Rodrigo Valencia Q
Especial para Proclama del Cauca
Pintura
original de Rodrigo Valencia Q, óleo tamaño carta
Doña
Asunción, dama aristocrática, de temple y convicciones fuertes, tía de nuestro
prócer Francisco José de Caldas, viajó a Santafé de Bogotá a caballo, en esa
época de dificultades patrias, a interceder ante el virrey Juan Sámano para que
le perdonara la vida a su sobrino el sabio Caldas, comprometiéndose ella a
traerlo a Popayán, apartarlo de sus ideas políticas, y dedicarlo enteramente a
la ciencia y al estudio, según cuenta el arquitecto Luis Eduardo Ayerbe. Al
parecer, Sámano aceptó. Doña Asunción volvió a Popayán, pero a los días se
enteró que el sabio había sido fusilado el 29 de octubre de 1816 en la plazuela
de san Francisco, en Santafé de Bogotá.
Sintiéndose
profundamente herida y traicionada en su honor, volvió de nuevo en caballo a
Santafé de Bogotá; sin ningún permiso ni audiencia previa entró al despacho de
Sámano y le soltó tremendo golpe en la cara con un abanico, gesto al cual el
virrey contestó esta vez: “España no necesita de sabios”.
Verdad
o mentira, historia con probables deformaciones (porque, entre otras cosas, en
1816 Juan Sámano era gobernador de la provincia de Popayán y no era virrey en
Santafé de Bogotá), esta anécdota ha pasado hasta nosotros un tanto diferente,
en el sentido de que se nos ha dicho que Sámano, ante la petición de doña
Asunción, de una le respondió con la reconocida frase del déspota, y entonces
ella se atrevió con una valiente cachetada. Según dicen otros, el virrey le
contestó caballerosamente: “Manos blancas no ofenden”.
Al
parecer, doña Asunción, sin ser notoriamente agraciada (según el retrato), tenía
decisión o temperamento varonil y, entre otras cosas, no era partidaria de la
causa de los patriotas.
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