lunes, 12 de noviembre de 2012

EL PACÍFICO NO ES CALI


MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE

De manera egoísta y sobre los hombres y la pobreza de sus vecinos, los caleños y vallunos se han adueñado del Pacífico. Por ejemplo, tienen un canal de televisión que emite de, y a nombre del Pacífico colombiano, pero toda su programación y publicidad es de vallunos. Tienen un periódico como El País, que se vende a nivel nacional, pero que no le interesa para nada publicar hechos de sus departamentos vecinos. Televisión y prensa escrita, podrían haber cimentado ya una cultura regional para afrontar las realidades del siglo XXI desde sus maravillas como región, pero al egoísmo de los caleños, eso no les importa. Sus intereses económicos son ego-centristas… porque “lo demás es loma”.

El corredor del pacífico colombiano no es el Valle. No señores. Lo conforman 174 municipios de cuatro departamentos: Choco, Valle, Cauca y Nariño con una población de 8 millones personas. Son 13 mil kilómetros de costa que van desde Cabo Manglares en limites con el Ecuador hasta Punta Ardita en limites con Panamá. Con un enorme potencial biodiverso compartido y manifiesto en de playas, montañas y volcanes, con miles especies de flora y fauna en sus áreas protegidas y en sus parques nacionales; con fuentes hídricas valiosas como el nudo de los pastos y el macizo colombiano sumados a los ríos Cauca, Atrato, Patía y el San Juan. Una región que goza de riquezas enormes representadas en minas de magnesio, cobre, estaño, níquel, platino y oro; además de la madera, la ganadería y la vocación agrícola que permiten ver a esta región como una despensa del país. Pero no. Los únicos que se lucran de todo ese cuento de riqueza es el Valle, porque lo demás es loma, pobreza y guerra tonta.

En el Pacífico, negros, mestizos, indígenas y blancos hemos logrado convivir con limitaciones serias como la pobreza, el analfabetismo, la falta de vías, la insalubridad, entre otras, por culpa del abandono total del gobierno central. Problemas que han permitido la explosión de la violencia generada por paramilitares, guerrillas, narcotráfico, mafias, explotadores de minería ilegal y caciques politiqueros que manejan los directorios como burdeles de tercera, donde los electores viven extorsionados y humillados por contratos y puestos burocráticos.

Del gobierno central, a excepción de Cali, los departamentos del Pacífico tan solo han recibido la atención de los ministerios de Cultura, y Ambiente y Desarrollo Sostenible, las carteras más pobres, para reconocer con diplomitas la riqueza inmaterial y ambiental de la región; reconocimientos bonitos que en la práctica económica para nada resuelven nuestras necesidades.

En el año 2010 los gobernadores de la región dieron mucho de qué hablar con la conformación de “la Región Pacífico”. Comenzaron aireando fortalezas, riquezas, problemas y ganancias de una unión estratégica, pero todo se quedó allí, en palabritas y promesas. Nada se ha vuelto a escuchar en la prensa sobre el tema. Tal parece que la realidad los abrumó, y que el gobierno central acalló estas voces. Otra vez, los habitantes del Pacífico volvimos a quedar esperando un mañana mejor. Y con decir “No hay liderazgo regional”, se dice todo. Y no es justo vivir en la miseria siendo tan ricos.

Cali y los vallunos se llevan todos los honores y beneficios económicos de la región pacífica. Y aunque es un logro de su clase empresarial, no es lo correcto. De muchas maneras, su actitud ego-centrista cierra puertas a sus vecinos. Eso es como hacer la fiesta del barrio, vender la lechona y quedarse con todas las ganancias que bien pudieran ser para beneficios comunes.

Marco Antonio Valencia Calle
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