miércoles, 30 de enero de 2013

¿Alucinaciones?


Gloria Cepeda Vargas

He decidido no seguir buscando el fondo de este tonel. ¿Pero lo tendrá o serán alucinaciones producidas por la falta de café o la carencia de la arepita mañanera ya que ni café ni harina se dignan hacer acto de presencia en los supermercados populares de esta “República independiente y soberana”?

No debo buscar lo que no se me ha perdido –pienso- mientras un zamuro madrugador se traga de un picotazo la estética de esta mañana revolucionaria. Todo marcha sobre rieles, ¿qué importa que el ex presidente Hugo Chávez (no se juramentó cuando debía y por eso me permito designarlo con el prefijo ex) se haya disuelto como un terrón de azúcar en el agua, si ahora tenemos, en vez de uno, dos machos vernáculos al timón? Por otra parte, no es cualquier cosa contar con un “pro témpore” presidenciable, que trepó sin hacer escala desde el volante de un autobús valerosamente proletario hasta las zalemas perfumadas de una cancillería. Además ¡Oh aterrizaje nunca visto el de esas jurisprudencias apátridas y esos tribunales imperialistas! La presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, especialista en Derecho Agrario e insigne funcionaria Luisa Estela Morales, con un simple mohín bolivariano y sin necesidad de ubicarse “rodilla en tierra y bayoneta calada”, espantó como mosca inoportuna, la “formalidad” constitucional que prescribe la juramentación del candidato elegido a la presidencia de Venezuela, para consagrarse como la primera ciudadana a quien le quedan chicos los tirones de orejas que de vez en cuando aplica la carta magna del país.

Los manes surrealistas me desconectan del sentido. ¿Sería producto de algún difuminado de aureola la figura vociferante bajo el sol caraqueño de Daniel Ortega, presidente cuasi vitalicio de la subestimada Nicaragua, regurgitando obscenidades contra los venezolanos “de derecha” en su mismo patio y bajo su mismo techo? ¿Por ventura esta bilis burguesa me juega malas pasadas llevándome a cuestionar las intromisiones y vituperios evacuados por los belfos de Raúl Castro en el recinto de la Celalc sobre los venezolanos “enemigos de la equidad y sagrado derecho de los pueblos”, sin que a Maduro se le decolore la chaqueta carmesí?

Llueven chinos, truenan cubanos, los impolutos iraníes acaban de engullir el último plato de caraotas con arroz servido en esta mesa llamada Cubazuela por las malas lenguas o República Bolivariana de Venezuela por los sordos y… los inocentes.

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