UNA SALIDA A LA TRAGEDIA
COLOMBIANA
http://www.revistaarcadia.com/impresa/libros/articulo/la-tragedia-griega-contemporanea/
Por
Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
Semana
recoge con acierto una entrevista de Camilo Jiménez Santofimio publicado en la Revista
Arcadia* sobre el libro La tragedia
griega contemporánea, primera parte de la trilogía “Con el agua al cuello”
de Petros Márkaris, “el más admirado escritor griego de hoy”.
Dentro
del análisis que realiza Márkaris en la entrevista expresa que el problema de
Grecia en esta coyuntura no podría resolverse encerrándola en la palabra crisis, tan manoseada y que pretende
escudarnos de dar explicaciones. Por eso hay que ir hacia adelante y “obligarnos
a entender qué nos pasa”.
Parece
que teníamos muy claro que cada Estado o país en el primer mundo tenía una
identidad, con territorio y fronteras, con una lengua, unas tradiciones, una
cultura propia. Que México, Venezuela, Argentina o Paraguay tenían orgullo de
su bandera, sus indígenas, su patrimonio cultural. Y que Colombia era más latina, más informal, más laxa a la hora
de asignarse una identidad.
¿De
dónde venimos, quienes son nuestros antepasados, cuáles eran los rasgos distintivos
de la cultura que nos dio origen? Dentro de los límites que hoy demarcan
nuestro mapa nacional, ¿cuántos pueblos indígenas habitaban, qué lenguas
hablaban, cuáles eran sus costumbres diarias, cuáles sus creencias y
pertenencias, sus valores? Y de ese cuadro antropológico, que no se puede
negar, ¿qué nos queda, cuál es la
herencia que nos legaron? O, como una respuesta hipotética, ¿fue que nunca la
recibimos o soberana y tácitamente decidimos voltear la espalda y hacer de
cuenta que ese pasado del que da cuenta la historia, no existió?
Entonces,
¿fue que rompimos la realidad y empezamos a contar nuestra historia a partir de
la llegada de Colón con sus cédulas reales y sus vestidos cortesanos y echamos
al olvido la vida y la cultura que existía en nuestro territorio? ¿Preferimos
despojarnos de nuestras armas, el amor por la Naturaleza, los valores de la
familia y su respeto, por el esquema de gobierno y sus problemas que venían del
primer mundo?
Sin
embargo, todavía subsisten hoy rasgos claros de la cultura milenaria que
habitaba el suelo que se llama Colombia ante las demás naciones del mundo. Casi
que no han sido tocadas las regiones que dominaban en el pasado. El Caribe
arriba, desde Sucre hasta Guajira con los arhuacos y wayuús, el Catatumbo o los
motilones y guanes en los Santanderes, la región central, hasta el gran Tolima
con los chibchas, muiscas y paeces, la Orinoquia en Caquetá, Guaviare, Guainía,
Vichada, Amazonas y la suroccidental con Putumayo, Nariño, Cauca, Valle y Chocó
con los guahibos, coreguajes, catíos, emberas.
Colombia
no está en crisis sociológica, como dicen que está la Eurozona a causa de la
economía. Márkaris se niega a aceptar que se denomine crisis a un conjunto de
factores que atraviesan a una sociedad. Hay crisis cuando se piensa, se
analiza, se hacen esfuerzos por dar salidas razonables a un problema que tiene varias
aristas. Pero aquí las aristas cada vez se pronuncian más y no hay voluntad
política de sanear cuestiones que se muestran de cuerpo entero.
La
corrupción en todos los niveles, la permeabilización del narcotráfico en la
economía, la poca acción del gobierno en los desastres, en las tercerías del
trabajo, el despoblamiento de los campos y el consiguiente desplazamiento
forzado, la tala de bosques legalizada, la mirada connivente ante el despojo de
tierras en la minería, el despojo de las cotizaciones de salud por las EPS, el
nulo porvenir de las pensiones en el país, la incertidumbre de la justicia, - por
nombrar algunos puntos álgidos -, hacen parte de nuestra tragedia nacional.
10-08-12
11:20 a.m.
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