Reinel Gutiérrez
En esta convulsionada Colombia, en donde ahora se anhela tener
paz, hay diversidad de actitudes en la relación entre personas, pero sobre todo
en cuanto tiene que ver con los intereses de cada cual.
Existe un ansioso e inusitado interés entre la militancia de
movimientos religiosos por reclutar cada día a mas personas, (clientes
potenciales para orar y pagar), que asedian a la comunidad en operativos puerta
a puerta, muy similar a las ventas comerciales, lo que ha motivado a los
residentes de cada casa a colocar avisos que advierten "en esta casa no
queremos cambiar de religión”.
Pero a pesar de ello los vendedores de fe insisten, porque creen
que seguramente ese letrero es colocado por el diablo, y llaman para ofrecer
buena nueva, o por lo menos para entregar un mensaje.
Al lado de esa nota aparece otra que dice "En esta casa no
admitimos cambio de contador", y esta es para frenar el acoso de la
Empresa de Energía Eléctrica que pretende renovar todo. En la fachada de cada
casa, convertida ya en una cartelera, aparecen otros avisos como "no
compramos rifas", "no aceptamos promociones", "Aquí solo
votamos por el Dr. Uribe" etc.
En síntesis las ventas están a la par de la vida cotidiana, y el
asedio es tan grande que las personas ya no quieren abrir la puerta, porque de
una u otra manera terminan comprando el desinfectante que no necesitan, adquiriendo
la boleta para un sorteo, danzando en un culto religioso, o votando por quien
no quieren. Como si lo anterior fuera poco, en la calle los moto-taxistas
ansían subir a todas las personas, y los promotores de minutos en celular le
colocan en el rostro el aparato a todo aquel que cruce frente a ellos.
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