Reinel
Gutiérrez
Hay muchas formas de perder la identidad, desconocer la patria
chica, y hasta la nacionalidad. Existe la insana costumbre de negar el sitio
donde se nace, sobre todo si es en el campo, porque todos quieren ser de la
ciudad, supuestamente culturizados y civilizados, con la tecnología al alcance,
y en ese contexto tanto la vereda o el pueblo donde alguien vio la luz, tratan
de olvidarlo.
En el departamento de Bolívar, al norte de Colombia, hay un pueblo
que se llama Turbaco, cuyos habitantes se emocionaron con la elección de Barak
0bama como presidente de los Estados Unidos.
Indirectamente lo apoyan, y cuando el gobernante vino a Cartagena,
trataron de llevarlo a esta localidad, pero no fue posible. En su forma de
pensar trataron de halagarlo regalándole un burro, pero no se sabe todavía por
qué Obama no lo recibió. Pudo ser que le pareció insignificante, era una burla,
o una comparación.
Lo cierto es que el presidente de Estados Unidos fue indiferente
con los turbaqueños, que siempre han creído que por simpatizar con él, esto va
a representar una ayuda del poderoso país del norte.
En las recientes elecciones, en Turbaco, la gente se vistió con la
bandera norteamericana, y jugó a las votaciones motivando hasta los niños, y naturalmente,
allí también ganó Obama. Esto es un onanismo político, porque eran unas
elecciones de mentiras, pero las cuales hacen olvidar la región por pensar en otra
nación.
En esas mismas condiciones, debiera impulsarse el patriotismo y
nacionalismo por Colombia, una patria necesitada de afecto, amor, y cariño de
parte de sus hijos.
Y para complementar este cuadro, y lo decimos con todo el respeto,
en Puerto Tejada también se practicó la "masturbación política", para
reelegir a Barak 0bama, un señor del cual los afrodescendientes esperan mucho.
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