Por: Luis Barrera
Una multitudinaria marcha por las principales calles de Puerto Tejada fue la nota predominante en la mañana del pasado viernes 2 de Noviembre, día de todos los difuntos, cuando centenares de feligreses de las distintas parroquias de esta población nortecaucana se dieron cita para proclamar el Año de la fe, convocatoria que hizo el Papa Benedicto XVI a los pueblos católicos del mundo.
Con la animada participación de los grupos pastorales evangelizadores, las pequeñas comunidades y varios centros educativos de la ciudad, culminaron su periplo urbano con una misa campal en el parque principal Los Fundadores concelebrada por los párrocos Ever Claudio Marín García de la Parroquia la Inmaculada Concepción, Gustavo Aguilar Nañez del Templo Parroquial La Milagrosa y Nelson Darío García Ballesteros de la Parroquia Cristo Rey.
Durante este año el Papa concede la indulgencia plenaria a todos los fieles que den testimonio público como es el caso de la Marcha de la fe. La indulgencia es la reducción o eliminación de las penas temporales que derivan de haber cometido un pecado y que puede ser obtenida en determinadas condiciones siempre que se esté en estado de gracia, según precisa el manual de las indulgencias de la Iglesia Católica.
Este 11 de octubre pasado inició el Año de la fe. El motivo histórico de este año especial dedicado a la fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, es el quincuagésimo aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, que el Papa Juan XXIII inauguró en 1962; y el vigésimo aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Aura Daza |
“El Año de la fe no es un evento sólo conmemorativo. Es una invitación a redescubrir el tesoro de la fe y a renovar la fe misma, en un mundo que sufre cada vez más una desertificación espiritual. Es una invitación a una nueva renovación de la fe”, expresó a PROCLAMA Aura Daza, coordinadora del SINE (Sistema Integral de Nueva Evangelización) en esta ciudad.
Sacerdotes - párrocos |
El presbítero Gustavo Aguilar, que atiende los barrios del sur, señaló que “el contenido de la fe es, en cierto modo, lo que creemos, y que está sintetizado en el Credo. El acto de la fe, en cambio, es nuestra adhesión personal a ese Credo. Es preciso que cada uno crea de nuevo, con una fe más personal, más viva y más consciente. O, para decirlo con otras palabras del mismo Papa, es preciso pasar de una fe de segunda mano a una fe de primera mano. La celebración de un Año de la fe en los comienzos del tercer milenio cristiano es providencial. Creer se ha vuelto cada vez más difícil. Muchas certezas han caído y muchas confianzas han sido defraudadas. No pocos dicen: "Ya no sé qué creer".
Sor Luz Helena Meléndez, hermana Vicentina de la caridad de la Fundación San Vicente de Paul sostuvo: “Creemos porque Dios nos reveló que Él es Dios Creador y que nosotros somos sus criaturas; nos reveló que Él es amor y nosotros somos sus hijos muy amados; nos reveló que Él es el nuestro origen y nuestra meta, y nosotros somos viajeros en tránsito hacia Él. Nuestra fe, por tanto, más que una pregunta por Dios, es una respuesta a Dios.”
La docente Ana Cilia Corrales Balanta, señaló: “María es el más grande modelo de fe que conocemos. Ella fue "feliz por haber creído", aunque su vida fue un continuo caminar por el "claroscuro" de la fe. Su fe fue puesta a prueba muchas veces. Pero Ella se mantuvo firme, y su fe no la defraudó. Ella nos alcanza la gracia de redescubrir y renovar el tesoro de nuestra fe. Y así experimentemos también la felicidad de creer en un Dios que es amor y que sólo nos pide la apertura suficiente para dejarnos encontrar.”
“El Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica” pidió el clérigo diocesano Claudio Ever Marín García de la Parroquia la Inmaculada Concepción.
El Padre Marín García, explicó igualmente que “La fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in-crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios. Sin duda, el seno de la familia constituye un excelente ámbito para hacerlo una realidad.” Al tiempo, pidió a las familias de Puerto Tejada participar activamente de los llamados de las distintas parroquias a vivir con intensidad el Año de la fe.
“Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras parroquias y comunidades; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre” manifestó el pastor oriundo de esta población y quien viene impulsando en su misión pastoral la reconstrucción del Templo Parroquial así como la remodelación del cementerio central.
Los organizadores de esta marcha religiosa en Puerto Tejada indicaron además, que hay muchas cosas que podrían hacerse durante el Año de la fe para secundar y aplicar las directrices del Papa, tanto en la práctica de la caridad evangélica, como en el conocimiento y profundización de la fe, en la vida de oración.
De acuerdo con las proclamas escuchadas y los lineamientos sugeridos por el propio Santo Padre Benedicto XVI, se tiene en este Año de la fe, la oportunidad para confesar la fe, celebrarla en la liturgia, testimoniar en la vida, redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada en relación con el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios, así como, fijar la mirada en Jesucristo, buscar siempre la fe para que no nos volvamos perezosos en ella y aquilatarla en el sufrimiento y en las penas y alegrías de la vida.
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