Por: Andrés Felipe Gil
17 Julio de 2012
El país y los caucanos reconocen en la organización indígena un ejemplo
de orden comunitario, respeto por el territorio y tenacidad en la defensa de
sus derechos e intereses. Si bien, algunos líderes reconocen que pocos miembros
de la comunidad están de alguna manera involucrados en la guerrilla, lo mismo
no puede decirse de la organización ni de sus líderes. Estos han demostrado un
verdadero apego al principio de neutralidad en el conflicto entre las
guerrillas y el ejército colombiano.
Sin embargo, en momentos en que la mayoría de colombianos
reconocen en las FARC, por fuerza de los hechos para algunos y por efecto del
sufrimiento directo para otros, no un grupo que reivindica intereses políticos o
que se sustenta en la llamadas causas objetivas del conflicto, sino un
anacrónico grupo que no encontró su papel en la democracia y que atenta contra
el Estado en su conjunto, es necesario pedir por esta y otras tribunas, que las
organizaciones indígenas del país declaren abierta y francamente su rechazo,
como lo han hecho sin temores otras organizaciones civiles del país en otras
ocasiones, a toda organización ilegal que atente por vía de las armas contra la
organización estatal, incluyendo claramente a las FARC.
Esto reconoce de paso que las organizaciones indígenas son parte
fundamental del Estado colombiano y que toda organización que atente contra
este último, pone en riesgo a las mismas comunidades indígenas. Claramente,
esto no significa que las organizaciones indígenas no continúen con las
demandas y solicitudes en defensa del territorio y la autonomía.
Las organizaciones indígenas a través de su guardia indígena y los
cabildos han demostrado que son respetables y serios exponentes del apego al
orden ancestral y a su cosmovisión. Por eso una declaración de rechazo a las
FARC, no solo es necesaria para su misma organización, sino que fortalecerá aún
más la idea de defensa de un Estado colombiano pluriétnico que reconoce la
autonomía y el territorio indígena.
La neutralidad es una condición insostenible, que no puede
traducirse en atacar al Estado legítimo del cual hace parte integralmente la
misma organización indígena, intentando expulsar al Ejército de su territorio.
Es hora de solicitarle a la organización indígena una posición de rechazo directa
a los grupos ilegales alzados en armas, incluyendo a las FARC.
Así como el Gobierno Nacional no permitiría que grupos de
indígenas por las armas o por vías distintas a las que observa la constitución
nacional, atenten contra los mismos gobiernos indígenas que legítima y
democráticamente estén constituidos, la comunidad indígena debe rechazar las
acciones y la existencia de las FARC.
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