LA SALUD MUERE EN EL ATAÚD DE LA LEY 100
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Locombiano
La salud de
los colombianos perece entre los artículos de la nefasta Ley 100 del 93. No es
en un hospital ni en palacios donde los enfermos mueren en un país donde no
vivió Alicia pero que se llama el “País de la Prosperidad, las locomotoras y
las Agencias”.
En Colombia los
muertos se envuelven en los folios de la Ley que defendió a capa y espada el expresidente
más carismático de todos los tiempos. Igual como sucedió con la Ley 50 y sus
decretos que acabaron con los pocos derechos que tenían los trabajadores. Tales
leyes quedan como homenaje a su memoria en un catafalco enorme de muerte,
desempleo y míseros salarios. ¿Será por eso que no se quieren tocar?
¿Cuántos
gritos de desesperanza, enfermos a las puertas de las flamantes EPS que no
encuentran cama, niños muertos porque no son atendidos a tiempo se necesitarán
aún para que el Gobierno y el Congreso se decidan a desmantelar este otro engendro,
como el de la fallida reforma, que es la Ley 100?
La Ley 100
se creó para engordar a las EPS y a sus gerentes y administradores. Esa es la
verdad. No para mejorar el servicio de Salud. Se dividió a la población entre contributivo
y subsidiado, se elevaron las cotizaciones y las EPS empezaron a pulular. Se
privatizó el servicio de Salud que por Constitución le pertenece al Estado.
A partir de
entonces aparecieron pulpos de empresas nuevas, consorcios conformados ad hoc, EPS
e IPS de garaje. Hasta las Cajas de Compensación Familiar, - cuyo objeto era
regular el mercado y no dejar elevar los precios- entraron a aumentar sus
capitales con la plata de la salud de los locombianos. Locombianos, sí, porque
el ciudadano se ha cansado de protestar y está a punto de colapsar ante la desidia
y el renuencia a cambiar la situación por parte de quienes deben hacerlo.
El actual
presidente ha anunciado que los regímenes Contributivo y Subsidiado ya no
existirán y que la cobertura se amplía. Pero siguen in-operando las EPS. El mal
subsiste. Caen y caen en la red de la corrupción y voracidad las EPS, día a día se cierran por
insolventes, por ineptitud de manejar los altos recursos que percibieron y el
“Ejecutivo”, mira con las manos cruzadas el gran desastre. Ya han comido
demasiado y se empacharon. Hasta EPS Colsubsidio, en otro tiempo una Caja
estrella, ha caído.*
¿Qué más
esperan el Gobierno y el cuestionado Congreso? No es, acaso, su deber
constitucional, velar por la vida y seguridad de los asociados? ¿En dónde está
su mano correctora? ¿Todo lo deben hacer la Corte con sus fallos de tutela, el
Procurador en el tiempo que le sobra de su campaña y la Fiscalía? Buscarán por
qué doble puerta salieron las EPS, como el gato bandido, con las manos llenas
con los recursos de la Salud para pagar contratos jugosos a asesores y
construir sedes suntuosas aquí y acullá y patrocinar equipos y propagandas? ¿Y
qué más decir de las casas farmacéuticas con las medicinas?
Las
Academias y Asociaciones médicas, los gerentes de hospitales están cansados de
poner el dedo en la llaga de la Ley 100. Los empleados de clínicas y hospitales
salen a las calles a clamar por sus sueldos y por la falta de equipos. ¿Dónde
están las EPS, dónde la plata que les ha llegado, dónde la famosa Autoridad,
que no salen a solucionar? El pueblo no “aguanta” más.
¿Se
declararán ahora las EPS en quiebra y quién cubrirá las deudas de todo lo que
comieron y malgastaron?
10-07-12 - 9:20
a.m.
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