FABIO
ARÉVALO ROSERO MD
Todos los imperios y todas las influencias efectivas, no son más
que el poder en la confianza. La grandeza y el talante de una persona están en
la credibilidad que pueda inspirar, particularmente a partir de la coherencia y
de sus competencias. Como es nuestra confianza, es nuestra capacidad. La mayor
riqueza que pueda alcanzar un gobernante, una institución, un individuo, es el
capital de confianza que sea capaz de atesorar. Construir confianza es un
proceso exigente, doloroso y costoso; requiere de un enorme compromiso que
pocos están dispuestos a ofrecer, especialmente la mayoría de políticos y
gobernantes.
Además se requiere de unas dotes de sabiduría muy particulares,
que se basan en la formación, la visión, la experiencia y la riqueza de
criterio que moldean un carácter. Sólo los líderes capaces de inspirar
confianza con base en su talante pueden mantener a todos centrados en tareas
importantes. Es el logro de influir eficazmente y tener seguidores genuinos
ante un líder legítimo. Toda actividad, toda propuesta que se presente, para un
mínimo éxito debe respaldarse en la confianza ciudadana previamente edificada a
través de un proceso. La mayoría de dirigentes y gobernantes solo ofrecen
espectáculos mediáticos, informes insulsos para justificar una gestión sin
mejoría de indicadores. Esta historia muestra el patético caso de gobernantes
que “cumplen”, pero no transforman.
En Nueva York se construyeron dos rascacielos impresionantemente
altos, a treinta metros de distancia uno del otro. Un famoso equilibrista
tendió una cuerda en lo más alto de los edificios con el fin de pasar caminando
sobre ella. Antes dijo a la multitud expectante: -"Cruzaré sobre la
cuerda, pero necesito que ustedes crean en mí y tengan confianza en que lo
lograré"... - "Claro que sí" - , respondieron al unísono. Subió
y ayudándose de una vara de equilibrio comenzó a atravesar de un edificio a
otro sobre la cuerda. Habiendo logrado la hazaña dijo a la multitud que le
aplaudía emocionada: -"Ahora voy a pasar pero sin la ayuda de la vara. Por
tanto, más que antes, necesito su confianza y su fe en mí".
El equilibrista comenzó a cruzar lentamente de un edificio hasta
el otro. La gente asombrada aplaudía. Entonces el equilibrista en medio de las
ovaciones por tercera vez dijo: - "Ahora pasaré por última vez, pero será
llevando una carretilla sobre la cuerda... Necesito, más que nunca, que confíen
en mí". La multitud guardaba tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que
esto fuera posible. -"Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré"-,
afirmó. Entonces uno de los que estaba atrás gritó: -"Tú puedes. Yo confío
en ti". El equilibrista, para certificar su confianza, le retó: -"Si
de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla..."
Ahora evaluemos, ¿a la carretilla de quien estamos dispuestos a
subirnos? De alcalde, del gobernador, de los concejales, diputados, del
presidente, los congresistas… ¿Nos inspiran confianza? ¿Creemos en algunos de
ellos? La respuesta parece obvia.
El Observatorio Social con el programa “Popayán como vamos” medirá
esencialmente el nivel de confianza y de gestión de estos personajes. Por ahora
es posible que los bajos indicadores y la situación progresivamente precaria,
corresponda en buena medida a la desconfianza ciudadana en la mayoría de
dirigentes. Como el contagio de una enfermedad, el contagio de la confianza
puede generar más confianza.
Apostilla: El gobierno local en Popayán,
para evitar un colapso debe reformular su credibilidad. Ello exige cambios
urgentes, crisis con decisiones de carácter, sin interferencia de los políticos
tradicionales. ¿Habrá una mínima disposición para ello?, o prima la arrogancia
con intereses muy particulares.
Este documento-video, nos ilustra más sobre el valor de la
confianza:
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