miércoles, 7 de noviembre de 2012

Pobreza en Cauca, un privilegio de no tener que dar.

Por: Luis Barrera

La pobreza es una presencia constante en regiones como el Cauca y tiene consecuencias económicas, políticas, sociales y de seguridad impresionantes. Su convulsionado orden público y las exigencias de sus comunidades no están diciendo que ha llegado la hora de una vez por todas, con voluntad política para que se pongan en marcha las decisiones necesarias capaces de superarla con acciones e inversiones audaces de crecimiento y distribución adecuadas reales.

Es increíble que en la actualidad zonas del departamento tengan una distribución del ingreso tan inequitativa como la de África.

El monstruo de la pobreza ha demostrado en este departamento tener consecuencias en varias dimensiones. La más inmediata es el perjuicio pese a los esfuerzos del Estado, que ocasiona a miles de caucanos en sus derechos al trabajo, la vivienda digna, la educación, la convivencia ciudadana y social, la salud y la cultura.

Desde el punto de vista de las comunidades, la marginación de muchas de sus poblaciones conduce a la desocialización de sus habitantes y a la creación de condiciones propicias para las conductas delictivas, generando un mercado político para la demagogia y el narcotráfico y, en algunos municipios, para la violencia y el terrorismo. La pobreza está siempre, por lo tanto, entre las causas de los permanentes problemas de seguridad regional y nacional.

Los preocupantes niveles de empobrecimiento e inseguridad de los caucanos, rayando casi con la indigencia e indefensa, han puesto límites a la expansión de los mercados y, por lo tanto, de las empresas e iniciativas que trabajan para los mismos ya que la región deja de ser atractiva para la inversión, pese sus ventajas competitivas y comparativas.

Sólo en el Norte, con las nuevas inversiones de algunas compañías privadas, se ha reducido aunque mínimamente, por no decir en forma nula, el alto desempleo registrado últimamente y el optimismo y fe por la región, es digno de destacarse, porque tampoco todo es malo y en honor a la verdad, si hay autoridades y dirigentes que les preocupa la situación de la región y están haciendo algo ya sea desde sus administraciones, el Congreso de la república, o sus propias comunidades.

Pero la verdad, es que los gobiernos municipales, seccional y nacional, solos y en cooperación mutua, deben encontrar, más allá de la retórica de las declaraciones, patrones de desarrollo económico y de distribución pragmáticos que permitan revertir una historia que, de continuar, agravará los problemas políticos, sociales y económicos derivados de los niveles de pobreza que aún se registran.

La pobreza, los cinturones de miseria, el ejército de desocupados, las bandas delincuenciales en todas partes, la inseguridad, la falta de oportunidades reales, los desplazados, las víctimas de la violencia, las exclusiones y discriminaciones odiosas y sus consecuencias, corresponden a un círculo vicioso que comienza y no termina jamás si es que no participa toda la sociedad para acabar con el problema. Sus consecuencias podrían ahondar aún más la desinformación cultural, la delincuencia, la marginación propia o social, la formación de personas con opiniones sin bases razonables, la desnutrición y también el aborrecimiento a la sociedad en sí.

Para reducir la pobreza de una región como el Cauca, de marcadas contradicciones sociales y medio ambientales con potenciales recursos naturales, se requiere la coparticipación de cuatro factores: el Estado, el mercado, la sociedad en general y los mismos pobres.

El Estado debe contribuir fomentando las expresiones pacificas de las demandas de la gente en sus comunidades organizadas y la participación política, garantizando el espacio democrático, estimulando las asociaciones entre sectores públicos y privados, logrando una distribución de las inversiones e impuestos más equitativa, garantizando con responsabilidad y transparencia y sobre todo brindando un buen nivel de educación y salud. Porque un pueblo sano y educado, no se deja morir de hambre.

Por su parte el mercado, la dinámica productiva, las empresas del sector privado pueden llevar a cabo una función benefactora con la población de escasos recursos. Si las corrientes financieras, industriales, mineras, agropecuarias y comerciales funcionan bien, la economía de las distintas zonas prospera y las riquezas llegarán a los más necesitados indirectamente. Asimismo, si la economía esta varada, anquilosada, sin estímulos, temerosa de invertir y sin garantías gubernamentales, no solo no se solucionará el problema de la pobreza y el marginamiento, sino que continuará agravándose.

Los propios pobres y aquí incluyo el 90 por ciento de la población tajantemente, la comunidad “pordiosera y mendigante” que nos hemos convertido en el Cauca, en donde muchos debieron refugiarse en las políticas asistencialistas del gobierno como en un privilegio de no tener que dar, porque aún no se le ha devuelto lo que se merece. También son importantes para superar su inocultable lamentable situación socio-económica mediante sus cambios de mentalidad, aptitudes y sus valores culturales. Por eso, tienen razón y se la doy, a los pueblos indígenas cuando insisten que los proyectos de erradicación de la pobreza deben formularse teniendo en cuenta la cultura local y ancestral.

Muchos planes y promesas incumplidas han fracasado debido a que se aspira imponer un programa diseñado desde un escritorio en la capital de la república para una determinada realidad que difiere de la local o regional.

Y por último, la sociedad o las comunidades pueden colaborar de diversas formas: creando un nuevo liderazgo dirigencial o seguir contando con quienes han demostrado con su coherencia política tradicionalmente en las urnas, tener experiencia y gestión en los ejes del poder centralista que nos asfixia, apoyando las asociaciones corporativas o sindicatos gremiales, realizando movimientos populares surgidos a partir de la iniciativa de la propia población afectada que no sean controladas ni manipuladas por el propio gobierno, y organizaciones no gubernamentales serias sin filtraciones demagogas y oportunistas, que pueden reforzar y complementar las actividades gubernamentales por ser más flexibles y aptas para llegar a algunas comunidades de manera efectiva.

De lo contrario no se puede entender la gran paradoja que mientras en las cifras oficiales se reducen los niveles de pobreza, los caucanos siguen empobreciendo.

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