Por: Luís Barrera
El comandante del departamento
Policía Cauca, teniente coronel Ricardo Augusto Alarcón Campo, en un
conversatorio abierto con las autoridades locales, dirigentes y comerciantes de
Puerto Tejada se comprometió en recuperar la tranquilidad y convivencia
ciudadana entre los portejadeños.
Concejales y voceros cívicos de
la ciudad le hicieron entrever la grave situación de inseguridad que reina en
esta población nortecaucana, tema que obviamente el alto mando policial conoce
por los informes policivos y las cifras judiciales que el fenómeno de las pandillas
ha sembrado.
Las pandillas en Puerto Tejada han
sido un fenómeno social que se ha visto en crecimiento con mayor fuerza en los
últimos años hasta en la actualidad trayendo consigo un alza delincuencial,
problema que hoy en día se ha salido de control en el contexto social regional
lo que hace que la ciudad sea referida con desconfianza y advertencia por
propios y extraños.
El municipio está dividido en
territorios y todos saben dónde empieza y dónde acaba; por lo que podemos
observar, las pandillas casi siempre suelen buscar un sector exclusivo en donde
ellos sean los que gobiernan imaginariamente con el poder intimidatorio de las armas.
Uno de los sectores a recuperar
por las autoridades tiene que ver con la carretera que conduce al municipio de
Padilla donde termina la calle 15 con carrera 12 y que en un tramo de un
kilómetro empata con la variante de la carretera que conduce hacia Candelaria,
la cual se convirtió prácticamente en la república independiente de “Los
Cochinolos”, la más temible y criminal pandilla de las 36 identificadas y
judicializadas en Puerto Tejada.
Esta vía se volvió intransitable
pues quien sepa que es territorio de esta banda delincuencial no se atreve so
pena de ser asaltado y en el peor de los casos como ha ocurrido en múltiples ocasiones
perder la vida.
Las pandillas representan un
fenómeno temido por mucha gente en Puerto Tejada, pues su operación es todo el
territorio urbano y rural, y aunque los enemigos y las víctimas principales de
las pandillas suelen ser otros jóvenes de las pandillas rivales, cada vez más
son la gente común, comerciantes y empresarios que trabajan en la región, los
que sufren las acciones de los pandilleros.
Para las autoridades policivas y
locales constituyen un problema fastidioso, el cual intentan enfrentar con
normas represivas, realizando redadas y enviando a los jóvenes pandilleros así
atrapados a la cárcel. Sin embargo, los efectos de esas acciones no son muy
sostenibles ni exitosos a largo plazo porque no abarcan los aspectos que se
sitúan al fondo de la problemática: la exclusión social y falta de un futuro
atrayente que sufren muchos jóvenes en la zona y que son rápidamente caldo de
cultivo.
Según fuentes policiales, a
finales de 2011 se registraban en Puerto Tejada cerca de 980 pandilleros
reconocidos con alta peligrosidad lo que hace que el fenómeno de las pandillas
es una de las expresiones de la dinámica social excluyente para grandes
contingentes de la población.
La complejidad de la problemática
de las pandillas en Puerto Tejada tiene detrás un doble carácter: por un lado,
la pandilla prefigura el punto de escisión social en el que las normas de
convivencia se truecan por una mística de destrucción y rechazo. Por otro lado,
ese fenómeno es el medio que muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes han
encontrado para contrarrestar y “luchar” contra un entorno social que los
excluye y hace de esta práctica delincuencial un medio de vida.
Para algunos docentes consultados
por PROCLAMA
sobre el fenómeno de la pandilla, aseguran que esta grave situación se debe no
sólo a factores psicológicos y culturalmente vinculantes, sino porque de hecho
cerca de la mitad de los jóvenes involucrados viven sólo con sus madres (48 por
ciento), un 29 por ciento vivía con otras personas, mientras que sólo el 18 por
ciento vive con ambos padres. Lo que hace concluir que hay una crisis de principios
y valores en los hogares portejadeños.
Mientras las autoridades
policivas recuperan la paz y tranquilidad en Puerto Tejada por orden
presidencial, cabe recordar que la ciudadanía se construye cotidianamente,
social y económicamente desde la constitución de las condiciones y formas de
vida de la infancia. Lo que invita a trabajar incansablemente por las nuevas
generaciones.
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