lunes, 17 de septiembre de 2012



EL PRESENTE SOBRE EL AGUA


Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano

La fotografía de Juan Pablo Rueda en El Tiempo de hoy lunes es aterradoramente diciente. Un joven que se baña en piedra y grietas. Contrasta un poco con la sabia y oportuna advertencia del mandatario Santos sobre una sequía faraónica en el país. El Ideam no lo puede ocultar ni paliar.

Como el narcotráfico, como las Bacrim, el paramilitarismo, las Farc, el fleteo, los nuevos ganaderos que arrasan hectáreas para poner unas docenas de reses, aparece esta nueva plaga que ya se estaba incubando. Aunque la sequía no es un fenómeno que toque únicamente a nuestra patria, pues las diferentes Cumbres Ambientales desde Kioto lo vienen advirtiendo, ya nos tocó vivirla a nosotros.

La Naturaleza no perdona. El calentamiento global obedece a políticas equivocadas oficiales de los gobiernos. No es culpa solo de EE.UU. o de Israel, Irán, Irak, Corea del Norte, China, Japón, Brasil o Canadá. Colombia no puede mirar por encima del hombro y decir que la culpa la tuvo No-él sino el otro. Es culpa global, sí, pero... ¿Qué se hizo el agua?

Colombia podrá probar ahora lo que hemos oído desde niños. Cómo es el desierto del Sahara, cómo son los oasis, cómo son los odres que guardan el agua para calmar el calor y la sed bajo el sol ardiente de las caravanas de beduinos y camellos. Cuánto vale el agua de un río, de una quebrada, de un riachuelo, de una mana diminuta en una peña o una cañada. La sed será el pan de cada día. Y los consorcios temporales o extranjeros no harán el milagro de darnos ríos de leche y agua.

Colombia deberá pensar muy bien lo que valen aún sus selvas amazónicas, del Chocó, de cada pueblo, lo que valen sus montañas quietas como vacas que pacen. Lo que valen sus minas, sus ríos grandes y pequeños, sus abejas, sus pájaros, sus venados, sus serpientes, sus ranas, sus estanques y humedales. Los gallinazos están a la espera.*

Los Ministerios del Ambiente, de Comercio Exterior, de Obras y Transporte, de Minas y Energía y sus voraces nuevas Agencias deberán cesar su afán de conceder licencias para acabar con estas fuentes de riqueza que aún nos quedan y subir el PIB.

El Espectador ayer mismo denunciaba cómo en el Macizo Colombiano, en el Corazón más rico de Colombia en aguas, 19 compañías como la Anglo Gold, la Continental Gold, la Angloamerican, la Carboandes, la Guatavita Gold están rifándose el Nudo de Almaguer y Páramo de las Papas. Hasta el lingüista Noah Chomsky se queja de este inminente despojo. Viene un ministro y concede. Lo cambian y el que llega no hace nada porque ya estaba así planeado. Como ocurre con Pacific Rubiales y Cerromatoso Coal que ya nos llenan con sus propagandas por TV seudonacionalistas muy jugosas para tratar de tapar el estropicio.

Las talas sistemáticas, continuas, inclementes de bosques por parte de las empresas papeleras y constructoras han dejado calvos nuestros suelos, sin protección para calmar los vientos y guardar la humedad. Han aparecido los vendavales, los huracanes que jamás ocurrían, como en el Caribe y EE. UU. Y el gobierno sigue concediendo licencias ambientales junto a playas, reservas naturales, ríos y licencias que llaman aprovechamientos forestales, nombre muy inocente pero mortífero.

La advertencia del Presidente de que cuiden el agua, como aquella otra a los padres de familias hace unos meses de que los padres deben cuidar lo que hacen sus hijos, cae en terrenos ya áridos. La deforestación no se frenará por la iniciativa privada, la contaminación con mercurio, la apertura sin planes previos de carreteras e hidroeléctricas, la explotación indiscriminada e irresponsable de níquel, oro y otros metales solo las pueden hacer u ordenar las autoridades que deben cuidar nuestro Patrimonio nacional ya tan violado. La advertencia es para el Gobierno y para el ciudadano que paga para tener el servicio del otrora abundante líquido y lo mal-gasta.

¿Será que las empresas extranjeras devolverán el agua que nos han secado con sus máquinas, que las papeleras y constructoras nos darán de beber y refrescarán nuestros sudores a cambio de la deforestación y erosión a que nos han sometido? ¿Cuál es el precio que cobra el Gobierno y el Congreso y la Contraloría a estos responsables de nuestra sequía?


17-09-12                                           10:42 a.m.

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