Reinel Gutiérrez
Abordando un poco el tema religioso, hay que decir que la
humanidad no ha abandonado la fe, la esperanza, y cada día aumenta el número de
creyentes que colma los templos.
Vale la pena preguntarse si esto era mas válido en los tiempos
remotos que en los modernos, porque ahora no sucede lo que antes ocurría, o sea
llovía maná y se multiplicaban los peces y los panes para calmar el hambre de
los necesitados.
En las reuniones se agotaba la bebida y el agua era convertida en
vino para que la fiesta continuara hasta el amanecer. Ocurrían resurrecciones,
pues los que habían muerto retornaban a su auto-dinamismo.
Con una varita mágica se podía abrir el mar de par en par, y si
alguno era tragado por una ballena, lograba salir de allí y continuar viviendo.
Además, era fácil contactarse con el de arriba, pues una vez era
solicitado, empujaba las nubes a un lado y asomaba su rostro para ver qué se ofrecía.
¿Por qué no pasa esto ahora, y nunca alguien se volvió a convertir
en santo, para invocarlo como sucedía antes? ¿Será que ya se llenó el cupo, y
cualquier Anatolio por muchos méritos que haga no llega al trono en los
altares? La fe de ahora es distinta, porque es convertida en negocio, o sea una
industria sin chimeneas que enriquece a los más vivos.
Los únicos santos que tenemos son Juan Manuel, Francisco, Enrique
y unos mas por allí, pero no son milagrosos, y a pesar que vociferan promesas y
halagos, nunca podrán decirle al pueblo desvalido "levántate y anda".
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