Por Jeison Stiven Molina
La selección Colombia ha ganado un juego amistoso más. Podría enunciar muchos calificativos positivos en torno al juego desarrollado por la selección nacional, pero más que eso, lo que se debe resaltar es la pobreza de los rivales contra los cuales nos estamos midiendo.
Antes fue Guyana, en un juego a puerta cerrada y ahora Guatemala, no es serio que un seleccionado ubicado hoy en la quinta posición de la clasificación general de FIFA rivalice con un equipo que está eliminado del todo de Copa de Oro y mundial, un equipo superado por la selección de Belice y con un técnico interino.
No se trata de que nos agrandemos por ser quintos a nivel mundial, pero sí, de que aprovechemos esa dignísima ubicación para valorar ante rivales de mayor valía las condiciones reales de lo que nos pueden dar nuestros jugadores y la efectividad de los mismos en uno u otro sistema táctico.
Que me excusen los guatemaltecos, y lo refiero con todo el respeto que me merecen, futbolísticamente son un rival de papel que desconocen los conceptos tácticos, técnicamente son muy limitados y no logran diferenciar entre agruparse y amontonarse que son cosas muy diferentes.
El 4-1 es una anécdota. En lo personal, no me trago el cuento de que necesitábamos un rival liviano que le planteara condiciones de juego similares a las que puede plantear Bolivia en la próxima salida que tendremos por eliminatorias.
Como siempre bien por Jackson, Cuadrado y Valencia; por demás, a los malos hay que ganarles y golearlos; Colombia lo hizo, pero, pocas cosas podríamos indicar como resultado de este juego más allá de que fue algo que montaron los empresarios para ganarse un dinero.
Macnelly, Cuadrado y Armero felicitan a Jackson Martínez que anoto dos goles frente a Guatemala
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