Reinel Gutiérrez
Los seres humanos gracias a su
inteligencia, habilidad, y permanente observación, logran sacar lecciones de la
vida, en el envolvente acontecer de las contradicciones manifestadas en lo
bueno, lo malo, lo bonito y lo feo.
En muchos acontecimientos pueden
lograr máximas, refranes, anécdotas, o normas, unas de profundo contenido, y
otras de doble sentido, con gracia, humor e ironía, pero de todas maneras a la
existencia hay que “sacarle jugo”.
Al poner en funcionamiento
nuestro sentido del oído, hemos escuchado frases, expresiones o exclamaciones
como éstas: “No hay nada más peligroso que un médico con funeraria propia”. “No
es lo mismo el sida tiene cura, que el cura tiene sida”. “A este pueblo le dan
por allí, y le queda gustando”. “La gallina, el pescado y el marrano, con la
mano”. “Los matrimonios de hoy en día, duran lo que dura una flor”. “No se eche
la soga al cuello”. “Tengo problemas de azúcar, pero también de arroz, aceite,
carne, etc., es decir, se me acabó el mercado”. “Más vale decir aquí corrió que
aquí cayó”. “Indio que huye, sirve para otra guerra”. “El que no tiene
enemigos, es porque no ha dicho la verdad”. “El que anda armado, está a un paso
de la desgracia”. “No apague su radio, porque el próximo mensaje puede ser para
usted”. “En política, se ve la obra de teatro, pero no los ensayos”. “Familia
que no pelea, no es familia”. “Que gobiernen las prostitutas, porque sus hijos no
pudieron”. “Si un hombre no tiene buen humor, está perdido”. “Las rellenas son
negras y deliciosas, pero es mejor no ver cuando las hacen”. “Detrás del
enfermo, come el alenta'o”. “El noviazgo es ciego y el matrimonio hace abrir
los ojos”. “Una vez al año no hace daño... Una vez al mes que rico es... una
vez al día que alegría”. “De vez en cuando, hazte extrañar”. “En una mujer de
letras, hay un hombre fracasado”. “Si lo oigo, lo olvido... si lo veo lo
recuerdo... si lo hago, lo sé”. “Si tú me dejas me mato... me mato un marrano y
me hago una fiesta”. “Mi abuelo no tiene una sola cana... es calvo”. “En la
cadena del conocimiento, siempre habrá alguien que sepa más que usted”. “La
democracia empieza a la hora de votar, y termina a la hora de contar”. “Si
camina, corre o vuela, termina en la cazuela”. “Que Dios lo guarde, y no lo
deje salir más”. “Si viene la Policía, le dicen que fueron ustedes, yo me voy”.
“Primero se acaba la aguamasa que los marranos”. “Déjelo llegar que de lo que
traiga, le damos”. “Se aprende comprendiendo, o se aprende sufriendo”. “Más
vale mujer fea, que pájaro en mano”. “Está de moda ser ignorante”. “Algún
marrano tiene que caer”. “Antes sí había ley”. “Si hay 20 ricos hay 100 pobres”.
“El sexo es lo más caro que hay que pagar”. “El que compra lo que no necesita,
termina vendiendo lo que le hace falta”. “Los que me acusan de malo, no son tan
buenos”.
El afán de amar no tiene tiempo
ni espacio, por lo tanto arremete en cualquier parte. Puede ser al pié de un árbol,
detrás de un matorral, a la orilla del río, contra una pilastra del templo,
enseguida de la estatua del Libertador, en un poste de la energía, debajo de un
puente, o en un parque, a las 4, 5 o 6 de la mañana, una de la tarde, 7 o 10 de
la noche, provocando entre quienes miran, una exclamación, un reclamo, una crítica,
un regaño, una burla, o un sano consejo con estas palabras: “¡pagále pieza...!”
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