Jorge Eliecer Ortiz Fernández
Quienes estamos en el apasionante mundo del trabajo social observando lo que está pasando en el Cauca, nos queda imposible, no referir algunas palabras, en este caso, algunas líneas, sobre el célebre Presidente de la Republica del Uruguay, señor José Alberto Mujica Cordano, o mejor conocido a nivel mundial como “Pepe Mujica”.
Y no es precisamente que tengamos que evidenciar su momento político como presidente de este “pequeño” país, no con exactitud, es su forma de vida que lleva, aun, ostentando la dignidad presidencial.
Cuándo en la historia habíamos escuchado que un Presidente, del país que fuere, siguiera su vida normal, viviendo en su casa de habitación, transportándose en un modesto carro y lo que llama la atención donando el 80% de su sueldo, que llega a la suma de $ 250.000 pesos uruguayos, a ONG dedicadas a trabajar para suministrar vivienda digna a la población de bajos recursos.
Traigo el tema, precisamente en momentos que nuestro Departamento, atraviesa por una de sus etapas más críticas que historiador alguno haya registrado; por primera vez vemos que los grandes titulares nacionales e internacionales en los diferentes medios de comunicación, ocupan las primerísimas páginas, titulares, libretos en fin, hablando del “CAUCA EN GUERA”. Son dos temas: el de PEPE MUJICA y el DEPARTAMENTO DEL CAUCA, que haciendo un detenido análisis, podríamos advertir, que con la actitud de un mandatario desprendido de inmodestias, atemperado a la realidad económica, social y política de su país, podría dar claro ejemplo de lo que debe ser la verdadera austeridad ante nuestra realidad nacional: más del 50% de su población en extrema pobreza, 40% en pobreza media y tan solo un 10% de la población que pueden atender sin afugias las necesidades básicas del hogar y hasta darse algunos gustos.
Frente a esta realidad, considero y es mi punto de vista, que llegó el momento de despertar y ubicarnos en el contexto nacional, por una lado, que nuestros gobernantes se bajen de esa falsa posición de que las grandes caravanas y escoltas dan estatus, no, eso es despilfarro, en un país que exige prudencia en el gasto y por otro lado, que nuestros indígenas, que a pulso han ganado posiciones de poder y privilegios que en otrora les era vedado por su condición étnica, pues hoy los vemos igual encaravanados y con escoltas, que aterricen, este es nuestro país, no de unos u otros, es de todos los colombianos, por lo tanto, no aceptamos las gentes de bien, el trato indigno dado a los jóvenes militares, si se quiere de su misma condición social, todos absolutamente merecemos respeto.
Abogamos entonces por el dialogo, abogamos por un LIDER que sea capaz de convocar a la dirigencia regional y nacional comprometidos a trabajar por el desarrollo del departamento, un líder sin vanidades, pero si con carácter y comprometido con todos.
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