Por: Jorge Muñoz Fernández (Mateo Malahora)
Quiero hoy solamente transcribir, con motivo del día del periodista colombiano, unos incisivos conceptos de mi amiga Urbelina, estudiante de Comunicación Social de la Universidad del Cauca, quien, además, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Nacional. Aquí el texto:
"Hemos conmemorado hace pocas horas, compañero Malahora, el día del periodista colombiano, momento para enviar a los comunicadores sociales un fraterno y solidario abrazo, día en que el sustantivo verdad es el más pronunciado, leído y escuchado".
"Sin embargo, para ser objetivos, cuando abordamos la verdad tenemos que afrontar dialécticamente la mentira, como término contradictorio y antagónico”.
“¿Recuerdas que a veces solemos oír que existen “verdades a medias”, lo que nos induce a pensar que también existen “medias mentiras”, lo mismo que un cuarto de verdad, tres cuartos de mentiras y mentiras plenas, incluso pocos gramos o milímetros de verdad y en algunos casos, muy excepcionalmente, verdades completas. Esta es Colombia Malahora”.
“No es extraño que en el discurso sobre la verdad, llámese justicia, tierra, educación, salud o trabajo, haya tanta mentira, que resulta un chiste de mal gusto para quienes desde la miseria y la pobreza saben que nunca alcanzarán a disfrutar de los beneficios y bondades de la civilización mientras vivan”.
“Y ello ocurre, amigo Malahora, porque tenemos empresarios de la noticia, distribuidores de falacias, administradores de la información, propietarios de las corporaciones mediáticas y monopolios periodísticos. Hay excepciones, desde luego, como en los casos en que la prensa y la radio nacionales o regionales admiten la diversidad política, y el ejercicio del periodismo se hace con apego a los más altos valores de la ética comunicacional, lo que implica alto riesgo para algunos periodistas”.
“¿Y sabes una cosa? Los dueños de los grandes medios de información, en la mayoría de los casos, no saben de periodismo, en cambio, son expertos en contar, multiplicar y calcular operaciones financieras, además, tienen poderosos intereses políticos. Así funcionan las cadenas de televisión y las corporaciones mediáticas en el mundo”.
“Por ahora, apreciado Malahora, mientras volvemos a visitar El Sotareño,- tertuliadero de la buena bohemia payanés-, te regalo una frase pronunciada por el senador Sherman Minton en 1938, senador que apoyaba a Franklin Roosevelt, candidato presidencial que no contó durante su campaña con un solo periódico nacional amigo de su candidatura: “Si ustedes quieren saber la realidad de lo que pasa en Washington no pretendan averiguarlo en los diarios metropolitanos”, frase que encontré en un ensayo del venezolano Earle Herrera, titulado “Extravíos de los medios”.
“Y observaba el senador: hubo en ese entonces un 98% de mentiras en los grandes periódicos impresos en contra de Roosevelt y, aún así, no pudieron deformar los hechos, el pueblo norteamericano eligió a Roosevelt como su Presidente”.
Confieso que mi amiga Urbelina me ha dado una lección excepcional sobre los medios de desinformación social cuando se convierten, en virtud de intereses puramente privados y políticos, en fábricas de melodramas, factorías de llanto,- tratándose de la televisión,- escuelas de conducción social y política y laboratorios mediáticos para falsear la realidad.
Además, hay periodistas que actúan como médicos forenses, descuartizan la verdad, la descabezan, la mutilan, la despedazan, y, si se trata de falsear los hechos, la someten a cirugías estéticas y reparadoras, como si fueran cirujanos plásticos, con el objeto de vender imágenes sociales y políticas remozadas, agradables, que no alteren la imagen del establecimiento.
Tiene razón en sus apreciaciones mi amiga Urbelina, tanto que me ha hecho recordar a Mark Twain, periodista ejemplar, dueño de una ironía lapidaria, quien como intelectual y crítico de los grandes rotativos de la época solía decir en sus conferencias sobre el papel de los medios de comunicación en la formación de la conciencia social de la sociedad norteamericana: “Si usted no lee la prensa, no está informado, si usted lee la prensa, está desinformado”. Hasta pronto.
Cálido abrazo para las compañeras y compañeros de los medios de comunicación en Colombia.
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