lunes, 22 de octubre de 2012

La confianza, factor de éxito


FABIO ARÉVALO ROSERO MD

Todos los imperios y todas las influencias efectivas, no son más que el poder en la confianza. La grandeza y el talante de una persona están en la credibilidad que pueda inspirar, particularmente a partir de la coherencia y de sus competencias. Como es nuestra confianza, es nuestra capacidad. La mayor riqueza que pueda alcanzar un gobernante, una institución, un individuo, es el capital de confianza que sea capaz de atesorar. Construir confianza es un proceso exigente, doloroso y costoso; requiere de un enorme compromiso que pocos están dispuestos a ofrecer, especialmente la mayoría de políticos y gobernantes.

Además se requiere de unas dotes de sabiduría muy particulares, que se basan en la formación, la visión, la experiencia y la riqueza de criterio que moldean un carácter. Sólo los líderes capaces de inspirar confianza con base en su talante pueden mantener a todos centrados en tareas importantes. Es el logro de influir eficazmente y tener seguidores genuinos ante un líder legítimo. Toda actividad, toda propuesta que se presente, para un mínimo éxito debe respaldarse en la confianza ciudadana previamente edificada a través de un proceso. La mayoría de dirigentes y gobernantes solo ofrecen espectáculos mediáticos, informes insulsos para justificar una gestión sin mejoría de indicadores. Esta historia muestra el patético caso de gobernantes que “cumplen”, pero no transforman.

En Nueva York se construyeron dos rascacielos impresionantemente altos, a treinta metros de distancia uno del otro. Un famoso equilibrista tendió una cuerda en lo más alto de los edificios con el fin de pasar caminando sobre ella. Antes dijo a la multitud expectante: -"Cruzaré sobre la cuerda, pero necesito que ustedes crean en mí y tengan confianza en que lo lograré"... - "Claro que sí" - , respondieron al unísono. Subió y ayudándose de una vara de equilibrio comenzó a atravesar de un edificio a otro sobre la cuerda. Habiendo logrado la hazaña dijo a la multitud que le aplaudía emocionada: -"Ahora voy a pasar pero sin la ayuda de la vara. Por tanto, más que antes, necesito su confianza y su fe en mí".

El equilibrista comenzó a cruzar lentamente de un edificio hasta el otro. La gente asombrada aplaudía. Entonces el equilibrista en medio de las ovaciones por tercera vez dijo: - "Ahora pasaré por última vez, pero será llevando una carretilla sobre la cuerda... Necesito, más que nunca, que confíen en mí". La multitud guardaba tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible. -"Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré"-, afirmó. Entonces uno de los que estaba atrás gritó: -"Tú puedes. Yo confío en ti". El equilibrista, para certificar su confianza, le retó: -"Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla..."

Ahora evaluemos, ¿a la carretilla de quien estamos dispuestos a subirnos? De alcalde, del gobernador, de los concejales, diputados, del presidente, los congresistas… ¿Nos inspiran confianza? ¿Creemos en algunos de ellos? La respuesta parece obvia.

El Observatorio Social con el programa “Popayán como vamos” medirá esencialmente el nivel de confianza y de gestión de estos personajes. Por ahora es posible que los bajos indicadores y la situación progresivamente precaria, corresponda en buena medida a la desconfianza ciudadana en la mayoría de dirigentes. Como el contagio de una enfermedad, el contagio de la confianza puede generar más confianza.

Apostilla: El gobierno local en Popayán, para evitar un colapso debe reformular su credibilidad. Ello exige cambios urgentes, crisis con decisiones de carácter, sin interferencia de los políticos tradicionales. ¿Habrá una mínima disposición para ello?, o prima la arrogancia con intereses muy particulares.

Este documento-video, nos ilustra más sobre el valor de la confianza:

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