martes, 5 de febrero de 2013



IMÁGENES QUE HACEN HISTORIA

Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Loco-mbiano


Caracol invitaba ayer a recordar las imágenes más impactantes que habían visto en su vida. Los niños azotados por el hambre en Biafra en 1969 por el acoso de Nigeria, el hombre ante los tanques en la Plaza Tiananmen en China, el edificio Avianca en llamas el 23 de julio de 1973, un oso panda en reposo, castillos de nieve en el invierno de Harbin, Rusia, Omaira en Armero el 13 de noviembre de 1985, el tsunami en Japón, el derrumbe de las Torres gemelas.

Razón tuvo aquel creativo que dijo que una imagen vale más que mil palabras. Lo que el ojo ve se mete en el cerebro, hace hervir la sangre, conmueve los hilillos más finos del sentimiento y hasta invita a los lacrimales a que brote el llanto o mueve a risa o penetra como una aguja para sentir el dolor cuando se trata de ignominias e injusticias.

Pinturas y esculturas que nos han dejado artistas nos han dejado mudos por la ternura, la perfección de las líneas o la luz o sombras o las escenas que registran. Asimismo, reporteros gráficos de periódicos han captado con sus cámaras imágenes, como las que vemos arriba, que estremecen la sensibilidad y nos aterran por la crudeza o nos elevan por su belleza.

Sea que reflejen la realidad o que sean producto de la imaginación, que se refieran a seres inanimados o capten un suceso, hay imágenes que tienen una fuerza colosal para atraer nuestra voluntad y subyugarla bajo el poder de lo que muestran. No importa que sean en blanco y negro o que sean de mármol blanco o negro o que las figuras tengan color o solo líneas. No importa que sea de Fidias o Miguel Ángel o Monet, un griego, mexicano o un francés o un reportero ocasional.

La importancia de la imagen depende del impacto que causen, del contenido que exhiban o del interés que despierten. Otras imágenes podrán adornar, distraer, guardar un recuerdo o mostrar la pericia o técnica de quien maneja la paleta y el pincel o la cámara. Hay imágenes que trascienden el momento y las circunstancias y se vuelven inmortales. Fueron hechas o tomadas merced a un ingrediente que no poseen las demás. Llevan dentro una inspiración superior o la oportunidad de un hecho con características terribles o maravillosas que sobrepasan las condiciones ordinarias de la naturaleza.

La imagen, pues, superará el tiempo, los idiomas y las culturas que le sucedan. Pese a que alguien no sea creyente o no sepa la teoría de las técnicas empleadas o el lugar y hora en que sucedieron los hechos, la imagen hablará por sí sola. Mostrará en todo su furor un desastre o el esplendor de una figura o la rareza de un rostro o una técnica.

Ni el lienzo, el bronce, el mármol o el ojo de la cámara se enterarán jamás que fueron apenas los soportes de una pintura o de una escultura pero las piedras cantarán el arte de quien hizo el museo o la catedral y los siglos guardarán el nombre de quien tomó la foto y de quien con un pincel nos mostró a la Maja.

01-02-13                                          4:54 p.m.

No hay comentarios:

Publicar un comentario