sábado, 14 de julio de 2012

JULIO ARBOLEDA POMBO


Viernes 13 de julio, 2012
De: Mario Pachajoa Burbano

Amigos:

José María Torres Caicedo (1830-1889) Padre del Latinoamericanismo, utiliza las mismas palabras que Julio Arboleda Pombo, el soldado poeta, emplea para describir sus propias riquezas.

José María es escritor, intelectual colombiano, ensayista, crítico literario. Diplomático, Ministro Plenipotenciario de Colombia en Francia, y Reino Unido, miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la de Ciencias Morales y Políticas del Instituto de Francia. Vivió muchos años en Europa.

Cordialmente,

***

Ensayos biográficos y de crítica literaria.

JULIO ARBOLEDA

Por: José María Torres Caicedo

De 1848 a l850, los días corrieron serenos y tranquilos para Arboleda, quien dividía su tiempo entre el estudio, el trabajo de obras importantes, la educación de sus hijos, y el manejo de sus cuantiosos intereses. Es increíble la actividad que entonces desplegó. Tan atinado anduvo en todas sus transacciones, sus cálculos fueron tan exactos, tan bien concebidas las medidas que tomó para el arreglo de sus negocios, que en 1850 estos se hallaban en un brillante estado. Con este motivo, Arboleda escribía, con fecha 2 de diciembre de aquel año, a uno de sus amigos de Londres lo que sigue:

"La fortuna me ha favorecido últimamente con una de sus más graciosas sonrisas (Fortune has of late smiled on me most graciously): mis negocios, en general, no sólo han marchado notablemente bien, sino que mis tierras tienen una cantidad tan enorme de excelente quina, que por muchos años podré exportar dos mil zurrones anuales. Tengo un contrato por tres mil, que estoy seguro de entregar en estos doce meses. La exportación me costará bien poco, pues tengo más de quinientas mulas desocupadas, y con el ejercicio de conducir mis tercios hasta el puerto, ganarán en vigor y en valor".

Con fecha 17 del mismo mes, escribía a otro de sus amigos de Londres lo que sigue: —"La quina en mis tierras parece inagotable. He tomado todas las providencias del caso para impedir su destrucción; y solo exportaré a razón de mil cargas por año".

"A los veinte años vendré a cortar los últimos árboles, y ya los primeros habrán crecido de nuevo. Parece que hay quina en toda la cordillera, y en grande abundancia; de modo que no faltará trabajo lucrativo para nadie".

"Ahora puede ser que tengamos industria, y con ella — paz, caminos y felicidad. ¡Mire Ud. qué cosas hace la Providencia! Los montes en que abunda la quina serán la California de la Nueva Granada. Si mis negocios continúan como van, me tendrá Ud. por allá, con el objeto de ensayar si, apoyado en mi capital, puedo lograr la formación de una compañía, que cruce este país de magníficos caminos".

"Esto es lo que nos falta : los medios de transporte son tan dispendiosos ahora, que la fabulosa fertilidad de nuestra tierra está como muerta para nosotros y para el mundo; pero con caminos, aunque se acaben ó se desacrediten las quinas, quedaremos ricos con lo que ellas hayan producido; y estas provincias, con vías fáciles para ponerse en contacto con el Pacífico, serán el emporio de la América occidental".

"Yo estoy resuelto a asegurar mi capital, promoviendo, por cuantos medios estén a mi alcance, con la prosperidad general la mía propia. Así, mis hijos tendrán un rico patrimonio en el valor de mis bienes, que subirá a la par con el de todas las propiedades de mis compatriotas. La industria asegurará la paz; y mis hijos recibirán una herencia más rica que la de los bienes materiales; una patria que podrán nombrar sin pesar y sin vergüenza. Lo único que me asusta, es la exacerbación de las pasiones políticas y cierta falta de tino en el gobierno".

Estos detalles podrán, acaso, parecer insignificantes; pero no lo son: conocida la posición pecuniaria de Arboleda y sabiendo el brillante estado en que se hallaban sus negocios en aquel tiempo, se verá cuán nobles y desinteresados fueron los motivos que lo impelieron a obrar como obró en época posterior.

REFERENCIA: JOSÉ MARÍA TORRES CAICEDO. Ensayos biográficos y de crítica literaria. Primera Serie. Vol. II. Paris, 1863

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