domingo, 10 de febrero de 2013

Sepamos a quien elegir


Por: Luis Barrera

Se agita el avispero político de cara a los próximos comicios electorales del 2014. Este año es muy decisivo para saber escoger entre el abanico de candidatos y aspirantes al Congreso de la República.

El Cauca tiene dirigentes y congresistas actuales que merecen recibir el apoyo renovado del pueblo en las urnas y como dice el evangelista “Por sus frutos los conoceréis”. Hay evidentemente quienes han cumplido con sus compromisos legislativos y defienden los intereses generales de la región.

El político, como humano que es, tiene sus defectos y virtudes, tanto en lo personal como en la profesión que ejerce. Lo fundamental en él, como en una persona cualquiera, es que la balanza de su mundo interior se encuentre siempre desequilibrada a favor de lo que denominamos virtudes. Por ello, siempre es bueno saber por quién votar de acuerdo a sus cualidades, trayectoria y ejecutorias que son las características positivas debe tener un buen congresista.

Los buenos parlamentarios deben tener integridad para hacer frente a los retos que se les vayan presentando en los distintos escenarios de la vida democrática, es decir, no basta con llevar a cabo lo que dicen o prometen, sino también tienen el deber de solventar, satisfactoriamente, los nuevos problemas que se le planteen en el dinámico oficio de la política.

Del mismo modo, la autodisciplina y la coherencia entre lo que se defiende y se practica son indispensables para ellos. Si practican éstas, resistirán los malos impulsos o tentaciones en especial en los ambientes políticos y electorales, donde la ventaja personal es el camino fácil para hacer dinero y acceder a las prebendas como las pensiones excesivas que por estos días se vienen criticando y condenando como inequitativas por la opinión pública.

Asimismo, quien aspire nuevamente al Congreso de la República debe establecer un alto nivel de credibilidad para aglutinar a la comunidad y sus seguidores a su alrededor y poder concretar y alcanzar los objetivos, realistas y viables, establecidos.

El buen legislador debe saber que puestos, dirigencias y liderazgos son efímeros; que las estructuras gubernamentales y partidistas deben oxigenarse con nuevos integrantes para no caer en los contubernios y roscas odiosas; que el valor más grande de la política es actuar desde la veracidad y la coherencia, la comprensión y la responsabilidad.

En el caso concreto por ejemplo de nuestro norte del Cauca, por fortuna tenemos un vocero en la Cámara de Representantes como Carlos Julio Bonilla Soto, que merece continuar en el Congreso. Y no lo digo yo como su amigo, copartidario y co-regionario, sino porque su trabajo en la Cámara baja le ha venido valiendo el reconocimiento de otras regiones del departamento y sectores  de opinión pública diversos.

Los caucanos tenemos que entender en este nuevo proceso democrático que la competencia política debe ser un incentivo que obligue y estimule a los congresistas a prepararse continuamente, a actuar con total honestidad y transparencia; a solventar las cuestiones clave en unión con los demás partidos políticos; a huir de la soberbia que erosiona veloz e irreversiblemente la aprobación ciudadana, de la intransigencia que carcome la posibilidad de legislar o ser vocero para “todos los ciudadanos”, huir de la demagogia que sólo conlleva confusión, incredulidad, inquietud…, en definitiva, degeneración democrática, de la nutrición de intrigas que ocasiona el efecto de tirar piedras sobre su propio tejado o de escupir hacia arriba, de los desencuentros y confrontaciones y descalificaciones entre políticos de ideas semejantes u opuestas, pues sólo llevan a cualquier dirigente a una prematura muerte política , que se traduce en un rechazo de sus aspiraciones en las urnas.

Un buen congresista como lo ha demostrado Bonilla Soto, para bien de nosotros los nortecaucanos, debe ser una persona con visión de futuro, poner siempre por delante el bien de su comunidad y su región, debe comprender y estar totalmente informado de las realidades socio-económicas de su gente, sus acciones no deben ser pensadas solo para ganar votos para la siguiente elecciones, sino que tiene que actuar para el bien de toda la sociedad y ser solidario con ella en los momentos más difíciles.

Pero ojo, no se debe volver a votar por aquellos o aquellas que han abusado de los privilegios que las leyes les ofrece como las ventajas pensionales, ni mucho menos hacer campañas de las prebendas burocráticas que se ponen a su servicio por la generosidad de los amigos gobernantes para realizar una aspiración con trapisondas y engaños de falsas promesas, porque estas próximas elecciones también son más de ideas y programas, de coherencia y servicios prestados con reconocimientos.

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