domingo, 7 de octubre de 2012

Salud y poder


CARLOS E. CAÑAR SARRIA

Mucha polémica en la opinión pública se ha suscitado recientemente en atención del estado de salud del vicepresidente Angelino Garzón, más aún tras el anuncio del presidente Santos de padecer un cáncer de próstata por fortuna detectado a tiempo que dio lugar a una cirugía que mantiene por estos días al primer mandatario en un franco proceso de recuperación.

Como se sabe, constitucionalmente el vicepresidente es la persona encargada de remplazar al presidente en caso de ausencia temporal o definitiva. Se sabe también que Angelino está enfermo y que no obstante avances de la recuperación de su salud, es evidente también - por lo que se observa en las entrevistas y en sus apariciones públicas - que no está en condiciones de remplazar al presidente Santos. Y en ese sentido, para bien del propio Garzón, es necesario hacer dejación del cargo, dedicar sus esfuerzos a recuperase totalmente y contribuir en la recuperación de su esposa que padece también dificultades derivadas de una grave enfermedad.

Para bien del país se necesita contar con una persona en condiciones óptimas de salud para remplazar al presidente si las circunstancias lo ameritan. Lo cierto es que todo gobernante debe estar en buenas condiciones físicas y mentales para afrontar las tareas de gobernar que nunca van a ser fáciles, sobre todo en un país como el nuestro, donde los problemas y situaciones complejas a resolver son el pan de cada día.

La petición de Roy Barreras, de someterse Garzón a una serie de revisiones y exámenes médicos que determinen el conocimiento de su real estado de salud, pueden ser legítimas, pero procediendo de quien proceden, no han dejado de despertar ciertas dudas y suspicacias en torno a lo que esté tejiendo detrás de todo el presidente del Congreso. De todo se escucha. De otro lado, no han convencido los argumentos de Garzón en el sentido de que no se somete a los exámenes porque hacerlo sería como convenir en un golpe de Estado a Santos. La negativa de Garzón a hacerse los exámenes, es considerada por Roy Barreras, como un acto de violación de la Constitución y la ley.

La verdad es que no puede ser secreto el estado de salud de los gobernantes, por eso el presidente Santos ha dado la lección. Por los dictámenes médicos y por el semblante del presidente Santos al salir de la clínica, se podría afirmar con seguridad que el Presidente podrá continuar gobernando sin complicaciones, lo cual no puede afirmarse del vicepresidente Garzón.

En una verdadera democracia, tanto el estado de salud de los gobernantes como las acciones de gobierno deben ser públicas, es decir, publicadas o publicitadas; por ello compartimos la tesis del columnista Daniel Samper Pizano cuando a propósito del tema que estamos  tratando afirma: “(…) la gente espera reportes veraces, completos y oportunos sobre las enfermedades y trastornos de quienes manejan las riendas del Estado. Esta es una de las diferencias profundas con regímenes dictatoriales, siempre misteriosos y herméticos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario