Por: Luís Barrera
Antes que todo hay que tener muy en claro a que se denomina popularmente una "profecía" y no es más que a la predicción de eventos futuros que no pueden ser conocidos por medios naturales. Pero la palabra hebrea hozeh (profecía) abarca mucho más. Se trata de una “visión” o “revelación interpretada.”
El profeta es enviado por Dios a proclamar al pueblo la verdad que conduce a la conversión y a la obediencia. Los profetas algunas veces también predicen eventos futuros, pero estas predicciones no son lo central, sino que sirven como confirmaciones divinas de la autenticidad de un mensaje divino.
Las profecías, como predicciones, son parte de la Providencia Divina. Dios, a cuyos ojos todas las cosas futuras están siempre presentes, puede comunicarlas a sus criaturas.
Solamente Dios tiene este poder. Las profecías, como los milagros, manifiestan su omnipotencia. De aquí que una religión respaldada por profecías debe de ser divina.
Benedicto XVI anunció contra todo pronóstico que renuncia a su Pontificado por su avanzada edad, se siente cansado, y cree que no está en posición de seguir con el ritmo que marca su cargo de apretada agenda social.
Después del anuncio del Papa Benedicto XVI un rayo cayó encima de la Basílica de San Pedro del Vaticano, lo que muchos ven como una señal. Tras la sorpresa inicial comienzan las apuestas para ver quién será el próximo Papa. Uno de los que se barajan como mucha insistencia en los medios es el cardenal Peter (Pedro) Turkson, de Ghana.
Al saberse que uno de los candidatos es negro, una de las profecías que más suena es la de Nostradamus que habla de un "rey negro" que traerá el fin del mundo. El visionario del siglo XVI pronosticó que la llegada del "rey negro" será justo antes del Apocalipsis final, "al principio habrá enfermedades mortales como advertencia, luego habrá plagas, morirán muchos animales, habrá catástrofes, cambios climáticos, y finalmente empezarán las guerras e invasiones del rey negro".
La otra profecía es la de San Malaquías, que habla del último Pontífice antes del fin de la Iglesia Católica, justo antes también del fin del mundo. San Malaquías hizo una peregrinación a Roma y durante el final del año 1139 y el comienzo de 1140, tuvo visiones acerca de 112 papas a partir de Celestino II, elegido Pontífice en 1130 hasta el último Pontífice descrito en su lista como Pedro el Romano.
El vaticinio del monje cisterciense San Malaquías, habla del fin de la Iglesia y del mundo con la llegada del Papa Pedro II. "Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas será destruida y el juez terrible juzgará al pueblo".
El sorpresivo anuncio ha desatado también la polémica respecto a la nacionalidad del próximo líder de la iglesia católica y la posibilidad de que se elija un pontífice estadounidense o latinoamericano.
Según San Malaquías, el próximo santo padre sería Pedro el Romano, “el papa bajo el que la ciudad de las siete colinas será destruida”. Los estudiosos de los manuscritos de Malaquías interpretan que Roma es la ciudad de las siete colinas» de ahí que la llegada del próximo pontífice signifique para algunos el final de la iglesia católica y para otros el de la humanidad.
Partiendo de esta “teoría” hay quienes se atreven a ir más allá y auguran que Pedro el Romano podría ser Tarcisio Pietro (Pedro) Evasio Bertone, actual secretario del Estado Vaticano y camarlengo, nacido 1934 en la ciudad de Romano Canavese, diócesis de Ivrea, Italia y que desde el próximo 28 de febrero ejercerá las funciones de Jefe del Estado Vaticano durante la elección papal. Tarcisio Bertone es desde el 2006 secretario de Estados del Vaticano, es decir, el encargado de manejar todas las funciones políticas y diplomáticas de la Ciudad del Vaticano y la Santa Sede, una especie de Primer Ministro del Vaticano.
Además, desde el 2007 cumple la función de Camarlengo, esto significa que es el encargado de acompañar al Papa en su lecho de muerte y de confirmar y anunciar a las autoridades vaticanas el fallecimiento del Sumo Pontífice. Un cargo sin lugar a dudas de alta confianza dada por el actual Papa Benedicto XVI. Pero como éste renunció, le corresponde “reemplazarlo” temporalmente mientras se convoque a un cónclave en donde se elegirá el nuevo sumo pontífice.
Es importante tener en cuenta que estas profecías no son parte del magisterio de la Iglesia ni son necesarias para la salvación. La validez de su contenido no está garantizada por la Iglesia.
Recordemos que una profecía vale tanto y cuanto nos ayude o anime a vivir la fe ya revelada. Estas profecías podrán tener su interés pero ayudan poco para lograr esa meta. Por algo la Iglesia oficialmente les ha dado tan poca importancia.
Según las opiniones y sondeos de los “vaticanólogos”, Peter Turkson, cardenal Ghanés, es el que más probabilidades estadísticas tiene de ser el próximo Papa. Pero ninguna de estas interpretaciones proceden oficialmente de la Iglesia Católica, pero seguramente oiremos más sobre la Profecía de los papas de manos de los creyentes en el fin del mundo si alguien se encarga de hacer coincidir las consignas de San Malaquías con el nuevo papa que se anuncie tras la fumata blanca.
Lo que muchos prelados de la Iglesia católica coinciden es en que en cuanto al perfil debe tener el nuevo Pontífice es que debe ser "una persona con los ojos muy abiertos para ver lo que la gente necesita y un corazón enorme para estar en condición de servir".
Oran para que sea un santo y que tenga la cabeza bien amueblada. Una cualidad muy importante es que sea sólido, porque el Papa es el sucesor de San Pedro, sobre el que está edificada toda la Iglesia. Es importante que ese edificio se mantenga en pie y, por lo tanto, hace falta una piedra bastante sólida.
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