martes, 23 de octubre de 2012

¡ENHORABUENA PRESIDENTE!


Por: Santiago Zambrano Simmonds

No es síntoma de debilidad repensarse como sociedad, algo por bueno que sea, es susceptible de mejorar. Hay múltiples ejemplos a nivel mundial que un proceso de paz puede servir para ese cometido.

Algunos dirán es que la guerrilla está debilitada y no pueden sentarse de igual a igual con la institucionalidad, puede que sea o no cierto, pero hagamos y acompañemos este ejercicio como sociedad, independientemente de los actores, es como un alto en el camino y nos evaluemos como nación.

Ahora bien, preguntémonos si después de cincuenta años de guerra, de ensayar todas las estrategias,¿alguien puede reclamar la victoria? Despojémonos, los de la ciudad, de nuestro egoísmo y reconozcamos que la sociedad no es solo la urbana, también hay millones de compatriotas rurales, que en el caso del Cauca son la mayoría, que llevan medio siglo apabullados por la violencia.

Dentro de la agenda que se avecina en el proceso de paz, hay dos asuntos que para el Cauca son de la mayor relevancia para lograr la armonía entre sus habitantes: La tenencia de las tierras y la política anti drogas. Dependerá del liderazgo de nuestros dirigentes y de nosotros como sociedad incluir la realidad caucana en la agenda de paz.

Esta es la oportunidad para que se reconozcan con un criterio político, social, incluyente y económico, despojados de discernimientos revanchistas y ancestrales, las justas reivindicaciones que por la tierra tienen los indígenas pero que a su vez se incluyan con los mismos derechos las de los mestizos y las de los afros.

Tampoco como sociedad debemos temer discutir el modelo económico, porque lo que nos debemos preguntar es si ha funcionado. ¿Si estamos de acuerdo con las oportunidades que el modelo le ofrece a nuestra juventud, a los profesionales, a nuestro campesinado y si estamos contentos con los índices de miseria existentes?

Decía con acierto Jaime Bateman: “La paz no es solucionar la suerte de un puñado de guerrilleros, la paz no es el cese al fuego, ni la dejación de armas, la paz es justicia social, SON SOLUCIONES REALES A LOS PROBLEMAS REALES…”. Un proceso de paz serio debe ser la ocasión para mejorarle las oportunidades a millones de ciudadanos pero reconociéndonos y respetándonos desde la diferencia, sin favoritismos religiosos, étnicos, ni políticos pues los derechos de uno empiezan donde terminan los de los demás.

Finalmente para los escépticos, decirles que todos los esfuerzos que se hagan por la paz son pocos y que por lo menos la historia reconozca que lo intentamos. Al Presidente, decirle que muchos, con entusiasmo, lo acompañamos en este cometido mientras que sea trasparente su actuación. Y nosotros el pueblo, cansados de tantas fracturas sociales y violencia, celebramos que en hora buena Colombia lo vuelve a intentar.

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