Por: Luís Barrera
Los cafeteros caucanos se suman a la creciente preocupación que ha generado las dificultades del gremio y que está a punto de una “crisis de nervios” porque hoy los precios internos del café no compensan ni siquiera los costos de producción.
El café sigue siendo de una importancia capital en la vida del Cauca y el país. En la base de la crisis están los malos precios. Se juntan café escaso con precios bajos, pobreza vieja y revaluación. Una drástica caída de la producción que desesperadamente miles de caficultores reclaman cambios y soluciones efectivas en la política cafetera.
La gran movilización que vienen convocando los cafeteros en todo el país es prueba lamentable que la situación del café es mala y la responsabilidad obviamente recae en el binomio Federación de Cafeteros-gobiernos, por las soluciones que puedan ofrecer.
El presidente de la Federación de Cafeteros de Colombia es el payanés Genaro Muñoz y quizá el mandatario de las últimas décadas que más conoce sobre el tema es sin lugar a dudas el presidente Juan Manuel Santos Calderón, sin embargo, los llamados gurús de la política económica han asumido un discurso sistemático de menospreciar al café: ya no vale la pena, parecen decir, es más importante el petróleo y la minería, la caficultura es algo como caduco, del pasado y representa en el Producto Interno Bruto un porcentaje muy pequeño, entonces, si se acaba, no importa.
Es uno de los peores errores que se puedan cometer en Colombia, porque es verdad que el café ya no pesa lo que pesaba antes, pero estamos hablando de 590 mil familias propietarias de predios cafeteros, estamos haciendo referencia de un sector vital en la economía de 600 municipios y estamos señalando de que ese sector es el primer empleador del campo colombiano. El café emplea casi cuatro veces lo que emplean los sectores de flores, banano, palma y azúcar sumados, o sea, es de una importancia capital en la vida del país, en lo económico y en lo político.
Las nuevas cifras del Cauca son contundentes, 94.993 familias cafeteras, 81.170 hectáreas, el promedio por familia 85,04% menos de una hectárea, 51 mil son caturra y típica o arábigo, ambas variedades son atacadas por la roya, al 2011 había un ataque del 50% y libres de roya apenas hay 17 mil hectáreas Colombia y Castillo el resto está en levante. La Federación Nacional se ha comprometido en aumentar en los próximos tres años a 126 mil las familias cafeteras.
Aunque desde hace algún tiempo se viene anunciando con bombos y platillos que el Cauca sería el nuevo eje cafetero con Huila, Nariño y Tolima, la noticia no logra arrancar el entusiasmo que las autoridades le quieren imprimir como idos de la realidad, un contexto que dista mucho de las comodidades que brinda el suntuoso y tibio edificio del café en Bogotá. Y es verdad, por primera vez en la historia, el Huila alcanzó el primer lugar en producción cafetera, desplazando a Antioquia y al antiguo eje cafetero. Cauca ocupa el sexto lugar y Tolima el tercero. Porque aquí hay un problema estructural.
Los cafeteros del Cauca y Colombia no están contentos. Los caficultores están empobreciéndose tanto que ya no parecen campesinos sino más bien jornaleros, obreros agrícolas. Sus fincas se han reducido tanto que muchos ya no alcanzan a vivir de ellas y tienen que tienen que aplicarse como jornaleros una parte del año.
El drama de los cafeteros caucanos es tan patético supimos, que muchos tuvieron que irse una parte del año a Popayán y Cali, a trabajar en sectores como la construcción, porque de la sola parcela cafetera no pueden subsistir. Lo que les hace pensar que no es cierto que el Gobierno nacional y la Federación estén haciendo todo lo que esté a su alcance.
Una de las locomotoras que está jalonando el bajo crecimiento económico es la minería que es por definición un tipo de actividad económica que no es sostenible con el paso del tiempo. Aquí nos hacen los huecos, contaminan los ríos, generan violencia, se llevan la riqueza nacional y ¿después qué va a pasar? Y un país como el nuestro sin industria y sin agro no tiene futuro. Es ahí donde le cabe una responsabilidad inmensa al presidente de la República y a todos sus ministros, que son los que han estado sosteniendo está política, urgente de atender.
Estamos en crisis cafetera desde el 90, con altibajos. Hay cafeteros que se han quebrado una, dos y tres veces, que tuvieron que vender un pedazo de su finca, sacar a sus hijos de los colegios y universidades y hoy están en una situación especialmente complicada, como lo vienen esbozando los cafeteros caucanos.
Actualmente el negocio vale 70 mil millones de dólares y a los cafeteros del mundo les tocan 5 mil. Lo que ha habido es un aumento de la exacción de las trasnacionales sobre el negocio cafetero y unos pocos están reventando a la caficultura del mundo y particularmente a la nuestra. Hoy los precios internos del café no compensan siquiera los costos de producción, los cafeteros están pese a los precisos de sustentación y subsidios del gobierno, perdiendo ingresos. Hay un número inmenso de productores produciendo a pérdida. Cuanto más café producen, más plata pierden.
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