Hace 23 años, precisamente en el día 18 de agosto 1989, las balas de narcotráfico silenciaron las palabras de un hombre que habría podido cambiar la historia del país.
Cuando caminaba por la tarima, donde daría un discurso sobre su campaña en la localidad de Soacha, Luis Carlos Galán fue asesinado.
Galán, como se le decía y siempre se le recordará, era tal vez el último caudillo que llegue a tener Colombia (sólo la historia lo dirá), sabía que lo podían matar. Sin embargo, creyó en las palabras del director del DAS de ese momento, Miguel Maza Márquez, quien le dijo que la nueva escolta que le habían asignado era segura.
Las palabras de su señora madre no bastaron para detenerlo esa noche. Ella le dijo que no saliera a la calle, que se cuidara. Él creyó más en su seguridad de poder cambiar al país y sin miedo alguno se dirigió a la plaza principal de Soacha, donde se iba a encontrar con una gran parte del liberalismo.
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