Por: Luís Barrera
La bancada de congresistas vallecaucanos
con el presidente del Senado, Roy Barreras, a la cabeza, planteó transformar a
Coldeportes en Ministerio del Deporte fortaleciendo la política pública y el
presupuesto de los jóvenes deportistas colombianos.
La idea está teniendo acogida en
la opinión pública nacional gracias a los recientes positivos resultados de
nuestros deportistas en los olímpicos de Londres en donde nos alzamos con 8
medallas, 1 de oro, 3 de plata y 4 de bronce y el Congreso de la República,
Senado y Cámara, condecorará a los héroes olímpicos a su regreso a Colombia.
“Nuestros deportistas no pueden seguir siendo mendigos ni limosneros de apoyo”,
aseguró, el senador Barreras.
Y es que es muy cierto, el
deporte en Colombia no puede seguir siendo un fenómeno de los clubes sociales
privados y es urgente que descienda a los sectores más vulnerables de la
población para que los niños, niñas, adolescentes y jóvenes tengan
oportunidades distintas a la drogadicción, alcoholismo, delincuencia y
prostitución.
Salvo ciudades como Bogotá,
Medellín, Cali y Bucaramanga, el resto de conglomerados urbanos grandes,
medianos y pequeños, incluyendo nuestros
municipios caucanos así como las áreas rurales y veredas del país, son
un vergonzoso espectáculo en materia de escenarios deportivos y la falta de
apoyo al deporte en la mayoría de las disciplinas.
Como la cultura, el deporte es
tratado con desdén volviéndose la mayoría de las veces un simple compromiso de
la oratoria gubernamental. Es inadmisible que los gobiernos se olviden del
deporte como herramienta fundamental de la formación en valores y disciplina,
lo cual incide desfavorablemente en la conducta y actitud de millares de
jóvenes que bien podrían tener una visión más responsable de su participación
en sociedad.
Cada cierto tiempo el deporte
local se llena de emoción cuando uno de sus integrantes ocupa un lugar
destacado o sobresale en alguna prueba a nivel nacional o internacional. Las
satisfacciones que nos dieron nuestros medallistas deberían ser retribuidas por
el Estado, creando un verdadero Ministerio del deporte que congregue todas las
políticas que permitan la masificación de las distintas disciplinas y podamos
hacia el futuro tener mejores representaciones en las justas mundialistas y
certámenes internacionales.
Como país, estamos a años luz de
potencias deportivas como Estados Unidos, China o Rusia; sin embargo, es
necesario mirar la experiencia de esos países, o quizás el trabajo que
desarrolla Brasil o Cuba, que parten desde abajo, apoyando a las asociaciones
deportivas de cada ciudad. De ahí, van rescatando a los mejores elementos, que
tienen un respaldo económico importante que les permite alcanzar medallas y
buenas posiciones en sudamericanos o mundiales.
Creemos que el deporte viabiliza
la cultura ciudadana y contribuye a una educación integral humanista que
fomenta valores de solidaridad y disciplina, responsabilidad y respeto,
criterios ético-deportivos trasladables a nivel social y empresarial.
Por ello, si masificamos el
deporte, construimos escenarios apropiados y apoyamos dignamente a nuestros
deportistas, lograremos en un día no muy lejano que la cultura física y el
deporte, sean el proceso transformador de la sociedad colombiana que forme
parte de las prioridades de nuestro sistema social, con un apoyo consecuente y
sistemático del gobierno.
El balón por ahora lo tienen en
sus canchas nuestros congresistas y el Gobierno del presidente Santos, quienes
si en verdad desean hacerle un sincero homenaje a nuestras deportistas
olímpicos y por ende al deporte nacional, deberían seguir ambientando para materializar
esta idea y crear de una vez por todas un Ministerio que sin más burocracia
logre fomentar el óptimo, equitativo y ordenado desarrollo de la cultura física
y el deporte en toda sus manifestaciones y expresiones.
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