domingo, 21 de octubre de 2012

EDGAR NEGRET


Domingo 21 de octubre, 2012
De: Mario Pachajoa Burbano

Amigos:

Guillermo Borrero Aragón M.D. hace memoria sobre anécdotas de Edgar Negret poco conocidas.

Cordialmente,

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EDGAR NEGRET

Por: Guillermo Borrero Aragón

Octubre 2012


La elogia de Edgar Bustamante, nos ha tocado a todos aquellos que tuvimos la enorme fortuna de haber conocido de cerca al escultor, y personaje inolvidable: Edgar Negret.

Para el grupo de nuestra generación, Edgar fue como una vertiente de estímulo intelectual.

Por allá en los años sesenta apareció en Popayán trayendo información nueva sobre arte, teatro y gente de la que nunca habíamos oído hablar. Tenía una característica muy especial: escuchaba atentamente a quien se atreviera a emitir un concepto, o hacer un acto creativo. Tenía un duende muy especial que capturaba la atención de quien lo oía, pronunciaba sus ideas con la vocalización y elocuencia del mejor actor.

Un buen día se apareció con Ellen Stewart, una pionera del teatro del llamado Off Off Broadway, fundadora de La MaMa en Nueva York, e impulsora del movimiento contemporáneo más importante de la época, que terminó influenciando a medio mundo.

Escritores de la talla de Edward Albee –de quien se dice que americanizó el Teatro del Absurdo–, y de Paul Foster, en la misma corriente. Salieron de allí directores como Tom O’Horgan, que dirigió para Broadway “Hair” y luego “Jesus Christ Super Star” entre otras obras legendarias, creador del concepto de “Teatro Total”, por ser altamente físico, fueron producto de la inspiración de ésta mujer.

Recuerdo que la recibimos en el aeropuerto de Cali con Guillermo Guevara, y la transportamos a Popayán en medio de una tormenta apocalíptica. Solo acertó a decir en español: “la furia del trópico”.

Podría seguir contando anécdotas de este tipo, como la vez que, por su iniciativa, invitamos a Santiago García y a Kepa Amuchástegui a Popayán a presentar “La historia del zoológico” de Edward Albee. Con la ayuda del TEU organizamos el escenario en el jardín de la Herrería, enmarcado por el Puente del Humilladero, creando una noche de ensoñación que resultó ser el espectáculo más fascinante que yo recuerde.

Como dice Edgar Bustamante, quizás la vivencia que persiste con más valor, es la de haberlo visto, con sombrero y bufanda, en su casa de Bogotá, rodeado de su arte y sus fantasmas, ofreciéndonos tamales de pipián y vino francés, mientras nos deleitaba con su sonrisa a lo Charles Boyer.

Guillermo Borrero

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