jueves, 23 de agosto de 2012

EL LOCO DEL BULTO


Reinel Gutiérrez

Todos los días el hombre del cuento, realiza largas caminatas, que inicia en el sector urbano, para ir a la zona rural y luego regresar.

Es un ritual diario que hace con los pies descalzos, los cuales se le han deformado, al tiempo que generaron dura resistencia al pavimento, a veces frío, otras quemante, o también húmedo.

Estos pies que no saben lo que son unos zapatos, y menos un pedicure, lo trasladan por el extenso trayecto, que como círculo vicioso tiene que recorrer.

Siempre lleva en su hombro un pequeño saco o bulto, que protege con mucho cuidado como algo muy valioso. Avanza paso a paso y no le interesan los escándalos del General Santoyo, la libertad de Sigifredo, los ataques a la doctora Piedad Córdoba, o la reelección de Hugo Chávez, o del Dr. Santos.

Le interesan muy poco los "trinos" del expresidente Álvaro Uribe, las violaciones, el robo del presupuesto nacional, o el apretujamiento en las cárceles.

Es decir está en la sociedad, forma parte de ella pero se mantiene aislado, al margen de todo acontecimiento, y parece que lo esencial es su pequeño bulto, al cual le da tanta importancia, como la que pudiera tener un proceso de paz o una reforma a la justicia.

Parece una persona sin problemas, o lo contrario, los tiene todos, y ya no hay salvación. Su estado mental debe tener algunas deficiencias, de allí que pueda deambular sin complejo alguno, sin el temor del juicio social por no estar a la moda.

Aquí lo que no se sabe es, quien está más loco, este orate del bulto, o los demás que votan, oran y prestan servicio militar.

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