Por: Luís Barrera
Los colombianos todos, sin
distinciones, debemos solidarizarnos con nuestro vicepresidente Angelino Garzón
y su familia, un hombre brillante de humilde origen y admirable trayectoria
política que por estos días atraviesa delicados quebrantos de salud como
consecuencia de su reciente isquemia cerebral y el diagnóstico de un cáncer de
próstata.
Profundamente devoto católico, su
experiencia como reconocido dirigente sindical y gobernador de los vallecaucanos,
durante toda su vida ha demostrado ser un defensor de los derechos humanos,
principios y valores de la clase obrera y pobre de este país.
Aunque él mismo ha mencionado que
estaría dispuesto a renunciar al alto cargo que ostenta si el propio presidente
Juan Manuel Santos se lo pidiese, para su condición humana y de salud, lo
preferible es que el vicepresidente, con la solidaridad y las oraciones de los colombianos,
diera un paso atrás y renunciara de ese alto cargo, pues por encima de todo
honor está su salud, su propia vida y la tranquilidad de sus familiares y
allegados.
Para
los que aún no saben, la próstata es la glándula sexual del hombre encargada de
producir el semen. Es del tamaño de una nuez y se encuentra debajo de la vejiga
de la orina, rodeando a la uretra.
Angelino
debe renunciar, porque pese a que está en sus cabales y se nota una
recuperación psicomotriz, no se debe abandonar a su drama personal y dedicarse
de tiempo completo a los tratamientos médicos y científicos que le den reposo
mental y físico.
Comentan
los médicos y especialistas que a diferencia de otro tipo de cáncer, el de
próstata se caracteriza por evolucionar de forma muy lenta. El cáncer de
próstata es extremadamente frecuente, aun cuando su causa exacta sea
desconocida.
Cuando
se examina al microscopio el tejido prostático obtenido tras una intervención
quirúrgica o en una autopsia, se encuentra cáncer en el 50 por ciento de los
hombres mayores de 70 años y prácticamente en todos los mayores de 90.
Los
síntomas de la enfermedad pueden tardar mucho tiempo, incluso años, en
manifestarse. Por lo general, pasado un tiempo el cáncer se puede manifestar
mediante alteraciones en la función de orinar (incapacidad para hacerlo,
efectuarlo de forma muy frecuente, sentir dolor o padecer incontinencia).
Junto
con estos síntomas, el paciente puede padecer un dolor frecuente en la parte
baja de la espalda, tener una vida sexual problemática e incluso expulsar
sangre en la orina o en el semen.
Esta
enfermedad presenta unos síntomas que tardan muchos años en manifestarse. Por
este motivo, es muy importante que las personas que tienen posibilidades de
contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos de forma frecuente.
Es
importante recordar el hecho que el hombre tiene mayores posibilidades de
padecer la enfermedad a medida que envejece. A pesar de la evolución lenta de
la enfermedad y de la manifestación tardía de sus síntomas, el cáncer de
próstata puede diagnosticarse mediante pruebas médicas. A través de un examen
digital (palpamiento en la zona afectada) o un análisis de sangre especial, se
puede llegar a detectar la enfermedad antes de que los síntomas se presenten.
Tras una revisión física general, el urólogo hará preguntas sobre los síntomas
y antecedentes médicos, y procederá a realizar algunos de los siguientes
exámenes:
Examen
rectal digital (tacto rectal). En esta prueba, mediante un guante lubrificado,
el médico inserta un dedo en el recto (último tramo del intestino grueso) del
paciente para detectar la existencia de alguna área irregular dura (hinchazón o
protuberancia), que podría ser indicio de cáncer. A pesar de ser incómoda, que
algunos llaman la “prueba de la humillación” se trata de una prueba rápida e
indolora.
El
análisis de sangre o prueba de determinación del antígeno prostático
específico. Esta prueba -de gran utilidad en los llamados "cánceres
silenciosos"- consiste en la extracción de sangre para detectar la
existencia de una sustancia producida por la próstata llamada antígeno
prostático específico (PSA).
Con
el examen de orina. Con una muestra de orina, el médico puede determinar si
ésta tiene sangre o señales de alguna anomalía, como podría ser una infección,
hiperplasia (agrandamiento) de próstata o marcadores de cáncer.
Y
en la ecografía transrectal (TRUS), se usan de ondas sonoras para crear una
imagen de la próstata en una pantalla de vídeo en la que se podrán detectar
pequeños tumores. La colocación de la sonda en el recto puede ser incómoda,
pero no dolorosa. La prueba se efectúa en la consulta médica y su duración
oscila entre 10 y 20 minutos.
A
pesar de la dificultad existente para predecir con exactitud los efectos
secundarios del tratamiento del cáncer de próstata, se pueden conocer algunos
efectos constantes según el tipo de tratamiento utilizado.
El
tratamiento quirúrgico como se le hizo al presidente Santos, puede provocar
malestar los primeros días después de la operación. Otro síntoma común en este
tipo de intervenciones es la sensación de cansancio y debilidad. La impotencia
y la incontinencia urinaria son, sin duda, los efectos secundarios más molestos
y preocupantes para el paciente.
Ante este eventual cuadro clínico los médicos que hemos
consultado sobre el particular, me han comentado que lo mejor para el paciente
el vicepresidente Angelino Garzón, es que renuncie o pida una licencia para
entregarse a su salud, pues el tratamiento contra el cáncer de próstata es algo
muy delicado y serio que merece toda la tranquilidad, reposo y dedicación del
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario