Por: Luís Barrera
De no ser por instituciones como
el ICBF muy seguramente los colombianos no sabríamos que los niños son mensajes
vivientes que enviamos al futuro.
Y es que en este país por fin nos
estamos dando cuenta de que para garantizar los derechos de los niños y su
protección integral, se debe poner en evidencia la necesidad de fortalecer un
trabajo concertado y articulado entre los diferentes sectores, las instituciones
y la sociedad civil.
Desde el ICBF se están construyendo
contextos ricos en oportunidades y posibilidades para el desarrollo humano de
los niños, niñas y sus familias, partiendo de sus capacidades y
responsabilidades y favoreciendo espacios para la formación de nuevas prácticas
culturales y formas de relación de todos los actores vinculados en el
desarrollo del mismo.
Al frente de esta entidad se
encuentra Diego Molano Aponte uno de los más sobresalientes funcionarios del
Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, quien con su labor profesional y
calidez humana, ha venido demostrando con positivos resultados que el ICBF,
como integrante y representante del Estado y en cumplimiento de la misión
institucional, realiza una labor fundamental, como aporte destacable en la
construcción de un verdadero proyecto cultural en favor de la infancia, promoviendo,
fomentando y protegiendo el cumplimiento de los derechos de la niñez, así como
propiciando y gestionando acciones de apoyo al bienestar familiar, a nivel
nacional, departamental y municipal y en los ámbitos familiares y comunitarios.
En este país que se considera
democrático y civilizado, el ICBF, gracias a sus directivos y trabajadores en
todos los niveles, hoy están demostrándonos que es un instituto poderoso,
humanista, versado, dirigido por seres con altos valores éticos de bondad,
altruismo y compasión; personas comprensivas que saben que en últimas, el porvenir
de este nación está en los niños.
Y ante esta inmensa
responsabilidad con sus abnegadas labores nos están advirtiendo sus directivas
y funcionarios de los hogares infantiles, que si estos siguen abandonados por
el Estado y la sociedad, ¿cuál podría ser el porvenir que le espera a Colombia?
Y nos seguimos preguntando ¿pueden estos niños sentirse orgullosamente colombianos
cuando aún miles tienen privaciones, miseria, escasez, y que vagan por las
calles mendingando?
Diego Molano es un dinámico
ejecutivo bogotano de 42 años, casado con Marcela Rodríguez Olaya, padre de dos
hijos, se graduó como Administrador de Empresas de la Universidad del Rosario y
realizó un máster en Administración Pública en la Universidad de Columbia.
Empezó su carrera profesional
como asesor del entonces senador Luis Alfonso Hoyos durante todo el cuatrenio
1994-1998. Luego estuvo estudiando en Nueva York y a su regreso fue profesor de
la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la
Universidad del Rosario.
De allí fue llamado para asesorar
a Astrid Álvarez en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y,
cuando salió Álvarez por el cambio de administración en la ciudad en 2003, el expresidente
Álvaro Uribe conociendo de sus efectivas gestiones administrativas se lo llevó
a coordinar el componente social del Plan Colombia.
A Uribe le gustó el trabajo de
Molano Aponte y, pasó a dirigir los programas de Acción Social, cuando el
director general de la entidad era Hoyos. Diego Molano, volvió a dirigir Acción
Social en 2009, luego de haber sido el Coordinador del Programa MIDAS de la
Agencia de Cooperación de Estados Unidos, USAID, durante un año.
Amigo personal y muy cercano a
los afectos del presidente Juan Manuel Santos y la primera dama de la nación.
En noviembre de 2011 Acción Social Molano pasó de la Presidencia al nuevo
Departamento Administrativo de Prosperidad Social. Al tiempo, Molano pasó a la
dirección del ICBF, desde hace 10 meses a la que renunció Elvira Forero, y que
ya no depende del Ministerio de la Protección Social sino del Departamento de
Prosperidad Social.
Uno de sus grandes retos de
Molano Aponte al frente del instituto es cumplir con las nuevas tareas que le puso
la ley de víctimas al ICBF, pues no podemos olvidarnos que en los últimos diez
años murieron 465 niños en más de 200 masacres, hay 1.500.000 menores víctimas
del desplazamiento, 900 niños víctimas de minas antipersona, 4.600 niños
desvinculados de los grupos armados. Lo que sugiere que hay una labor enorme
por delante.
Los niños son como el amanecer de
cada nuevo día, lleno de esperanzas y alegrías. Y es por ello que para Diego
Molano Aponte, “los principales factores de riesgo para que un niño requiera
cuidado y protección especial en Colombia son: la pobreza, el conflicto armado,
el maltrato, la explotación, la descomposición familiar y el abandono.”
Temas estructurales y
coyunturales que el actual director nacional del ICBF, quiere fortalecer con el
compromiso de salvaguardar a los niños y niñas colombianos contra los daños y
comunicar claramente a todas las personas adultas los requisitos que se exigen
de ellas para proteger a la infancia.
Con ello por su denodada gestión
se está contribuyendo desde ICBF a crear un entorno más seguro y positivo para
los menores de edad y así demostrar que la entidad hoy tiene gente comprometida
que toma con seriedad su deber y su responsabilidad de diligencia. Con una la
política social que representa el inicio, y no el final, de la protección de la
infancia.
Los niños en Colombia son el
reflejo de la bondad olvidada de los adultos. Cuando nace un niño nace la
esperanza de una mejor patria. Y es por eso seguramente que el actual director
nacional del ICBF, Diego Molano Aponte comprometido con la niñez colombiana
sabe que los niños son la mayor certeza de que Dios existe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario