LA LECCIÓN DE LOS EMBUCHADOS DEL CONGRESO
Por Leopoldo
de Quevedo y Monroy
Locombiano
No todo lo
que ocurrió con el fallido proyecto de enmienda constitucional que hablaba de
una renovada Justicia quedó en el basurero. Algunas cosas quedan ahora más
claras para el ciudadano raso.
1.- Que el
ciudadano tiene derecho a saber por anticipado lo que los señores parla-mientarios
piensan en voz baja y confabulan en sus curules conseguidas por nuestro voto. Y
en esa labor la radio, los noticieros de TV, la Revista Semana tienen mucho que
hacer. Tenemos que reconocer que gracias a estos medios pudimos darnos cuenta a
tiempo de lo que se estaba tramando. Esa es la cuota de “responsabilidad
social” que le corresponde al buen periodismo. Gracias a Julián Assange hoy
sabemos que la ley se promulga primero en Wikileaks y los Mass media.
2.- Nos ha
quedado muy claro que la democracia, el
gobierno del pueblo para el pueblo, no está en manos del Congreso. Allá se
legista en contra de los intereses del pueblo y en favor de la gente que Azuela
llamó “de arriba”. Habrá que recordarlo siempre cuando se vaya a depositar un
voto el día de las elecciones. Ya sabemos lo que hacen nuestros “legisladores”:
no leen ni entienden lo que aprueban y después se lavan las manos.
3.- Nos ha
llegado a la mano el listado de los señores que sin rubor dieron su voto a la
llamada “reforma” que los libraba de penas, podían desaforarse faciendo entuertos y desfaciendo delitos
y nadie los podía acusar. ¿Hasta cuándo y hasta dónde podrán siguiendo ganando
una fortuna por legislar como lo han venido haciendo con parágrafos imposibles
de entender y aplicar?
4.- En el
Valle del Cauca el domingo pasado se hizo palpable que el pueblo comienza a
pensar en serio. De tres millones de inscritos en la Registraduría solo votó el
18%. Y el gobernador elegido ganó con un escaso 10% del total de inscritos: 260
mil papeletas. Los incautos cada vez son menos porque a los gamonales no se les
recibirá en adelante un tamal ni 20 mil pesitos o cien mil a cambio del voto.
Es mejor una curul que un cargamento de droga, dijo alguno.
5.- Ya
comenzamos a darnos cuenta cómo se ganaban antes las elecciones: con un centro
alterno de registraduría oculto que daba datos inflados a favor del que ganaba*.
La gente ya aprendió que la cámara del celular toma foto y video y que muy
pronto aparecerá el registro en Caracol, El Espectador, El Tiempo, Semana o
Noticias Uno o, por lo menos, en Facebook.
Pero todavía
falta hacer conciencia de muchas cosas que la práctica de la política tiene por
dentro. ¿De los 44 millones de colombianos cuántos gozan de empleo digno,
cuántos está exentos de impuestos, quiénes pueden entrar de inmediato a una
clínica cuando están enfermos, cuántos gozan de una beca para posgrado, cuántos
pueden entrar a una universidad, cuántos en este país tienen “palanca” y se
deja por fuera el mérito? ¿Será cierta tanta belleza de que el TLC es una
“bendición” para los pobres?
En buena
hora el Gobierno, el Congreso y las Cortes han quedado al descubierto ante el
pueblo con lo ocurrido en esta nefasta “reforma” que solo daba prebendas a unos
pocos avivatos colombianos. Querían poner en práctica las recetas macabras de
la telenovela de ahora: “este mundo es para los vivos” y “nacimos para hacer plata”.
¡Ah!, y no
vamos a seguir celebrando estos errores garrafales que se intentaban colar en
nuestra Constitución diciendo que son “micos”.
Porque realmente son una afrenta para cada uno de los colombianos. Nuevamente
preguntamos: ¿En dónde está el Procurador?
*
04-07-12 -
10:41 a.m.
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