JOSE LÓPEZ HURTADO*
Incursionar en la abundante literatura ecológica es una
experiencia francamente sorprendente, no sólo por la cantidad de información
que se desconoce por parte del ciudadano de a pie, como por las estrechas
relaciones de ésta disciplina con otras, que al final lo que muestra es cómo se
ha maltratado al planeta, y de qué manera se sigue atentando contra las
riquezas naturales de manera absurda e irracional.
Que para que cualquier hijo de vecino pueda ostentar un anillo de
2 o 3 gramos de oro, haya sido necesario dinamitar y triturar media tonelada de
roca, y se haya utilizado millones de litros de agua, a la que se contamina
generalmente con cianuro, de manera permanente, resulta francamente dramático y
perverso.
Por eso las voces de protesta, que cada vez se alzan con mayor
intensidad a lo largo de América Latina y el Caribe, pues las grandes empresas
de minería internacional que tuvieron que salir de sus países de origen por los
rígidos controles ambientales e impositivos, miraron a ésta región como el gran
destino de la década para sus proyectos y atentados contra el medio ambiente,
al contar con la criminal complicidad de algunos gobiernos.
Argentina, por sus ricas minas de oro y cobre de Catamarca y los
más de 5000 Kilómetros de cordillera, montañas y ríos entre Jujuy y Santa Cruz,
es asiento de cerca de 20 proyectos de minería, sin contar con los que se
desarrollan en San Juan, Chubut, Rio Negro, Neuquen, etc, que ha prendido las
alarmas de las organizaciones defensoras de los recursos naturales.
El grupo BBVA, Repsol-YPF, se han señalado como los grandes
depredadores del medio ambiente, las riquezas no renovables, la supervivencia
de los pueblos indígenas y el mismo derecho internacional. Igual en Perú, en
donde las empresas multinacionales destruyen los recursos hídricos de la selva
central, por la construcción de 3 centrales hidroeléctricas, proyectos
entregados a la brasilera Electrobras, con una inversión de 6 mil millones de dólares,
los cuales afectarían la producción agrícola y la escasa alimentación de los
habitantes de la zona inundada (Puerto Prado, el asentamiento indígena de los
Ashaninkas), destruyendo, además, bosques vírgenes.
Así mismo, son conocidos los movimientos indígenas de defensa del
medio ambiente en Bolivia, que ha socavado el apoyo popular del gobierno de Evo
Morales, en particular por el proyecto del Parque Machía, entre otros, que
afectaría el ecosistema, asentamientos humanos ancestrales y la propia
población animal de monos, tejares, felinos, osos y algunas especies sólo
existentes en la región.
En Colombia, el proyecto El Quimbo, a cargo de la multinacional Endesa,
con un costo de 14.000 millones de dólares, inundaría más de 7 mil hectáreas de
suelos productivos, afectaría a más de 20.000 personas, y según los
especialistas, convertiría en un desierto el delta del Río Magdalena, una de
las arterias emblemáticas del país.
Hace poco Noam Chomsky, profesor emérito del MIT(Instituto
Tecnológico de Massachusetts), y según The New York Times, "probablemente
el intelectual vivo mas importante del siglo XXI", arremetió contra la
minería desbordada que coloca en grave riesgo el ecosistema de ésta rica región,
particularmente del llamado Macizo Colombiano.
Los multimillonarios recursos que estas empresas emplean para
"limpiar" sus operaciones y disminuir sus nefastas consecuencias,
como efectiva estrategia sobre la población vulnerable, a través de la presunta
responsabilidad social empresarial que proclaman, nos obliga a establecer la
relación de Chomsky, con su libro del mismo nombre, cuando señala en su
irreductible irreverencia, que,como en otras situaciones, las multinacionales
tratan de comprar silencios cómplices, pero que para lograr sus protervos
intereses y dar rienda suelta a su avaricia económica, lo mejor que pueden
hacer es "mantener la chusma a raya", para abortar cualquier
manifestación del espíritu crítico. Es decir para que no quede tan expuesta la
carencia de la concepción ética del medio ambiente, de la que se aprovechan las
200 multinacionales que manejan el mundo, destruyendo la "casa " de
todos.
* Analista Internacional, colombiano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario