congreso nacional, al ministerio de economía/hacienda, al banco
central/agrícola/rural para pedir paliativos inaccesibles, ineficaces y perpetuadores de dependencias? o ¿será
que deberemos buscar las soluciones emancipadoras
en las escuelas básicas rurales, en las escuelas agrotécnicas y en las
facultades de ciencias agrarias; apoyarlas como corresponde, pero exigir de
ellas una educación mucho más pragmática, objetiva, funcional, realista y
práctica para que de ellas egresen agricultores y extensionistas con real
capacidad de corregir las ineficiencias del negocio agrícola?
¿ será que todos los gobiernos de los países de América Latina, los
actuales y los de las décadas pasadas son y fueron insensibles a los problemas
de los agricultores y no tuvieron voluntad política para solucionarlos? o ¿será
que debido al modelo paternalista y a la insuficiencia de recursos no pueden y
no pudieron ofrecer todos los ingredientes de la "receta" perpetuadora de
dependencias a todos los agricultores siempre? Si dicha "receta"
no funcionó cuando los gobiernos tenían más poder y más recursos ¿cómo va a
funcionar ahora que están debilitados y endeudados?
¿cómo explicar que después de más de 50 años de millonarias aplicaciones de
recursos en crédito rural, en la generación y difusión de tecnologías, en la
formación de profesionales y técnicos, en la manutención de estructuras
estatales de comercialización, en obras de riego, etc. no hayamos sido capaces
de incrementar estos modestos rendimientos y de superar las demás ineficiencias
aquí analizadas? Con el agravante de que algunos de los importantes logros
alcanzados en el agro latinoamericano ocurrieron más como consecuencia del
empuje de productores visionarios, del sector privado y de estímulos
gubernamentales "de arranque", que de los clásicos y permanentes
instrumentos “perpetuadores” de dependencias del estado, como por ejemplo: la
avicultura industrial, la labranza mínima o siembra directa, la agricultura de
contrato entre agricultores e agroindustriales (con aves, cerdos, tomates,
tabaco, etc.), la fruticultura y la floricultura de exportación, el cultivo del
espárrago en el Perú, la crianza de salmones en Chile, la producción de manzanas
en el estado de Santa Catarina y la citricultura de exportación en el estado de
Sao Paulo, ambas en Brasil, etc.
Definitivamente el intervencionismo estatal “perennizador” de dependencias,
desde
arriba
hacia abajo, deberá ser reemplazado por el protagonismo emancipador
de los agricultores, desde abajo hacia arriba. Sin embargo lo anterior
exige la acción de un estado que, gracias a la excelencia, pragmatismo y
relevancia/pertinencia de los contenidos curriculares de sus instituciones
educativas, tenga como principal objetivo estratégico
desarrollar las potencialidades que están latentes en cada ciudadano del campo,
en cada hogar rural, finca, comunidad, escuela básica rural, agencia de
extensión, estación experimental, alcaldía, escuela agro-técnica y facultad de
ciencias agrarias. En la construcción de la agricultura del mundo globalizado
el sistema educativo rural--los tres niveles de la educación escolarizada y los
servicios públicos y privados de extensión rural--necesitan recibir un claro y
decidido apoyo del estado, del sector privado y de la sociedad. En
contrapartida dicho sistema deberá pasar por una profunda y radical
transformación que le permita asumir el compromiso y la responsabilidad de
formar, capacitar y organizar una nueva generación de agricultores
profesionalizados, anímicamente más auto-confiantes y técnicamente más
competentes; agricultores que sean capaces de asumir como suya una creciente
responsabilidad en la corrección de sus propias ineficiencias y de protagonizar
la solución de sus problemas. Este es el único camino posible para una América
Latina cuyos gobiernos no disponen de recursos para hacer todo por todos sus
ciudadanos siempre; entre otras razones porque están abocados a combatir en las
ciudades los efectos del subdesarrollo rural en vez de eliminar sus causas
directamente en el campo y más específicamente en las “desfinanciadas”,
olvidadas y abandonadas escuelas básicas rurales.
Observaciones:
1) Si a usted le
parece que alguno(s) de estos conceptos es adaptable a la realidad rural de su
municipio, provincia/departamento/estado o país, por favor no dude en utilizar,
mejorar y difundir estas propuestas; ojalá que usted considere conveniente
realizar en su propia institución o jurisdicción alguna actividad destinada a
difundir, criticar, mejorar y adaptar estos planteamientos a sus respectivas
realidades.
2) Críticas al
artículo y pedidos de documentos, gratuitos, que amplían y fundamentan
técnicamente la factibilidad de esta propuesta serán bienvenidas a través del
e-mail:
Alternativamente dichos documentos podrán ser encontrados en la sección
"Artículos" de las Páginas Web:
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