domingo, 7 de octubre de 2012

El poder de la voluntad


FABIO ARÉVALO ROSERO MD

Se dice que las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos. Ello nos recuerda a un zapatero pobre que se quejaba de su suerte, refunfuñaba por querer tener mucho, sin hacer mayor esfuerzo. Un buen día un genio se transformó en indigente y fue a pedirle algo de comer. El zapatero se enfada argumentando su pobreza de dinero. Ante ello el genio recupera su estado y le dice que le daría lo que quisiera a cambio de algo. “¿Puedo pedir dinero?” Dice el zapatero. “Claro que si, a cambio de algo”, replica el genio.

“Pues bien te doy 100 millones de pesos a cambio de tus piernas”. “¿Para qué quiero yo 100 millones si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero. Entonces el genio replicó: "Está bien, te doy 200 millones, a cambio de tus brazos". El zapatero le contestó: "¿Para qué quiero 200 millones si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?” Entonces el genio le ofreció: "En ese caso, te puedo dar 1000 millones a cambio de tus ojos". El zapatero respondió asustado: "¿Para qué me sirven 1000 millones si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni las cosas que me rodean?". Entonces, el genio, le dijo: "Hermano mío, que fortuna tienes y no te das cuenta. Solo te falta decisión y voluntad para disfrutarla”.

Aparte de la inconmensurable riqueza y facultades que casi siempre nos acompañan y despreciamos, ello también significa que si tuviésemos la suficiente voluntad, tendríamos medios suficientes. El querer lo es todo en la vida. A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad. Y la felicidad depende de ello. Es la voluntad la que mueve montañas. Einstein, lo confirmó: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Pues quien tiene la voluntad tiene la fuerza.

Como el caso del zapatero, muchas veces nos quedamos pobres, no aprovechamos nuestras enormes capacidades, para luego buscar lástima. A tiempo, es cuestión de hacer esas cosas que nos exigen mucho esfuerzo, ciertas incomodidades, apelando a la más grande voluntad, pero que entregarán a futuro ganancias gigantes. Antes de que sea tarde, debemos huir de la zona de confort que tanto nos agrada (y nos engaña), sin saber del veneno que trae. Para todo ello se requiere una dosis de grandeza que si bien se puede manifestar en los grandes momentos, se forma en los instantes cotidianos.

Y como lo aseveró Hermann Hesse: “Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo. Su propio deseo y su propia necesidad le conducen a ello”. La fuerza no está en la capacidad física, sino en una voluntad férrea. Y para matizar semejante propósito, aquí un poco de “medicina para el alma” en un hermoso video que nadie debería perderse, nos invita a ser genuinamente felices:


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