Por Jeison Molina
Una vez más Colombia nos da
alegrías y siembra ilusiones en los corazones de todos los colombianos, jugando
buen futbol, poniendo la pelota contra el piso, encarando y buscando el juego. Fundamentalmente
en el segundo tiempo, el seleccionado colombiano saca una importante victoria
en casa y de esa manera nos empieza a acostumbrar a la pelota fina, jugada con
clase y reafirma el ADN del jugador colombiano que es juguetón, atrevido,
gambeteador y le gusta la bola pegada al zapato.
El técnico Pekerman le ha tomado
la medida a la nómina, conoce a sus jugadores y tiene una muy buena lectura del
juego, interpreta bien en qué momento debe introducir las fichas claves y
oxigenar el equipo, además de desatorar el juego. Tenemos una muy buena nómina
de jugadores y se está reflejando en la cancha, hay entendimiento, hay
circuitos de juego claros y bien trabajados, mas allá de las condiciones
técnicas de los futbolistas.
Es mi deber advertir, que a pesar
del muy buen segundo tiempo, en la primera etapa el juego fue muy parejo,
Paraguay nos apretó, armó doble línea de cuatro con presión en zona y nos
complicó el partido ya que cortó las líneas de pase, además de evitar que
fuésemos profundos, inclusive, alcanzó a denotar un detalle que hemos enunciado
en anteriores oportunidades: cuando tenemos la pelota somos muy fuertes, pero
cuando nos atacan somos débiles, porque carecemos de hombres cuyo principal
trabajo sea la recuperación del esférico.
El cambio de Cuadrado por Aldo le
da al equipo un revulsivo que permite ganar en claridad ofensiva y ensanchar más
la cancha, para poder cumplir con uno de los conceptos futbolísticos mas
antiguos que existen y es que para atacar y ser profundo hay que abrir el
juego, eso lo dio Juan Guillermo Cuadrado, el resto es pura emoción, toques de
distinción y felicidad expresada de la mano la de la monstruosa capacidad
técnica de Falcao, James, Teófilo y compañía, quienes tienen una sutileza y
arrojan unas pinceladas propias de los auténticos “cracs”.
Hemos ganado, jugamos un magnífico
segundo tiempo y hoy por hoy todos tenemos la ilusión, aparte que nos vemos más
cerca, de regresar a un mundial al cual no vamos desde hace doce años y ante
todo porque lo estamos haciendo a nuestro manera, con nuestro estilo y jugando
bien como lo indican las páginas doradas que enmarcan nuestra historia, la más distinguida
que tenemos, y que las nuevas generaciones no conocían.
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