sábado, 17 de noviembre de 2012



NOS DIO 'SOPA Y SECO'*

Por: CECILIA LÓPEZ MONTAÑO
cecilia@cecilialopez.com
7:49 p.m.  16 de Noviembre del 2012


Obama demostró que las minorías son determinantes,
que lo que piensa la sociedad en su conjunto
y no solo los que tienen poder define elecciones.
Y que el voto de las mujeres se volvió decisivo.


La clase política colombiana debería tomar nota de la campaña de Obama porque, para usar un lenguaje coloquial, 'nos dio sopa y seco'.

Difícil encontrar una contienda más complicada. Hasta el último momento nadie públicamente se atrevía a dar un ganador en un país donde la tecnología disponible para predecir resultados es realmente impresionante. Los columnistas estadounidenses siguen haciendo análisis que confirman las complejidades que presentaba esta contienda.

Muchos analistas se preguntan que si las condiciones negativas estaban dadas -bajo crecimiento de la economía, alto desempleo y déficit fiscal-, por qué se votó por la reelección y no por alguien nuevo y fresco.

La mejor explicación hasta ahora parece ser la de Thomas Friedman: la gente votó por el carácter de Obama, creyeron en su buena fe, en su capacidad de trabajo y en que había tratado. Por eso le dieron, como dicen los gringos, 'el beneficio de la duda'.

¿En Colombia se podría elegir o reelegir por el carácter del candidato o candidata? Imposible, porque en esta sociedad tan cortés y simpática pasar la línea de tener ideas claras a ser impositivo, si se es hombre, o histérica, si se es mujer, es demasiado fácil.

Pero la primera lección es la importancia del carácter de quien se quiere hacer elegir en una sociedad menos clientelista que la colombiana. Y no se trata de ser antipático como muchos funcionarios, sino de hacerle sentir a la población que se tiene la fuerza para tomar las decisiones que toca en los momentos difíciles, independientemente de sus consecuencias inmediatas o políticas.

La segunda lección la dio Obama al agradecer su reelección. Cero vanidades, mucha humildad y gran reconocimiento a quienes trabajaron por esa causa. No le dio la más mínima vergüenza reconocer la importancia de su familia, el amor por su esposa y la contribución de sus compañeros de contienda. Fue generoso hasta con su contendor, a quien varias veces felicitó por la buena campaña realizada.

En estos días posteriores a la elección, tiene sorprendido a su país porque... nada de alocuciones triunfalistas. Más bien, recogimiento para algunos por físico cansancio, pero, para la mayoría, etapa de preparación para lo que se le viene porque es consciente de las grandes dificultades que seguirá afrontando.

Pero la tercera lección sí que nos cae como anillo al dedo. A este país, que cree que sus líderes son los que importan, a quienes se deben dirigir todos los esfuerzos, Obama le demostró que las minorías son determinantes, que lo que piensa la sociedad en su conjunto y no solo los que tienen poder define elecciones, y lo más oportuno para esta Colombia patriarcal: que el voto de las mujeres se volvió decisivo.

Fueron las minorías: los latinos, los jóvenes, los homosexuales, las personas de color y, sobre todo, las mujeres, las que le dieron la victoria. Qué contraste; aquí, nuestros honorables representantes y senadores apoyan al Procurador en su reelección cuando las mujeres modernas, viejas y jóvenes, lo consideramos una de las mayores amenazas que tenemos para lograr el respeto a todos nuestros derechos como ciudadanas y como mujeres.

Si el carácter a la colombiana es un pasivo y no un activo para conquistar votos limpios; si las minorías no existen sino en el discurso y cuando las mujeres solo sirven de relleno, el futuro de los candidatos hombres en las próximas elecciones colombianas es de pronóstico reservado.

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