Rodrigo Valencia Q – Donaldo Mendoza
Especial para Proclama del Cauca
R: —Mire: este cuadro del pintor simbolista francés Gustave Moreau, Orfeo y Eurídice, es sorprendente, además de hermoso y poético. Luz dorada, con poder más allá de lo sensible. Admiro mucho la belleza de su obra, bastante esotérica y cargada de simbolismos mitológicos.
D: —Me recuerda la cabeza del Bautista en manos de Salomé.
R: —Sí, por supuesto. Me parece que la pintura de Moreau, perfeccionista en sumo grado en un comienzo, se fue "dispersando" en un lenguaje de estilo muy personal, barroco, alambicado, de implicaciones simbólicas y literarias, casi surrealistas.
D: —Sería interesante leer un contraste entre el barroco del siglo XVII y el XX; porque en literatura se habla de barroco para referirse a la obra de Carpentier y Lezama Lima... En pintura sucede otro tanto. Interesante porque el mismo fenómeno se lee distinto según la época.
R: —Claro; uso el término barroco extemporáneamente, aludiendo a la profusión de elementos en los cuadros de Moreau, no a la época. Literariamente, no entiendo precisamente el enfoque; por otro lado, no he leído ni a Carpentier ni a Lezama, de modo que no sé exactamente las significancias.
D: — "La profusión de elementos", en esencia, ese es el barroco. De América se decía que era un continente barroco: por sus selvas, nudos y redes de cordilleras, ríos caudalosos... La vorágine es expresión de ese barroquismo geográfico.
R: —Debo leer algo de Carpentier y Lezama para captar el concepto en los escritos. Aunque sí, leí algunas cosas de ellos en El Magazín de El Espectador hace años. Pero quién se va a acordar de aquellas cosas. Todo pasa presurosamente por la inmemoria, todo se borra como espuma.
D: —El Magazín, el Google de nuestras mocedades. De Lezama —y su obra Paradiso— los críticos dicen que es de esos escritores que ponen en un libro todo eso que el hombre ha llamado pensamiento, conocimiento... Harold Bloom, celebrado crítico literario norteamericano, dice que es el más importante novelista latinoamericano del s. XX; que es de esos escritores que fundan un canon. Lezama vivió en encierro voluntario hasta su muerte; no simpatizaba con el régimen de Castro, pero no era partícipe de escaramuzas políticas; el régimen lo respetó.
R: — ¡Entones, ese sí era un hombre! Admiro esas actitudes. Toda libertad es rebelde; distingue a sus elegidos desde lejos, y el mundo se salva con esos pocos.
D: —De acuerdo. "Mejor habla, señor, quien mejor calla", leí hoy en La vida es sueño. Por eso me ha parecido dudoso el ruido que hace Vargas Llosa por el mundo "en favor" de la libertad, que no ha excluido los golpes y ni el lenguaje ofensivo.
R: — Un artista, intelectual, metido a político... La duda me pica, por ahí patina la rueda. Ganas de hacerse notar... O el prejuicio me bloquea los anteojos.
D: —O es la política la que se mete con el intelectual. Ellos dirán que no es correcta la neutralidad. Se sienten llamados por los pueblos...
R: —Es la duda de la "intelectualidad" ante la no toma de partido; en el fondo, el querer sentirse útiles al mundo real, no al de las especulaciones y el arte, que es pura nada.
D: —Pero resulta peor el remedio que la patología. Cuando el intelectual y el artista se meten de pensadores políticos, confunden en su ideario la realidad.
R: —Totalmente presumible; aunque cuando se cambia de estatus se cambian también las realidades, y el fulano debe ser lo más objetivo e inteligente con su mundo, para no confundir las barajas. Un artista metido a político es un hombre que deja de soñar; se cambia de ropa, entra al escenario público con mejor visa, comienza a sentirse un "elegido" para cambiar el mundo, y al final se verá estrellado contra el hierro de la realidad.
D: —Los artistas son obsesivos; por ejemplo, Plinio Apuleyo caza permanentes peleas defendiendo a ultranza la iniciativa privada; pero resulta que no todas esas iniciativas son buenas; por ejemplo, desde que el Estado le dejó a las empresas privadas el manejo de la salud, ésta se vino al piso y en consecuencia desmejoró la calidad de vida de los usuarios. Creo que la libertad de Llosa sólo existe en su febril imaginación.
R: —"En su febril imaginación". Muy bien dicho; una frase para enmarcar.
D: —La loca de la casa. Máquina de invención.
R: —Más confiable a veces que la razón. La imaginación, como su nombre indica, permite todas las magias posibles del mundo. La "imago", principio de todo ritual mágico; sin imaginación, la fantasía no mostraría toda su espectacular fuerza productiva.
La vida se salva por la fuerza de la imaginación; ella produce todas las cosas, desde una sencilla declaración de amor, hasta toda la conspicua estructura del mundo.
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