Por Alfonso J. Luna Geller
Fotos: David Luna
La carretera Panamericana en el sector Santander de Quilichao-Popayán (y viceversa, obviamente), se convirtió, por obra de terroristas que destruyeron hace casi medio año los puentes sobre los ríos Ovejas (jurisdicción del municipio de Caldono) y Piendamó, en un martirio y un peligro constante para quienes deben transitarla cotidianamente, con la complicidad silenciosa de las autoridades que deberían exigir la reparación inmediata y de los encargados de realizarla, todos unidos en contra del usuario cotidiano de la vía más importante de este país, usuario que a pesar de ser el productor directo de beneficios económicos, no merece siquiera que se le informe qué es lo que sucede en este tramo de la Panamericana sobre el departamento del Cauca, que parece no importarle a nadie.
El acto terrorista que semi-destruyó el puente sobre el río Ovejas ocurrió el martes 19 junio a las 4 de la mañana; el otro ‘carro-bomba’ explotó sobre el puente del río Piendamó a la 1 y 50 de la madrugada del viernes 10 de agosto, ambos hechos atribuidos a presuntos guerrilleros de las Farc. Desde esos días se bloqueó el normal tránsito por esos sitios y todo se quedó de ese tamaño, sin ninguna reparación, a pesar de que continúan tranquilamente recibiendo el peaje como si no fueran recursos para garantizar el libre, cómodo y seguro desplazamiento de los usuarios por este sector del Cauca. Además, al transitar por el sector nos han preguntado si es que no existe gobernador en el Cauca, ni alcaldes, ni gobierno nacional para este sector del país. El desgobierno lo impone una empresa concesionaria de la explotación económica de la vía (Concesión Malla Vial Cauca-Valle del Cauca) que decidió no responder por nada a nadie y demuestra total desprecio por sus usuarios con su silencio absoluto. Sólo se sienten sus gemidos cuando algo irregular ocurre sobre el recaudo -que no ha parado un solo instante- en el peaje de Tunía, que precisamente quedó atrapado, incólume para cobrar, en medio de los dos puentes destruidos.
A pesar de los graves destrozos ocasionados sobre estos puentes y el tiempo transcurrido (más de cinco meses), que obligaron el desvío de la circulación automotora normal hacia variantes aledañas, continúa un bloqueo injustificado sobre la vía panamericana. Sería bueno para los miles de diarios usuarios de la Panamericana por el Cauca, que alguien le informara a la Malla Vial Cauca-Valle del Cauca, que hay graves destrozos sobre la vía pública que tienen bajo su responsabilidad para que, por favor, procedan a su arreglo “lo más rápido que puedan”, como sí tendrían que haberlo hecho si estos daños hubieran ocurrido en departamentos como el Valle, Antioquia o en Cundinamarca.
Esta es la otra diferencia que tenemos los caucanos con el resto del mundo, y puede ser otra de las razones que deberían tener en cuenta los sociólogos o politólogos para determinar con datos científicos por qué el progreso y el desarrollo social generalmente llegan sólo hasta el puente Valencia.
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