EL PRESENTE SOBRE EL AGUA
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
La
fotografía de Juan Pablo Rueda en El Tiempo de hoy lunes es aterradoramente
diciente. Un joven que se baña en piedra y grietas. Contrasta un poco con la
sabia y oportuna advertencia del mandatario Santos sobre una sequía faraónica
en el país. El Ideam no lo puede ocultar ni paliar.
Como
el narcotráfico, como las Bacrim, el paramilitarismo, las Farc, el fleteo, los
nuevos ganaderos que arrasan hectáreas para poner unas docenas de reses, aparece
esta nueva plaga que ya se estaba incubando. Aunque la sequía no es un fenómeno
que toque únicamente a nuestra patria, pues las diferentes Cumbres Ambientales
desde Kioto lo vienen advirtiendo, ya nos tocó vivirla a nosotros.
La
Naturaleza no perdona. El calentamiento global obedece a políticas equivocadas
oficiales de los gobiernos. No es culpa solo de EE.UU. o de Israel, Irán, Irak,
Corea del Norte, China, Japón, Brasil o Canadá. Colombia no puede mirar por
encima del hombro y decir que la culpa la tuvo No-él sino el otro. Es culpa global, sí, pero... ¿Qué se hizo el
agua?
Colombia
podrá probar ahora lo que hemos oído desde niños. Cómo es el desierto del
Sahara, cómo son los oasis, cómo son los odres que guardan el agua para calmar
el calor y la sed bajo el sol ardiente de las caravanas de beduinos y camellos.
Cuánto vale el agua de un río, de una quebrada, de un riachuelo, de una mana
diminuta en una peña o una cañada. La sed será el pan de cada día. Y los
consorcios temporales o extranjeros no harán el milagro de darnos ríos de leche
y agua.
Colombia
deberá pensar muy bien lo que valen aún sus selvas amazónicas, del Chocó, de
cada pueblo, lo que valen sus montañas quietas como vacas que pacen. Lo que
valen sus minas, sus ríos grandes y pequeños, sus abejas, sus pájaros, sus
venados, sus serpientes, sus ranas, sus estanques y humedales. Los gallinazos
están a la espera.*
Los
Ministerios del Ambiente, de Comercio Exterior, de Obras y Transporte, de Minas
y Energía y sus voraces nuevas Agencias deberán cesar su afán de conceder
licencias para acabar con estas fuentes de riqueza que aún nos quedan y subir
el PIB.
El
Espectador ayer mismo denunciaba cómo en el Macizo Colombiano, en el Corazón
más rico de Colombia en aguas, 19 compañías como la Anglo Gold, la Continental
Gold, la Angloamerican, la Carboandes, la Guatavita Gold están rifándose el Nudo
de Almaguer y Páramo de las Papas. Hasta el lingüista Noah Chomsky se queja de
este inminente despojo. Viene un ministro y concede. Lo cambian y el que llega
no hace nada porque ya estaba así planeado. Como ocurre con Pacific Rubiales y
Cerromatoso Coal que ya nos llenan con sus propagandas por TV
seudonacionalistas muy jugosas para tratar de tapar el estropicio.
Las
talas sistemáticas, continuas, inclementes de bosques por parte de las empresas
papeleras y constructoras han dejado calvos nuestros suelos, sin protección
para calmar los vientos y guardar la humedad. Han aparecido los vendavales, los
huracanes que jamás ocurrían, como en el Caribe y EE. UU. Y el gobierno sigue
concediendo licencias ambientales junto a playas, reservas naturales, ríos y
licencias que llaman aprovechamientos
forestales, nombre muy inocente pero
mortífero.
La
advertencia del Presidente de que cuiden el agua, como aquella otra a los
padres de familias hace unos meses de que los padres deben cuidar lo que hacen
sus hijos, cae en terrenos ya áridos. La deforestación no se frenará por la
iniciativa privada, la contaminación con mercurio, la apertura sin planes
previos de carreteras e hidroeléctricas, la explotación indiscriminada e
irresponsable de níquel, oro y otros metales solo las pueden hacer u ordenar
las autoridades que deben cuidar nuestro Patrimonio nacional ya tan violado. La
advertencia es para el Gobierno y para el ciudadano que paga para tener el
servicio del otrora abundante líquido y lo mal-gasta.
¿Será
que las empresas extranjeras devolverán el agua que nos han secado con sus
máquinas, que las papeleras y constructoras nos darán de beber y refrescarán
nuestros sudores a cambio de la deforestación y erosión a que nos han sometido?
¿Cuál es el precio que cobra el Gobierno y el Congreso y la Contraloría a estos
responsables de nuestra sequía?
17-09-12
10:42 a.m.
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