lunes, 10 de septiembre de 2012

Diego Molano Aponte, comprometido con la niñez colombiana


Por: Luís Barrera

De no ser por instituciones como el ICBF muy seguramente los colombianos no sabríamos que los niños son mensajes vivientes que enviamos al futuro.

Y es que en este país por fin nos estamos dando cuenta de que para garantizar los derechos de los niños y su protección integral, se debe poner en evidencia la necesidad de fortalecer un trabajo concertado y articulado entre los diferentes sectores, las instituciones y la sociedad civil.

Desde el ICBF se están construyendo contextos ricos en oportunidades y posibilidades para el desarrollo humano de los niños, niñas y sus familias, partiendo de sus capacidades y responsabilidades y favoreciendo espacios para la formación de nuevas prácticas culturales y formas de relación de todos los actores vinculados en el desarrollo del mismo.


Al frente de esta entidad se encuentra Diego Molano Aponte uno de los más sobresalientes funcionarios del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, quien con su labor profesional y calidez humana, ha venido demostrando con positivos resultados que el ICBF, como integrante y representante del Estado y en cumplimiento de la misión institucional, realiza una labor fundamental, como aporte destacable en la construcción de un verdadero proyecto cultural en favor de la infancia, promoviendo, fomentando y protegiendo el cumplimiento de los derechos de la niñez, así como propiciando y gestionando acciones de apoyo al bienestar familiar, a nivel nacional, departamental y municipal y en los ámbitos familiares y comunitarios.

En este país que se considera democrático y civilizado, el ICBF, gracias a sus directivos y trabajadores en todos los niveles, hoy están demostrándonos que es un instituto poderoso, humanista, versado, dirigido por seres con altos valores éticos de bondad, altruismo y compasión; personas comprensivas que saben que en últimas, el porvenir de este nación está en los niños.

Y ante esta inmensa responsabilidad con sus abnegadas labores nos están advirtiendo sus directivas y funcionarios de los hogares infantiles, que si estos siguen abandonados por el Estado y la sociedad, ¿cuál podría ser el porvenir que le espera a Colombia? Y nos seguimos preguntando ¿pueden estos niños sentirse orgullosamente colombianos cuando aún miles tienen privaciones, miseria, escasez, y que vagan por las calles mendingando?


Diego Molano es un dinámico ejecutivo bogotano de 42 años, casado con Marcela Rodríguez Olaya, padre de dos hijos, se graduó como Administrador de Empresas de la Universidad del Rosario y realizó un máster en Administración Pública en la Universidad de Columbia.

Empezó su carrera profesional como asesor del entonces senador Luis Alfonso Hoyos durante todo el cuatrenio 1994-1998. Luego estuvo estudiando en Nueva York y a su regreso fue profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

De allí fue llamado para asesorar a Astrid Álvarez en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y, cuando salió Álvarez por el cambio de administración en la ciudad en 2003, el expresidente Álvaro Uribe conociendo de sus efectivas gestiones administrativas se lo llevó a coordinar el componente social del Plan Colombia.

A Uribe le gustó el trabajo de Molano Aponte y, pasó a dirigir los programas de Acción Social, cuando el director general de la entidad era Hoyos. Diego Molano, volvió a dirigir Acción Social en 2009, luego de haber sido el Coordinador del Programa MIDAS de la Agencia de Cooperación de Estados Unidos, USAID, durante un año.

Amigo personal y muy cercano a los afectos del presidente Juan Manuel Santos y la primera dama de la nación. En noviembre de 2011 Acción Social Molano pasó de la Presidencia al nuevo Departamento Administrativo de Prosperidad Social. Al tiempo, Molano pasó a la dirección del ICBF, desde hace 10 meses a la que renunció Elvira Forero, y que ya no depende del Ministerio de la Protección Social sino del Departamento de Prosperidad Social.

Uno de sus grandes retos de Molano Aponte al frente del instituto es cumplir con las nuevas tareas que le puso la ley de víctimas al ICBF, pues no podemos olvidarnos que en los últimos diez años murieron 465 niños en más de 200 masacres, hay 1.500.000 menores víctimas del desplazamiento, 900 niños víctimas de minas antipersona, 4.600 niños desvinculados de los grupos armados. Lo que sugiere que hay una labor enorme por delante.

Los niños son como el amanecer de cada nuevo día, lleno de esperanzas y alegrías. Y es por ello que para Diego Molano Aponte, “los principales factores de riesgo para que un niño requiera cuidado y protección especial en Colombia son: la pobreza, el conflicto armado, el maltrato, la explotación, la descomposición familiar y el abandono.”

Temas estructurales y coyunturales que el actual director nacional del ICBF, quiere fortalecer con el compromiso de salvaguardar a los niños y niñas colombianos contra los daños y comunicar claramente a todas las personas adultas los requisitos que se exigen de ellas para proteger a la infancia.

Con ello por su denodada gestión se está contribuyendo desde ICBF a crear un entorno más seguro y positivo para los menores de edad y así demostrar que la entidad hoy tiene gente comprometida que toma con seriedad su deber y su responsabilidad de diligencia. Con una la política social que representa el inicio, y no el final, de la protección de la infancia.

Los niños en Colombia son el reflejo de la bondad olvidada de los adultos. Cuando nace un niño nace la esperanza de una mejor patria. Y es por eso seguramente que el actual director nacional del ICBF, Diego Molano Aponte comprometido con la niñez colombiana sabe que los niños son la mayor certeza de que Dios existe.

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