LA POESÍA PERMANECERÁ
PEGADA AL CUERPO
La poeta Clara Schoenborn, primer
premio nacional, en Roldanillo
Por
Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
“Siento
que me perdí
y
solo me encontré
cuando
lo supe”
Patricia Ariza
Hace
unas largas semanas esperábamos que llegara la XXVIII edición del Encuentro de
Mujeres Poetas Colombianas en el Museo Rayo de Roldanillo. La sonatina de su
proximidad tiene su timbre propio. Águeda y su junta Directiva han estado todo
el año pensando cuáles serán las invitadas a recitales especiales, cómo se
decorará la Sala octogonal con los colores de Omar el Mago que pervive entre
los folios doblados y perfilan cada detalle para que nada quede al garete.
La
imaginación se ensancha como fuelle, la piel de los brazos se prepara para el
abrazo y las sensaciones nos llegarán por oídos y ojos cuando las divas nuevas
y las de siempre lleguen con sus cantos de sirena. Todo esto ha ocurrido ya. La
puerta principal del Encuentro cerró ayer a medido día. Pero el eco sigue
retumbando contra nuestra roca del tímpano. Dice Marga López que quien oyó unos
versos ya jamás volverá a ser el mismo.
Seguirán
repicando como picotazos de carpintero contra la corteza las voces de Mary
Navarro con su gorra negra, o Patricia Ariza con la agudeza del reproche, Martha
Patricia Meza con sus versos implacables, Gloria María Medina* con la ternura
de su canto, Juliana Correa en Carnavalenguas, Martha Elena Hoyos y Luz Marina
Posada en la guitarra, Mary Grueso con su voz de mar abierta, Olga Elena Mattei,*
eterna voz del oficio lírico con o de la ganadora del primer Premio, Clara
Schoenborg, con su poemas Abuela* o Poeta.
Como
golondrinas volverán los días a repetir la escena. Este remanso de paz, de
inspiración y renovación de los deseos e ilusiones no se puede acabar. Águeda*,
con sus ojos sin cansancio y sus palmas listas para el aplauso estará esperando
ansiosa a sus pupilas. Juan José tendrá lista la batuta y su reloj para llamar
y despedir a las inscritas que suben al podio a trinar y elevar sus trenos o
improperios por la guerra.
Roldanillo
volverá a vestirse de festival y los carboneros del parque mirarán los desfiles
de las mensajeras de paz que picotean los recuerdos y se ríen cuando salen por
la noche después de 12 horas de recitales, conferencias, obras de teatro y
conciertos en el teatrino al aire libre. Se abrirá mañana la convocatoria para
el Encuentro 29. Y seguirá la vida endulzando el paisaje de calles abarrotadas
de mujeres y montes recostados en las nubes.
Nosotros,
los profanos varones, iremos como dromedarios al lado de nuestras mujeres que
vienen con su carpeta de tejidos que han trabajado durante el año. Yo, como
decano, esperaré que alguna mire mis cabellos blancos y me dedique un verso o
un poema. Los habitantes del pueblo más visitado por mujeres en Colombia
seguirán abriendo sus ojos asombrados a las poetas con sandalias rojas,
vestidos largos, collares multicolores y el pecho altivo, como corresponde a
quienes cantan por la paz y el cese del conflicto. Se pararán un instante y
agradecerán que a Roldanillo, por las voluntades del dios llamado Omar Rayo y
su consorte Águeda Pizarro, hayan venido a plantar este árbol donde vienen a
anidar tantas mujeres cada verano.
23-07-12
11:45 a.m.
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