Por: Andrés Felipe Gil
17 de Julio de 2012
Los acontecimientos ocurridos en
el Cauca en los últimos días, y que dan cuenta de una realidad que lleva varias
décadas en esta región, nos obligan a reflexionar y debatir en torno a la
realidad de la confrontación con las FARC y el sentido estratégico del Cauca
para estas. Por ello voy a exponer algunos elementos que aporten en este
sentido y nos permitan encontrar acciones positivas incluso desde la sociedad
civil.
Vale la pena recordar que las
FARC, casi desde su hito fundacional en 1964, tienen presencia en el
departamento del Cauca, donde hoy operan 6 frentes y dos columnas móviles. En
el Norte del departamento finaliza un triángulo importante para las FARC que inicia
en la Macarena y que es caracterizado por ser montañoso, de difícil acceso y
que ha servido de zona de retaguardia para la provisión para la guerra y el
tráfico de narcóticos. Pero vale la pena sumar el hecho de que con la muerte
del Mono Jojoy, analistas muy importantes de este grupo guerrillero, anunciaron
el debilitamiento significativo del bloque oriental, lo cual deja como punta de
lanza para la acumulación de acciones violentas al Comando Conjunto de
Occidente y al Cauca como epicentro de este accionar.
Por otra parte, y con el ánimo de
entender la nueva dinámica de acción de la guerrilla, es necesario saber que el
éxito del Ejercito a partir del Plan Colombia, que permitió el fortalecimiento
sin precedentes de este y que cambió la correlación de fuerzas en conflicto, sumado
a la política de Seguridad Democrática por otro lado, siendo esta posible
gracias a la anterior, obligaron a las FARC a volver a la estrategia de guerra
de guerrillas, luego de haber avanzado a guerra de movimientos y casi alcanzar
la guerra de posiciones en los años noventa. Esto significó para las FARC
volver a las acciones a través de pequeños grupos, reunidos en las llamadas compañías
móviles y unidades Tácticas de Combate, a través de lo cual soportan su
accionar en más hostigamientos y menos enfrentamientos, en el uso de explosivos
con fines terroristas y en una pronunciada actividad de milicias urbanas para
la provisión de información, elementos de guerra y otras actividades
delictivas. Estrategia esta que se concretó en el llamado Plan Renacer puesto
en marcha en el 2008 bajo la dirección de Alfonso Cano. Lo cual habla de la
alta capacidad adaptativa de esta organización.
Sin embargo, es necesario
destacar que hoy como nunca antes se ha visto en la historia de las FARC, su
proyecto político está completamente deslegitimado y cuenta con el mínimo
respaldo de la población colombiana, adicionalmente, está sufriendo una
acelerada descentralización en el interior de su organización, lo cual se
traduce en una menor unidad de mando. Lo cual pone de manifiesto no solo el
éxito de la ofensiva militar en los últimos años, sino también la necesidad de
continuar con esta para lograr llevarla a un punto crítico y definitivo en la
confrontación.
No cabe duda, y muy pocos
colombianos pedirían lo contrario, que el gobierno nacional continuará con la
ofensiva y que seguiremos viendo por parte de las FARC en el Cauca, mientras
puedan hacerlo, acciones de alto impacto mediático como hostigamientos y
retenes ilegales.
Por otra parte, y desde el punto
de vista militar, de probarse la hipótesis según la cual el avión supertucano
fue derribado con un misil tierra-aire accionado por las FARC, estaríamos
presenciando un punto de inflexión significativo. Así como en su momento, el
mundo vio que las guerras no fueron las mismas con la aparición de las AK47 en
la segunda mitad del siglo XX y más recientemente con los Drones en la llamada Guerra
contra el Terrorismo, la posible posesión y uso de misiles tierra-aire obligarán
al ejército a recomponer su táctica ofensiva de una manera radical.
Por último, no podemos pasar por
alto, que cada día las FARC, las Bacrim y otros grupos ilegales en el país se
parecen más. En la medida en que sustentan su accionar por y para el negocio
del narcotráfico. Sugiriendo que en el hipotético fin de las FARC, el rentable
negocio del narcotráfico seguirá alimentando de sangre al país, ya no por este
grupo sino por cualquier otro que asuma esta empresa criminal.
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