Reinel
Gutiérrez
Todas las propuestas hechas para solucionar los problemas, desde
las organizaciones de alternativa, populares, guerrilla y partidos políticos,
no tienen la acogida suficiente entre el pueblo y cabe la pregunta del por qué,
esto ocurre.
Seguramente la gente está acostumbrada a soportar, y más, si ha
nacido en medio de dificultades.
Los pobres ven la luz en una casita con rotos en el techo, piso
destapado, húmedo, paredes de cartón y latas, y creen que su vida es así, por
lo tanto asimila una costumbre que no se la puede quitar del hábito cotidiano.
A esto hay que agregarle, la desnutrición, el consumo de productos
tóxicos y venenosos, el lavado de cerebro con creencias, ideologías,
religiones, aparte de la represión gubernamental establecida en códigos, normas
y constituciones, que limitan el actuar de la gente. Las clases dominantes en
todo el mundo saben que hay que distraer la mente de las grandes masas, para
que vivan adormiladas y nunca puedan pensar en su realidad y miseria. Para ello
están las telenovelas, los dramas, los conflictos a bala, el cine, la música,
el deporte y tantas cosas más. Por este tiempo, la gente sometida a estar
frente a una pantalla casi las veinticuatro horas del día, no tiene atención
para otras cosas. No importa el tamaño de la pantalla, pues puede ser diminuta
como la del celular, hasta gigante como la de los conciertos y partidos de
futbol.
Y a un gobierno establecido para proteger los bienes de los
adinerados, le interesa que buena parte de la población sea adicta a una droga,
porque así desbarata el cerebro, con neuronas, inteligencia, memoria y todo.
En este lamentable marco, es difícil que prospere una idea nueva,
de progreso y cambio, por lo tanto las grandes masas están apaciguadas,
calmadas, y no tienen fuerza alguna para levantarse, protestar, y tomar las
riendas no solo de la sociedad, sino de la persona en particular. Amanecerá y
seguiremos viendo lo mismo.
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